Llevar la risa a la mente

El joven caricaturista Yoemnis Batista del Toro es uno de los más destacados de su generación.

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Caricatura de Del Toro
(Caricatura: Cortesía del autor)
Lisbeth Moya González (estudiante de Periodismo)
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01 Marzo 2018

Yoemnis Batista Del Toro o El Yoe, como lo conocemos sus amigos, tiene unos dreadlocks largos que parecen una prolongación orgullosa de su negritud. Es un gigante de maneras adolescentes, con una ingenuidad que se le sale por la boca, porque hay que ver su sonrisa para entender que con él vas a terminar riendo.

No podrí­a comenzar esta entrevista de otra manera que describiendo los rasgos más notables El Yoe, quien parece una de sus caricaturas caminando por la calle. Una caricatura que suma a su mundo de lí­neas, a cuanta persona conoce.

Caricatura de Del Toro
(Caricatura: Cortesí­a del autor)

Del Toro, como firma sus obras, es un joven humorista gráfico habanero, que recientemente integró el colectivo de la publicación humorí­stica Pa ´lante. Con solo 27 años es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y ha sido merecedor de más de 40 premios nacionales y foráneos, otorgados por paí­ses como China, Croacia, Eslovaquia, Serbia, entre otros, por la calidad de sus obras de corte polí­tico.

En la anterior edición del Festival Internacional de Humor Gráfico Santa Clara 2017, Del Toro fue premiado con una exposición que actualmente se encuentra en el Centro Cultural El Mejunje. Galardón que obtuvo en 2016 y con el que confiesa haber cumplido un antiguo sueño.

«Fue muy grato recibir el premio del Melaí­to porque ese es para mí­ el evento de humor gráfico más respetable y de calidad del paí­s. Es doblemente satisfactorio que el premio fuese exponer en un lugar como El Mejunje, un espacio sagrado de creación y libertad. Me preparé mucho para ese festival porque desde niño me gustaba el trabajo de ese colectivo villaclareño, y es un honor que tengan en cuenta mi trabajo ».

«El dibujo estaba en mí­ »

«Yo siempre dibujé. Cuando niño lo hací­a por imitar a mi hermano mayor, pero él dejó de hacerlo y a mí­ se me quedó porque me di cuenta que el dibujo estaba en mí­ y no he parado de hacerlo desde entonces. Empecé como todo aficionado en la Casa de la Cultura de mi municipio.

«Luego estudié en la Escuela de Instructores de Arte 13 de Marzo, en San Antonio de los Baños, y me gradué en el 2009. Desde mi etapa de estudiante hací­a caricaturas de mis amigos a modo de broma, pero realmente comencé haciendo dibujo clásico.

«La formación académica que recibí­ fue fundamental porque para hacer caricaturas hay que descomponer la figura y saber cómo se compone. Desdibujar es muy difí­cil porque la caricatura humorí­stica tiene un trasfondo artí­stico e inteligente que solo se logra de manera intencional.

Caricatura de Del Toro
(Caricatura: Cortesí­a del autor)

«Yo tuve que pintar mucha naturaleza muerta y copiar los rasgos de cuanto amigo y familiar tení­a cerca para lograr después romper lo convencional y buscar los detalles humorí­sticos. Hoy la caricatura me sale de oficio pero tuve que aprender desde cero como los niños aprenden a escribir.

«Antes de llegar al humor gráfico hací­a dibujos hiperrealistas que terminaron aburriéndome. Luego me di cuenta que en los dibujos que hací­a desde niño con mi hermano estaba la raí­z. Siempre copiaba las ilustraciones de Pa ´lante y Dedeté. El humor era lo mí­o ».    

Llevar la risa a la mente

«Cuando hago un dibujo de un tema es como si se abriera una llave de paso y salieran como agua, más ideas de mis manos. Esto me pasa mucho con la sátira polí­tica. Temas como: la guerra, el terrorismo, las migraciones, el medio ambiente y las fronteras, no salen de mi cabeza; porque son personas las que mueren allí­, me duele el género humano.

«Desde mi lí­nea de combate tengo que hacer algo por la gente, tengo que decir la verdad. Más allá de que el dibujo sea satí­rico para llamar la atención, busco que las personas piensen y se identifiquen con esas causas. Lo que hago es llevar la risa a la mente, para hacer a la gente pensar, por eso siempre estoy al tanto de lo último que sucede en la polí­tica internacional.

«Actualmente hay mucha calidad en el humor gráfico hecho por los jóvenes cubanos. Ese humor deberí­a darse a conocer mucho más, porque está empleando nuevas maneras de crear y está siguiendo los pasos del buen humor que se hace en todo el mundo.

Caricatura de Del Toro
(Caricatura: Cortesí­a del autor)

«Estoy integrado a un grupo de jóvenes humoristas gráficos que expone, de modo autogestionado, en la galerí­a La Ubre, creada por nosotros. Esta se encuentra en La Habana, en la calle Lí­nea entre 6 y 8. Allí­ se exponen obras de artistas como Zardoyas, Brady, Moro, Monte y demás.

«Todos poseen una propuesta de mucha calidad y variedad. Vale la pena entrar a La Ubre para alegrarse el dí­a, conmoverse y pensar. Es un proyecto muy joven que busca promover la obra de todos nosotros y que nos permite crecer con las experiencias del otro.

«Como yo lo veo »

«Actualmente trabajo en Expocuba los sábados y domingos, y en el resto de las ferias que se hacen en La Habana como Arte para mamá y Arte en la Rampa. Allí­ me pueden encontrar dibujando a todo el que lo pide. El ejercicio de la caricatura repentista me ayuda a mejorar mi técnica porque para captar la esencia de inmediato, hay que observar cómo actúan las personas.

«Me fijo siempre en los gestos, en el modo de expresar de la gente, en cómo caminan, las posturas, el carácter e incluso en la mirada. Por lo general no conozco a los que dibujo y la imagen que logro está compuesta por flashazos de la personalidad que logro captar.

«El caricaturista debe tener mucho cuidado para no herir la sensibilidad de la gente, aunque quien pide una caricatura lo hace por decisión propia. La caricatura se presta para exagerar rasgos de forma humorí­stica.

«Trato de sacar los detalles más risibles de las personas y los ubico de modo que se vea a sí­ mismo en la imagen. Siempre hay gente que se queja porque no quieren verse como realmente son. La visión que plasmo como artista, puede que no coincida con la versión que se hace la persona de sí­ misma, pero repito: el que pide una caricatura, se atiene a verse como yo lo veo ».

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