15 años Brigada José Martí­. Un sueño en el corazón de muchos

Cuatro protagonistas del gran sueño de Fidel de formar instructores de arte para salvaguardar y esparcir cultura, expresan su sentir a propósito del aniversario 15 de la Brigada José Martí­ (BJM), a celebrarse el este 20 de octubre.

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Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
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20 Octubre 2019

 A la distancia de 15 años aún nos ilumina el sueño de Fidel de crear una legión de instructores de arte con la misión de llevar, transmitir y salvaguardar la cultura en todos los rincones de la isla. Aquel 20 de octubre del año 2004, en la primera graduación efectuada en la plaza Ernesto Che Guevara, de Villa Clara, Cuba mostraba al mundo cuánto se puede hacer por el arte, la identidad de un paí­s y el bienestar espiritual del pueblo.

Más de 3200 jóvenes, que años después se multiplicaron, de las distintas especialidades de Música, Teatro, Artes Plásticas y Danza, salí­an plenos de las aulas para diseminar sus conocimientos por escuelas, casas de cultura, cí­rculos de abuelo y comunidades.

Primera graduación de las escuelas de instructores de arte, presidida por Fidel.
Hace 15 años el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz presidió la primera graduación de las escuelas de instructores de arte, hecho que será evocado este 20 de octubre en el mismo escenario, la Plaza de la Revolución Ernesto Che Guevara, de Santa Clara. (Foto: Tomada de la CMHW)

La Brigada José Martí­, el «ejército de la cultura », como la catalogó el Comandante en Jefe, estaba lista para irradiar luz en la sociedad cubana. Instrumentos musicales, pinceles y colores, vestuarios y tí­teres, bailes y coreografí­as fueron sus principales y únicas armas.

Cuatro testigos y protagonistas del proyecto aún se emocionan y estremecen al recordar los años en que formaron parte de aquel hermoso sueño.

La educadora Anita Poza, hoy miembro de la Dirección Municipal de Educación de Santo Domingo, estuvo durante varios años en la Escuela de Instructores de Arte (EIA) Manuel Ascunce Domenech. Su vivencia en el centro marcó profundamente su vida profesional y personal.

« ¿Qué fue para mí­ estar allí­? Primero, un orgullo, porque después de apreciar el trabajo con los instructores, las cosas bellas que fueron sucediendo, los primeros estudiantes, las exposiciones de los alumnos, entre otras razones, te involucraban de tal manera que te enamorabas de todo eso.

«Los contactos del grupo nacional con Fidel, las constantes visitas de personalidades al centro, el cual se convirtió en referente de las demás escuelas de instructores de arte, nos impactaban. Trabajar con el director Pedro Dí­az fue magní­fico y los muchachos eran muy talentosos. Las primeras graduaciones estuvieron formidables. Llegaban niños sin ninguna preparación, y de buenas a primera, te sorprendí­an con su arte.

«La EIA devino una experiencia tremenda. En el ejercicio de la dirección pude aplicar los conocimientos adquiridos en mis estudios, pues soy especialista en Educación Artí­stica. No obstante haberme retirado de la escuela, me he mantenido vinculada directamente con la BJM, en el trabajo comunitario en Santo Domingo, y he contribuido con los demás metodólogos y con los jóvenes. Y ayudarlos a ellos a hacerse grandes ha sido de verdad maravilloso. Me hizo crecer ».

Antonio de la Villa, cantante e instructor de arte.
Para Antonio La Villa (Jiquí­) haberle cantado a Fidel es solo comparable con el nacimiento de su hijo.  (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

En cada una de sus apariciones en el programa Palmas y Cañas o en la radio, muchos aún ven en Antonio La Villa al simpático niño que le cantó al Comandante en Jefe en la inauguración del centro. Jiquí­, como cariñosamente le llaman los amigos, ha cantado cientos de décimas y tonadas, pero ninguna con la emoción con que lo hizo ante el lí­der de la Revolución:

«Ese momento marcó una pauta en mi persona, desde el punto de vista espiritual y de la creación. Tener a Fidel ese dí­a enfrente siendo yo un niño fue algo impresionante. Cambió mi vida totalmente ante la sociedad, mis compañeros de estudio y luego de trabajo. Tengo ese recuerdo siempre grabado, no se me olvida nunca. Algo muy especial, que solo comparo con el nacimiento de mi hijo.

«A la Escuela de Instructores de Arte le debo todo lo que soy. El perfeccionamiento artí­stico que, modestamente, poseo; la ejecución de la guitarra, el canto, entre otras habilidades, las adquirí­ allí­. Otros estudiantes no aprovecharon esa oportunidad, pero a mí­ la EIA me dio un bagaje creativo que contribuyó a mi desarrollo profesional ».

Zaida de la Cruz Mederos fue la primera subdirectora de la EIA. Con total dedicación y amor contribuyó a encaminar el nuevo centro.

Zaida de la Cruz conversa con Fidel durante su recorrido por la Esccuela de Instructores de Arte de Villa Clara.
Zaida dialoga con Fidel en la Escuela de Instructores de Arte de Villa Clara. (Foto: José Hernández Mesa/Archivo de Vanguardia)
Zaida de la Cruz, exsubdirectora de la Escuela de Instructores de Arte de Villa Clara.
Zaida de la Cruz Mederos, primera subdirectora de la Escuela de Instructores de Arte (EIA) Manuel Ascunse Domenech, de Villa Clara. (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

«Una experiencia inolvidable. Ha sido uno de los proyectos más humanistas que ha tenido la Revolución cubana, con la dirección del compañero Fidel Castro, quien lo soñó y lo llevó a cabo en todo el paí­s para el beneficio de los niños y adolescentes. En su máxima aspiración estaba el hecho de formar ciudadanos cultos, capaces de apreciar las artes y expresarse a través de ellas.

«Recordemos que el proyecto nace, precisamente, a raí­z de la Batalla de Ideas iniciada luego del secuestro del niño Elián González, que marcó una vivencia muy importante para Cuba.

«Como villaclareña constituyó un hecho trascendental. Trabajamos en una de las mejores escuelas, donde materializamos la idea de nuestro Comandante en la provincia. Estas son de las cosas que no debemos dejar de mencionar. Fue un sueño hecho realidad, y me honra haber formado parte de él ».

Igualmente, Leonardo Montiel, quien fuera el alumno más integral de aquella histórica graduación, hoy vuelca su aprendizaje en murales y obras escultóricas. Ser instructor le otorga un sello distintivo: hacer arte con el corazón.

Leonardo Montiel, artista de la plástica en Villa Clara.
«Nosotros vamos a llevar a Fidel siempre en el corazón », expresa Leonardo Montiel, quien fue reconocido por Fidel como el graduado más integral de Villa Clara. (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)
Fidel con Leonardo Montiel, el alumno más integral de la primera graduación de la EIA.
(Foto: Archivo personal del entrevistado)

«Estos dí­as, sobre todo por las redes sociales, muchos instructores conmemoran aquel 20 de octubre. ¿Qué te puedo decir después de quince años? Formar parte de la Brigada y aún ser instructor de arte es un privilegio. Quince años después seguiremos siendo instructores. Para mí­ ha significado un camino de agradecimiento, estudio, sacrificio, esfuerzo, de experiencia tanto pedagógica como profesional.

«Son tiempos de que este mensaje llegue, incluso, a los que fueron en su momento instructores de arte y decidieron escoger otros caminos. Pero, estoy seguro de que en el corazón de muchos ausentes aún sienten esta fecha, porque todos recuerdan la vieja escuela que tantos buenos momentos históricos nos dejó: Fidel en su inauguración, en sus visitas y luego en la graduación el 10 de octubre en la plaza.

«El domingo va a ser un dí­a de mucha significación, sobre todo por el reencuentro. Anécdotas, remembranzas y recuerdos, incluso tristes, por la caí­da accidental del Comandante, que marcó muchí­simo esa graduación. No obstante, recordaremos más su noble gesto de llamarnos desde la ambulancia y pedirnos, con una paternidad inmensa: “No suspendan la actividad por mi culpa”. Nosotros vamos a llevar a Fidel siempre en el corazón ».

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