Cuba y Venezuela: Lazos indestructibles de arte y cultura
Ambos pueblos han mantenido la relación a través de los siglos, simbolizada en el amor que José Martí sintió por Venezuela y el Libertador Simón Bolívar.
Muchos cubanos con cierta edad aún recuerdan con nostalgia y admiración el desempeño de la actriz cubana Raquel Revuelta, cuando interpretó el personaje de doña Bárbara en la telenovela emitida en la década de los años 70 por la televisión.
Basada en la obra homónima del autor venezolano Rómulo Gallegos, Revuelta, junto al actor Manolo Gómez (Santos Luzardo) en los papeles protagónicos, dejó una huella en la memoria popular por su magistral rol. Pero, a la vez, la obra televisiva acercó aún más al público cubano a la cultura e idiosincrasia de la hermana nación latinoamericana.
Ambos pueblos han mantenido una relación casi mágica a través de los siglos, simbolizada profundamente en el amor que José Martí sintió por Venezuela y el Libertador Simón Bolívar. Desde entonces, esa relación martiana con la tierra venezolana ha estado presente en la historia y la cultura de los cubanos.
El escritor y musicólogo Alejo Carpentier también sintió un gran afecto por la tierra de Bolívar, donde residió junto a su esposa desde 1945 a 1959. El autor de El reino de este mundo quedó maravillado por la cultura y el arte de aquel país y, sobre todo, por su música.
Carpentier laboró en el periódico El Nacional, al frente de una icónica columna titulada «Letra y solfa », en la cual escribió alrededor de 2000 artículos de enorme valía literaria y cultural. Durante su estancia en Caracas, el escritor cubano se relacionó con destacados intelectuales como Arturo Uslar Pietri y Miguel Otero Silva.
Además de la literatura, quizá sea la música el puente más fuerte a través del cual han estado conectados ambos países.
El trovador Silvio Rodríguez sostuvo una hermosa amistad con el cantautor venezolano Alí Primera, a quien conoció en Berlín en 1972, a raíz del Festival de la Canción Política auspiciado por la Juventud Libre Alemana, en la República Democrática Alemana.
Contó Silvio en una entrevista: «Discutíamos muchísimo, pero nos llevábamos muy bien. Nos queríamos mucho. Nos hicimos amigos a partir de ese momento. Yo no lo conocía. Empecé a escuchar sus canciones allí y ya después me empezaron a llegar por distintas vías, y me di cuenta de que era un cantor importante », manifestó.
La amistad de ambos cantautores, comprometidos con las causas justas de los pueblos, se mantuvo intacta a través del tiempo. Volvieron a encontrarse 11 años después, en el Segundo Festival de la Nueva Canción Latinoamericana, en Nicaragua, en 1983, y más tarde en el Teatro Nacional de Caracas, donde Alí Primera le regaló a Silvio un cuatro, instrumento muy popular en la cultura venezolana.
También, la visita a Cuba del salsero Oscar de León en 1983 marcó un hito en la música popular bailable cubana, sobre todo, por la manera como el venezolano encumbró con su voz la figura de Benny Moré, a quien catalogaba como su ídolo.
Miles de personas disfrutaron en vivo, y millones por la televisión, las actuaciones del León de la Salsa, quien acaparaba la atención en toda Latinoamérica por su exitoso disco con temas cubanos. El artista se presentó en el anfiteatro de Varadero en el marco del Festival realizado ese año en el famoso balneario matancero; también, en la Ciudad Deportiva de La Habana; el estadio Guillermón Moncada, de Santiago de Cuba, e, incluso, en Guantánamo.
En un encuentro que sostuviera con el intérprete cubano Eliades Ochoa el pasado año, De León expresó que su trascendencia en el mundo de la música se la debe a Cuba y a los cubanos.
Con el triunfo de la Revolución Bolivariana, el intercambio cultural entre Cuba y Venezuela se incrementó, con presentaciones de artistas de la isla en tierra venezolana y viceversa. A través del arte y la cultura se han fortalecido los lazos, que son cada vez más profundos e indestructibles.