De Pascuas a San Juan, un acontecimiento cultural en Remedios
Una tertulia espontánea que, previo a la Parranda, gana siempre seguidores durante su celebración en el parque José Martí, el paseo central de Remedios.
El artista, convertido en artífice creador de la tertulia «De Pascuas a San Juan» en labores creativas en el taller hogareño. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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14 Diciembre 2018
14 Diciembre 2018
hace 5 años
De Remedios y sus parrandas viene un recado, como si «De Pascuas a San Juan », se levantara en hecho fresco de congregación de curiosos dispuestos, dos veces al año, a una cita en el parque José Martí, la arteria central de amplios contornos socioculturales en la localidad. Allí se descorre la tela que cubre sobre un caballete el óleo que pintó Hernani Simón Hernández Morales, un artista sui generis que disfruta del gozo de un proyecto que gana seguidores.
Cinco años tiene esa tertulia que, con pueblerinos ausentes o residentes, trae una nueva dimensión al colorido de la fiesta folclórica. Todo ocurre por igual en junio y diciembre, siempre el 24, y el creador tiene confeccionados 14 retratos enmarcados de dimensiones entre 60 por 45 centímetros, que se obsequian a los «elegidos » del acto creativo.
Nada es broma, como intrusa que no respeta, sino acontecimiento campechano de un artista octogenario que toma los pinceles para prolongar la cultura y el rostro de anónimas personas vinculadas, de una manera u otra, con Remedios y la parranda, fiesta popular que establecen sansaríes y carmelitas, procedentes de San Salvador y El Carmen, los barrios en contienda.
Los recursos para la pintura, y hasta los distinguidos del retrato, ¿de dónde salen?, una vez pregunté a Nani, el hacedor. Respondió que los materiales eran autofinanciados y hasta donados por amigos, mientras de la «elección », prefirió mantener el secreto para no escandalizar a los que allí asisten en los horarios de esas mañanas de junio o diciembre, ávidos de contemplar un suceso único y poco usual en otros territorios parranderos de la región central cubana.
Sin embargo, más que pintor que, desde el autodidactismo lleva dentro, Hernani siente predilección por las técnicas del pirograbo y el rostro de los héroes y mártires cubanos, entre los que incluye al Che Guevara en piezas que van desde una santajuana, la diminuta semilla seca, hasta cuadros de amplia factura y riguroso trabajo.
En unas cinco décadas de vida artística, entre las que destaca la labor artesanal, tiene una treintena de exposiciones personales, y en otras ha intervenido como invitado. A muchos creadores de la plástica villareña debe consejos, afirmó. Ahí destaca a Juan O. Torres, y también a Angelito Valdés y su predilección por el color siena, vital después en el conocimiento que ha desbordado para sus confecciones en murales públicos y de establecimientos estatales. Allá en el año 1963 comenzó a recrear, desde una visión personal, a líderes de la Revolución cubana.
No obstante, Hernani carece de gusto por la comercialización de las piezas que confecciona, pero a solicitud del sector de la Cultura, aparecen sus piezas en tiendas especializadas para la venta. En otras ocasiones, como a la escuela primara Frank País, de Remedios, hizo donaciones. Del pirograbado, y de la técnica perfilada, ya tiene una estela de trabajo, y hasta de ocurrencias, como cuando después de una radiografía de tórax, el médico le preguntó: ¿usted fuma? No qué va, respondió, y el especialista dijo ahí están los estragos de su arte ».
Por nada del mundo, dijo Hernani, abandona una gestión artística que da sustento para vivir con dignidad, y también prolongar la historia. Ahí están las colecciones de los rostros del Che guardadas sobre madera, blanca y pulida, sea el cedro o la caña brava sin imperfecciones, en una faena que comienza con la selección de las fotografías y el diseño, y se prolonga en el cuidado de los materiales secos que empleará en la grabación.
Todo, explica, parte de un buen dibujo a lápiz y los efectos que quiera dar a los trazos en profundidad de líneas. De su ingenio brota el arte, y queda la huella en la avidez del público por adquirir un suvenir. Sin embargo, en «De Pascuas a San Juan », más allá del espíritu jocoso del momento, y de la calidad en la factura que se obsequia al «elegido » pueblerino, se retoma la jarana folklórica asociada a hechos, sucesos y personaje de la parranda, Remedios y su historia.