La alegría y sorpresa expresadas por los integrantes del Ballet Nacional de Cuba (BNC) cuando hace pocos días «descubrieron » la valiosa cantera de estudiantes que cursan la especialidad en la Escuela Provincial de Enseñanza Artística de Villa Clara, demostró que la razón siempre triunfa cuando se defiende una idea justa.
La mismísima primera bailarina Viengsay Valdés, subdirectora artística del BNC, no salía de su asombro y entusiasmo al apreciar el fruto del trabajo consagrado de profesores y alumnos, que mucho debieron batallar contra obstáculos y decisiones burocráticas que pusieron en jaque la existencia de la disciplina en el territorio.
Viengsay y sus colegas entre ellos, los coreógrafos Alberto Méndez y Pedro Consuegra elogiaron la labor realizada en la institución docente. Tan emotivo resultó el encuentro, que la prima ballerina calificó de «maravilloso » el intercambio con los futuros bailarines, de los cuales varios pudieran integrar, algún día, las filas del prestigioso BNC.
En ese sentido Méndez, oriundo de Pinar del Río, lamentó que la escuela de ballet de su provincia ya no existiese, y se alegró de que en Villa Clara se cultive la enseñanza de la especialidad con «ese apoyo, entusiasmo y resultados ».
De haber fructificado años atrás la infausta propuesta de eliminar la especialidad, hubiese sido un duro golpe no solo para la enseñanza artística, sino también para la hermosa historia e impronta de la disciplina en esta provincia gracias a la incansable entrega de la profesora Marta Anido Gómez Lubián, fundadora de la primera escuela de ballet en el centro del país.
Para nadie es secreto que la situación económica ha conllevado a reestructurar sectores y organismos en pos de disminuir gastos. Mas, en el caso de la cultura tales cambios no pueden medirse ni calcularse con fríos números, sino con sentido común, inteligencia, y sobre todo, una profunda sensibilidad.
Nada resulta más reconfortante que disfrutar cada año del desempeño de los pequeños bailarines en las actividades organizadas por la escuela de arte, festivales o en el prestigioso evento «Para bailar en casa del trompo ». Inolvidable la puesta en escena de la obra Cascanueses, un sueño hecho realidad contra viento y marea.
Que los villaclareños, la región central de Cuba y la nación se enorgullezca de que exista una especialidad de ballet en Villa Clara se lo debemos a la resistencia, perseverancia y pasión con que profesores y alumnos la defendieron. También, al invaluable apoyo de los padres, horcones fundamentales en la carrera de sus hijos.
Triunfó el ballet y la razón. Arriba el telón y ¡aplaudamos!