Obra Iceberg, de Leodan García (díptico. Carboncillo/lienzo), que estuvo expuesta en la galería Collage Habana.
Mauricio Núñez Rodríguez
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26 Diciembre 2018
26 Diciembre 2018
hace 5 años
Tierra adentro es la muestra que por varias semanas presentó la galería Collage Habana, del Fondo Cubano de Bienes Culturales en La Habana. Fue la oportunidad de conocer en apretada síntesis cómo marcha la creación en las artes plásticas en Villa Clara, pues aquí se presentaron piezas de ocho artistas de la región central.
Leodán García Pérez es el más joven de los que integraron esta colección. Pinareño de nacimiento, pero santaclareño por adopción, la Academia Profesional de Artes Plásticas Leopoldo Romañach abrigó sus estudios en la especialidad de Pintura, Dibujo y Diseño hasta el año 2011.
Tus obras se articulan a través figuras y volúmenes que habitan en un contexto que pudiera parecer, a simple vista, un paisaje cósmico. Como si tus imágenes fueran tomadas desde una nave espacial, pero que constituyen una profunda reflexión social.
Todo parte de las problemáticas cotidianas, que son las que motivan estas soluciones. A grandes rasgos, parecen paisajes surrealistas o metafísicos, si se quiere, pero que en sí responden a cuestionamientos de la realidad misma y a las problemáticas del ser en contextos sociales.
«En los últimos años he tratado de sintetizar los elementos con la intención de no hacer tan obvio el discurso. Me preocupo más por aprovechar el impacto visual y lo que pueda aportar el dibujo como recurso expresivo principal en función del concepto general de la obra.
«La piedra pasa a hacer protagonista por todo lo que permite formular a partir de su simbología y estética sin tener que utilizar otros elementos tradicionales como la figura humana.
Has estado en numerosas muestras colectivas, y paralelamente, tienes un conjunto de piezas en los últimos tres años con un discurso sólido y coherente que esboza una línea temática bien definida ¿Por qué no has organizado aún una exposición personal que visibilice tu quehacer?
La exposición personal es solo cuestión de tiempo. Creo que no debe demorar más de un año en salir. Siempre este tipo de producción lleva, en pequeña o en gran medida, recursos que demoran en tener disponibles. También, he valorado la idea de no dejar solo la muestra en dibujos en lienzo, pretendo hacer alguna instalación y audiovisual que la complementen. Aunque no descarto la posibilidad de dejarla solo en trabajos bidimensionales.
Eres un creador que se desplaza por diferentes espacios de la isla como si fueran estaciones de un viaje. ¿Estos desplazamientos son fortuitos o responden a una intencionalidad?
Mi principal preocupación siempre ha sido exponer. No importa donde aparezca la oportunidad. El hecho de mantenerme vinculado al proyecto Dentro del Juego desde que lo fundamos ha sumado múltiples oportunidades que, algunas veces las pensamos, mientras que otras llegan de sorpresa, por invitación o por terceras personas.
«Siempre es bueno salir de provincia y dar a conocer el trabajo que se realiza, pero también es igual de importante ver y tener en cuenta qué es lo que hacen los demás artistas de otras regiones, sin obviar La Habana que nos guste o no es la principal fuente de legitimación para los artistas.
Formas parte del proyecto colectivo Dentro del juego, desde su fundación en el año 2015 en Santa Clara y que ha derivado una vía para comunicar las inquietudes creativas de un grupo de jóvenes en diferentes horizontes. ¿Cuánto consideras que este proyecto sea un catalizador?
«Dentro del Juego » nace, precisamente, de esas inquietudes creativas, es decir, de la necesidad de no tener que exponer para una temática o preocupación institucional o a partir de sus reglas y formas de asumir exposiciones. También, de la urgencia de mantener la comunicación sin filtros entre los artistas, críticos e investigadores, y que a partir de ahí salga el modus operandi de las exposiciones.
«Así, los propios artistas se convierten en los coordinadores, productores, curadores y museógrafos de las muestras, sin dejar de lado el apoyo oportuno que podamos recibir de las instituciones. Es que todos compartimos una época y nuestras preocupaciones discursivas no están tan distantes. Eso es lo que nos permite fusionar conocimientos y formas de entender el arte como recurso expresivo de nuestra realidad.