Fragmentos de ciudad en imágenes callejeras

Desde Caibarién la fotografí­a recorre diferentes escenarios cubanos captados por Kenny Ocampo Casares, un artista de la localidad.

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Charles, voceador de periódicos en Santa Clara. (Foto: Kenny Ocampo)
Charles, el voceador de periódicos en Santa Clara, es uno de los rostros que captó Kenny Ocampo.
Luis Machado Ordetx
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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31 Enero 2019

Un redescubrimiento del rostro y la expresión humanos en los espacios urbanos tiende a la emoción descriptiva. La imagen siempre deja una   historia que involucra al espectador. Con ese propósito salió Kenny Ocampo Casares a recorrer escenarios cubanos, para convertir su percepción artí­stica y profesional en depurada sí­ntesis.  

Portada del catálogo de la exposición Callejeras, del fotógrafo Kenny Ocampo.
Portada del catálogo de la exposición Callejeras, del fotógrafo Kenny Ocampo, que se exhibe en la Galerí­a Gelabert, de Caibarién.

La selección que ahora exhibe la Galerí­a Gelabert, de la Uneac en Caibarién, se nombra Callejeras, en ví­nculo con afinidades relacionadas con la documentación social, sin llegar a lo masivo. Es la expresión fotográfica del  comportamiento   del individuo en escenarios  públicos.   De un modo u otro, después de una apretada curadurí­a y montaje,   los protagonistas captados irradian meditación y optimismo. Nadie sabe qué esconde un rostro en primer plano inmerso en el reposo, y tampoco aquella generalidad que se explaya en la acción productiva o cultural.

Es el propósito que durante largo tiempo asume los derroteros de la denominada street photography, o sencillamente fotografí­a de calle, motivo de los desvelos que llevaron a Ocampo Casares a transitar por su terruño de Caibarién, Remedios, Santa Clara, La Habana y Camagí¼ey. Nada de estudio de escenas y protagonistas. Todo «recayó en lo espontáneo sin poses establecidas », afirmó el artista del lente durante un diálogo que sostuve dí­as atrás.

Las imágenes, 19 en total, aparecen en blanco y negro, las menos, y en color, sin manipulaciones tecnológicas. El acierto caracteriza el empeño de un profesional con una década de hacer creativo. Las piezas apresan la sociedad, y también sus costumbres, en superposición de lo callejero y lo documental. Constituye un todo de exploración y búsqueda de lo representativo provisto del contraste de luz y sombra, y de rejuego con el contrapunto.

Las imágenes, en formato de 30 por 45 centí­metros, contienen una minuciosa observación de la realidad. Todo desencadena en relatorí­a objetiva y verosí­mil, un estilo de trabajo que carena en registro lingí¼í­stico y polisémico del discurso.  

Daniel Esmirio, cuidador de perros callejeros.
Daniel Esmirio, cuidador de perros callejeros. (Foto: Kenny Ocampo Casares)

De ahí­ la riqueza de retratos, o street portrait, en primer plano,   elaborados a  Daniel Esmirio, el celoso cuidador de perros callejeros, o el comerciante-vendutero, captados en  Caibarién, y también de Charles, el carismático  voceador de periódicos en Santa Clara. Son rostros en plano próximos  que sujetan historias de extraños o desconocidos personajes empeñados en desandar  por las urbes cubanas. En ninguna de las imágenes asoma la toma posada: de aquí­ un acierto que afirma lo espontáneo que se proyecta a lo perdurable.    

La primera exposición personal de Ocampo Casares, con dimensión única en su terruño, aun cuando está inmersa como Fotografí­a Callejera, tí­tulo último que retoma, apresa otros rasgos diferenciadores a la mirada de profesionales dispuestos a sustentar una historia en papel impreso.    

Un descanso en el camino, foto de Kenny Ocampo Casares.
Un descanso en el camino (Foto: Kenny Ocampo Casares)

Todo está relacionado con los valores documentales en los fragmentos de la ciudad. Las representaciones, incluso aquellas que marcan el rumbo de la velocidad del tiempo a partir del empleo de la bicicleta como medio de transportación, ofrecen actualidad y dimensión informativa y estética, sin que nada se proyecte hacia lo efí­mero. Tampoco falta el carácter objetivo y de manejo de luz y perspectiva para legar carácter periodí­stico al material impreso que, en secuencia, narra una historia: la de nuestros dí­as.

Es una lástima que la Galerí­a Gelabert, en Caibarién, solo disponga de convocatoria de público en perí­odos de inauguración de una exposición. La muestra de Ocampo Casares, exhibida ahora, por las lecturas de los mensajes y la transmisión del discurso, reconoce un acontecimiento poco usual que, con el rumbo de «callejero », se detiene en valí­as integradas a una  mirada urgida de recorrer otros ámbitos.

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