Existen muchas formas de contar la historia de las naciones, el arte resulta uno de los medios más efectivos y perennes de hacerlo. Villa Clara no constituye la excepción en cuanto al legado solidario que caracteriza a Cuba, por ello, encierra momentos que simbolizan un apretón de manos amigas. Un ejemplo fehaciente es el mural La hermandad entre México y Cuba, ubicado en el Instituto Politécnico Industrial (IPI) «General Lázaro Cárdenas », perteneciente a la urbe santaclareña.
La Unesco donó a Cuba dos politécnicos: el Eduardo Herrera, en La Habana, y este centro educacional que en sus inicios impartía las especialidades de mecánica y refrigeración a nivel nacional. Los estudiantes, profesores y visitantes del IPI pueden apreciar una magistral obra realizada por el conocido muralista mexicano Salvador Almaraz López, quien mantuvo estrechos vínculos de amistad con el Comandante en Jefe Fidel Castro.
En fechas anteriores Almaraz había trabajado en la Isla, y en esta ocasión el presidente mexicano, Luis Echeverría, eligió este proyecto entre otros dos presentados por el artista. De todos los trabajos efectuados en Cuba, La hermandad… fue el único que Echeverría no pudo inaugurar, debido a que ya había terminado su período presidencial cuando el artista lo concluyó. El montaje comenzó en 1974 y dos años después ya había culminado.
El artista necesitó una superficie de 26 metros de largo y 16 de ancho para recrear episodios emblemáticos de la historia de ambos países, divididos en cinco grandes secciones. En primer plano, como figuras centrales, aparecen dos manos saludándose vigorosamente, las cuales encarnan las estrechas relaciones bilaterales de las dos naciones, y el sol detrás, como símbolo de las bondades que pueden derivarse de ese hermanamiento. Dos mujeres: una india y otra negra, en segundo plano se miran de frente, insignias de las patrias cubana y mexicana; en el fondo un tercer rostro femenino significa el mestizaje como recuerdo de la historia de América Latina. El continente lo representa con numerosas banderas en el fondo, sobre las que sobresalen los estados en cuestión, con sus escudos nacionales.
En un extremo aparecen los héroes de la nación del creador, y del otro, los de Cuba. Entre los personajes de México están Benito Juárez, como base de la columna de la libertad, Francisco Madero, Venustiano Carranza, Pancho Villa y Emiliano Zapata, próceres de la lucha armada y la transformación del país, mientras que Lázaro Cárdenas alude a la revolución institucionalizada. Del otro lado, José Martí y Camilo Cienfuegos, pareciera que observan atentos el pasado mexicano, ya que están de tres cuartos y no de frente. Luego Julio Antonio Mella, Fidel Castro y Ernesto Che Guevara, atentos a la escena de las bondades que trajo consigo la Revolución Cubana.
«Llevo en la escuela 40 años y todavía no he visto la primera piedra caerse », aseguró Andrés Panaco Soza, profesor de asignaturas económicas en dicha escuela. «Junto a Almaraz colaboraron los alumnos de la primera graduación porque él lo hizo como un rompecabezas en el que unía los cuadritos, numeraba las piedrecitas y los muchachos iban montando los cuadros ».
Todo el mural fue confeccionado con materiales naturales. Algunas de las piedras utilizadas fueron traídas de tierra azteca, por los colores que las caracterizan. Lo único artificial que existe son los azulejos para simbolizar el mar.
«Cuando los estudiantes ingresan en primer año lo primero que hacemos es explicarles la historia del mural », aseguró el profesor. El artista de esta pieza hace dos años visitó la escuela en compañía de sus nietos para mostrarles esta obra que el pueblo de México donó a Cuba.