El sabor villaclareño del «Eduardo Saborit »

El tonadista Antonio Lavilla y la cantante Lisy Marí­a Villavicencio obtuvieron tres de los premios en el Concurso de Música Campesina Eduardo Saborit.

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Ganadores de Villa Clara del concurso Eduardo Saborit
Antonio Lavilla y Lisy María Villavicencio, ganadores del Concurso de Música Campesina «Eduardo Saborit». (Fotos: Francisnet Díaz Rondón)
Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
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08 Febrero 2018

La emoción y la alegrí­a aún se aprecian en el rostro de los jóvenes artistas villaclareños Antonio Lavilla Garcí­a y Lisy Marí­a Villavicencio, quienes representaron a la provincia en el Concurso de Música Campesina «Eduardo Saborit », organizado por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).

Lavilla se alzó con el Gran Premio del certamen y también obtuvo el galardón como el mejor tonadista, mientras Lisy Marí­a no dejó dudas al jurado para escogerla como la intérprete más sobresaliente. Gracias a ello Villa Clara fue la única provincia en obtener tres premios.

Ambos ganadores dieron a Vanguardia sus impresiones sobre el concurso y sus perspectivas como defensores de la música campesina.

Con el corazón en Jiquí­

Desde niño Antonio Lavilla se introdujo en el mundo del canto y las décimas en su terruño de Jiquí­, en el municipio Santo Domingo. La improvisación le entró por las venas imbuido por su familia, que siempre ha estado muy arraigada a la tradición. Recuerda como su tí­a Sonia Rodrí­guez Garcí­a, la bodeguera de la comunidad, lo poní­a a decirles décimas a los camioneros que llevaban las mercancí­as. Al principio era una diversión, pero con el tiempo lo fue tomando en serio.

«Escribo décimas y también improviso, y poco a poco he ido incursionando en la tonada que tiene otra vertiente. También, he cantado mucho, soy solista vocal ».

«Varias personas se me acercaron y me dijeron que mi voz era apropiada y afinada para las tonadas. La que más me gusta es la matancera que, por cierto, tuve la suerte que en los dos sorteos que hicieron me salió. La prefiero por su estribillo pegajoso y a la gente le gusta mucho, se identifican de inmediato con ella », explica.

Según Lavilla, sus referentes en el mundo del repentismo han sido Justo Vega y Adolfo Alfonso, y también admira a Omar Mirabal, por «su grandeza como poeta, repentista y gran persona ».

Y sobre el Gran Premio obtenido, comenta:

«Para mí­ tiene un gran significado. Primeramente, hace poco se declaró el punto guajiro como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, lo cual contribuyó a realzar más el concurso; en segundo lugar, tuve la oportunidad de darme a conocer en tres programas Palmas y Cañas como intérprete, tonadista y repentista. También me dejó una agradable experiencia al presentarme en el teatro Mella con un público muy bueno, que al acabar la competición me trató con mucho cariño

«Tuve la suerte de competir al lado de muchachos con una gran calidad. Quiero reconocer la labor de la espirituana Arletys Medina una gran tonadista. Conchita Torres y El Jilguerito (Tony Iznaga) me dijeron que le prestara más atención a la tonada y siguiera ese giro. Este es el momento para introducirme en este mundo de la música campesina como profesional, y seguir defendiéndola hasta el final ».

Una santaclareña con alma guajira

Cuando mencionaron su nombre, la primera persona que vino a la mente de la santaclareña Lisy Marí­a Villavicencio fue su hija Maily Cecilia. El premio a la mejor intérprete de música campesina le supo a gloria, luego de llevar años de concursos, festivales, o cantando como suplente de cantantes profesionales. Ahora su nombre lo conoce toda Cuba, solo esperaba su momento, que al fin llegó con el «Eduardo Saborit ».

«Vi la convocatoria del concurso por la televisión y me presenté en la primera audición que se hizo en la casa de cultura Juan Marinello, de Santa Clara, y luego se escogieron algunos para el corte final. En esta última me encontraba con la voz afectada, y la metodóloga nacional me permitió presentarme en las audiciones de Ciego de ívila, pero representando a Villa Clara. Allí­ me seleccionaron y tuve mi primera presentación en “Palmas y Cañas”, el 12 de noviembre del pasado año.

«Siempre me gustó la música campesina desde niña. Participé en concursos, festivales de casas de cultura, eventos de tradiciones campesinas, entre otros, e interpretaba canciones de la autorí­a de mi tutora Laura Valdés Santana. La primera vez que competí­ fue con uno de sus temas. Para mi audición en Ciego de ívila ella me hizo una canción, Guajira a la guajira », cuenta.

Según Lisy Marí­a, en su familia también hay cultivadores de la música como su mamá, su abuela materna Aleida Agí¼ero, quien fuera cantante profesional del Coro Provincial, y otros que son treseros, laudistas, y cantantes de música campesina.

«Mi í­dolo mayor es Celina González. También siento mucho respeto por Marí­a del Carmen Prieto, Marí­a Victoria Rodrí­guez, y por supuesto, por esa grande que es Ernestina Trimiño », dice.

Lisy Marí­a y Ernestina Trimiño
Lisy Marí­a junto a la reconocida cantante de música campesina Ernestina Trimiño. (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

A Lisy Marí­a le han interesado otros géneros, pero confiesa que no se siente tan a gusto como con el que representa a los campos cubanos.

«No me siento igual como con la música campesina. Me gusta la tonada Carvajal, aunque me desenvuelvo mejor con las guajiras, criollas, sobre todo las vueltabajeras, sones, son montuno, guajira son, guajiras de salón, en eso sí­ me defiendo bastante bien », manifiesta.

Lisy recuerda su emoción cuando le dieron el premio, pues representó una sorpresa inmensa que marcó su vida para siempre.

«Cuando me dieron el premio en quien primero pensé fue en mi hija, comencé a llorar. Fui a recogerlo con la cabecita baja, y cuando me entregaron el cuadro no sabí­a que decir. El teatro estaba lleno, con mi familia allí­, mi madre, mi tí­a, mi padrastro… Fue un momento muy lindo, he tenido vivencias hermosas en la vida, pero como ese ninguno ».

La joven cantante aún no se ha profesionalizado, y espera que a partir del concurso la avalen. Lo único que desea es seguir cantando y defendiendo el género que siempre amó.

«A partir de ahora me propongo defender a capa y espada la música campesina, y deseo que los jóvenes la cultiven. Quiero complacer a mi público, a los que siguen mi carrera, y quedar bien con mis raí­ces y la música campesina ».

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