¿Lengua cubana? ¡Tremendo arroz con mango!

Enhorabuena traemos «Tengo la palabra» a la red de redes, una sección que surgió en Vanguardia para revalorizar la lengua que hablamos todos los cubanos. 

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Yinet Jiménez Hernández
Yinet Jiménez Hernández
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16 Marzo 2019

Cuando Cristóbal Colón, en 1492, zarpó de Puerto de Palos, trajo a América, por errónea matemática e inocente geografí­a, un «bando » de marinos hambrientos, el Evangelio colonizador y la lengua española. Entintados de sangre de pies a cabeza, poco faltó para que los castizos exterminaran por completo la raza e influencia taí­nas.

Ilustración de Martirena
(Ilustración: Martirena)

Mas poco durarí­a la pureza de aquel «paquete » colombino. A paso de conga llegarí­an los negros a esta Cuba, con ífrica sobre los hombros y la ruta del esclavo tatuada con verdugones en la espalda. Tiempo después, el ajiaco nacional comenzó a rebullir como cosa buena. ¡Lo partimos! Gritaron, en pleno fandango, el dí­a que lograron la mezcla perfecta para inventar al criollo.

Por su parte, ni Pepe Antonio ni la férrea lealtad de la Isla a la Corona española pudieron espantar las influencias no hispánicas. Como si no fuera poco, a punto de caramelo se puso el remandingo nacional cuando, en busca del sueño cubano, macheteando cañaverales y salpicando de creole el Oriente, arribaron los hermanos haitianos, que nunca estuvieron tan cerca. Caribeños de las Antillas mayores y menores se sumaron a la fiesta.

Y muchos tuvieron chinos detrás en el tiempo en que llegaron bandadas y oleadas de hijos del gigante asiático. En suma, un fuerte entrometimiento de nuestros más cercanos vecinos norteamericanizaron, por medio siglo, la tierra patria. ¡Éramos pocos y parió Catana!

Pero aquel arroz con mango no es cosa de un pasado ancestral. Una época auténticamente so-viética legó a esta Cuba más que decenas de Sashenkas, Aliuskas y Vladimires. Desde ese entonces, Cuba ha ido por el mundo y a Cuba ha venido el mundo de tal manera que ya de Colón ha quedado poco.

Ni siquiera la lengua se estuvo quietecita por estos siglos, sino que, lentamente, comenzó a fraguarse en el revuelo de la historia nacional. Y en ese proceso, infinito, la variante cubana del español estará cambiando «hasta que se seque el malecón ».

Expresiones populares de gran pegada; malentendidos lingí¼í­sticos, errores hechos regla; palabras robadas, reajustadas o inventadas por el joven cubano; todo ello y mucho más están en el catauro de cubanismos «a pululu ».

En uno de esos dí­as en que la cosa lingí¼í­stica parece calmarse, aparece un Chocolate, salido de la nada, creyendo tener el agua tibia y nos tira una «bajanda ». Para hablar de lengua cubana denme la potestad de decir: «Tengo la palabra ». Así­, una vez al mes escribiré sobre alguna picardí­a o curiosidad de lo que hablamos los cubanos.

Sí­, también tú puedes hacerlo, porque siempre estás «arriba de la bola ». Embúllate y revela alguna historia, plantéanos dudas o sugiérenos temas a través de los comentarios en nuestra página web o del correo electrónico yinet@vanguardia.cu. Con ello exhortamos a cuidar la lengua cubana, que desde la tradición o la inventiva popular, traza el camino de un español cubano, no inferior ni superior, simplemente nuestro. ¡Regresamos pronto! ¡Chao pesca’o!

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