Si a Quemado de Gí¼ines lo conocen y mencionan en Cuba, me atrevo a decir que mucho se debe a Enrique Núñez Rodríguez. El recordado escritor y guionista, quien mañana domingo 13 de mayo cumpliría 95 años, jamás renegó de su querido terruño, al cual invocaba en sus textos con profunda nostalgia y cariño.
Para él, el pueblo constituía algo así como un sello de identidad. La mayoría de sus crónicas contienen el espíritu quemadense. Ejemplos elocuentes de ello son las recopiladas en Yo vendí mi bicicleta, Mi vida al desnudo y A Guasa a garsín, por solo citar tres títulos de su solicitada bibliografía, en los cuales evoca con asiduidad personajes y vivencias de su tierra.
En Mi vida al desnudo se refiere al pueblo como «Quemado querido », y le agradece, junto con las personas sencillas que lo habitan, el ser motivo de su inspiración.
Presentado en muchas ocasiones como «[…] escritor, periodista y humorista, natural de Quemado de Gí¼ines », Núñez Rodríguez bebió desde pequeño de las costumbres, tradiciones y ambiente pueblerino.
En su casa de la calle Martí o Avenida Central, vivió la etapa escolar, compartió con maestros, amigos, condiscípulos, con la primera novia, con vecinos y gente humilde que conquistaron su corazón y quedaron plasmados para la eternidad gracias a su pluma.
Egresado del antiguo colegio Padre Varela, llevó siempre consigo las enseñanzas de su maestro Herminio Santana, de quien dijo en Sube, Felipe, sube: «tenía ideas que se corresponden totalmente con la visión que tiene en la actualidad, y estamos hablando de 60 años atrás, la Revolución ».
Aunque vendió la bicicleta para convertir en realidad su sueño de ser escritor en la capital del país y ensanchar su vida profesional, el guajirito Enrique mantuvo siempre su corazón en un punto al norte de la entonces provincia de Las Villas.
Contó el maestro humorista y actor Carlos Ruiz de la Tejera, que el poeta Nicolás Guillén decía: «Mientras más nacional seas, más internacional serás », lo cual, aplicado a la obra de Enrique Núñez Rodríguez, pudiera parafrasearse: «Mientras más pueblerino seas, más auténtico y nacional serás ». Él lo demostró con creces.
En el sitio donde se erige el busto, obra de su amigo y escultor José Delarra, el insigne cronista se mantiene presente allí, en el parquecito donde paseaba con la novia y de niño cruzó puños con otros muchachos majaderos.
Los lugareños nunca dejan pasar la fecha para recordar a este Hijo Ilustre de Quemado de Gí¼ines. Amigos, familiares y pueblo en general lo mantienen vivo en la lectura de sus textos, en los chistes y anécdotas que nos legó, y en la imborrable huella de su vida y obra. Este 13 de mayo no será la excepción.