Por estos días un ajetreo inusual de pintores, en los exteriores del teatro La Caridad, revelan la cercanía del aniversario 133 del principal coliseo citadino el próximo ocho de septiembre, uno de los principales tesoros arquitectónicos y patrimoniales de la urbe.
La edificación quedó construida gracias a una donación de doña Marta Abreu de Estévez, patriota y benefactora de la localidad, con el objetivo de auxiliar al ayuntamiento en los gastos de beneficencia e instrucción pública, además de distribuir dádivas entre los pobres.
El añejo teatro, Monumento Nacional desde 1982, resiste con dignidad el embate del tiempo y continúa en la preferencia del público por su bella arquitectura, memorias y ubicación privilegiada en una de las esquinas más concurridas de la localidad, frente al parque Leoncio Vidal.
La hermosa edificación transitó por períodos de mayor o menor gloria en los cuales se le realizaron transformaciones poco venturosas hasta que desde hace algunas décadas fue valorada en su justo mérito y restauraciones de rigor le devolvieron la imagen original.
Este resulta uno de los pocos teatros de estilo colonial de Cuba, caracterizado por el neoclasicismo de su arquitectura, con un local que abarca alrededor de mil 900 metros cuadrados y palcos laterales al borde del proscenio, 244 lunetas y 76 butacas además de las situadas en tertulia y gradería.
Impresiona su pórtico de tres arcadas y dos pisos mientras el interior, concebido en forma de clásica herradura del siglo XVIII, destaca el cielo raso donde se observa una alegoría de la aurora y tres mujeres, símbolos del genio, la fama y la historia, de la firma del pintor filipino Camilo Selaya.
Vitrales, característicos de las construcciones cubana decimonónicas, filtran los rayos solares en una sala de conciertos habilitada en los altos del inmueble.
Hasta el coliseo la Caridad llegaron valiosos representantes de las más variadas manifestaciones artísticas de la escena, entre ellos el tenor italiano Enrico Caruso, la argentina Libertad Lamarque, el mexicano Jorge Negrete y los cubanos Rosita Fornés, Chucho Valdés y la prima ballerina Alicia Alonso.
Una programación variada y de calidad, digna de La Caridad, mantienen la vitalidad de la longeva instalación cultural.