Equipos vinculados a labores agrícolas de la industria azucarera cubana figuran en la mira de Yosdiel Machado Beltrán, un joven que fabrica juguetes artesanales.
Combinada cañera, de procedencia brasileña, uno de los últimos equipos que terminó Yosdiel. (Foto: Luis Machado Ordetx).
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
2588
09 Febrero 2020
09 Febrero 2020
hace 4 años
Con la magia del fabricante, a pequeña escala, Yosdiel Machado Beltrán recoge pequeñas chapas metálicas, tornillos, cables, y hasta recortes de plástico y madera para emprender otras ingeniosidades. Son materiales que para algunos resultarían inservibles. Sin embargo, cada componente dejará su provecho, como especie de «divertimento » con lo cual creará un equipo mecánico que antes no existía.
Las ideas, convertidas después en «aparatos » conclusivos, parten primero de la observación de equipos empleados en el corte, alza y tiro de la caña. Ve en el taller donde labora su padre cómo desarman los dispositivos mecánicos y también cómo los ensamblan, durante los períodos de reparaciones.
Sabe el muchacho de una «ojeada » el lugar exacto en el cual colocan las piezas, y luego, con la precisión del miniaturista, recompone los proyectos hasta dar término a una inusual «juguetería » que exhibe para satisfacción personal. La inusual artesanía muestra otros regocijos que llevaron al creador a presentarla en círculos de interés y exposiciones estudiantiles.
Los fines de semana, después del estudio, los dedica a lo que algunos llaman pasatiempo de momento. En idénticos menesteres lleva años, como el aprendiz que ajusta «cacharros » especiales que asombran a las personas mayores de la familia y del vecindario.
Allí están desde modelos de combinadas antiguas, hasta las modernas de factura brasileña, y tractores con carretas de doble arrastre, alzadoras, así como motoniveladoras y los buldóceres que «sueña » para el acondicionamiento de caminos cañeros.
Yosdiel cursa ahora el noveno grado en el centro mixto Miguel íngel Pedroso, en las cercanías del ingenio Ifraín Alfonso, en Ranchuelo. Desde los cinco años se afanó en armar juguetes personales y otros de amigos. Los desperfectos por el uso continuado, a veces, no tenían solución. Uno que otro regaño se buscó de los mayores de la casa, y así se formó un tipo de fiesta infantil en la cual también reunían los regalos que en ocasiones hacían los padres.
¿Seguro que por curiosidad rompieron algunos para contemplar los interiores?
El muchacho sonríe, y comenta que los regaños se sucedían, hasta que comenzaron a surgir los originales juguetes vinculados a la familia de equipos existentes en el taller, y aparecieron enseñanzas y la manera más efectiva de conseguir diminutas láminas de zinc, plástico y hasta residuos de pintura de diferentes colores utilizados después en el acabado técnico de módulos empleados en el corte, alza y tiro de caña.
Las novedosas construcciones que concluye el muchacho de 14 años causan asombro, y algunas obtuvieron premios y reconocimientos en certámenes escolares. Nada de inventos tecnológicos y equipos o muñecos robotizados. Los ingenios de Yosdiel, tal como apreciamos hace un tiempo, son juguetes artesanales que, incluso, afianzan una dimensión didáctica y hasta pueden servir para el aprendizaje de los equipos específicos que emplea la agroindustria azucarera en faenas de cosecha.
Uno de los últimos acabados representa una moderna combinada, de tecnología brasileña, con sistemas instalados que, en «seco », demuestra las labores que el equipo ejecuta entre cañaverales. Esa constituye una de las mayores satisfacciones. Con pilas de 1.5 V y pequeños motores eléctricos salen esas jugueterías, convertidas en maravillas del ingenio creativo de un prodigioso adolescente.
En cuanto equipo llegue nuevo al taller de la industria azucarera, allí pondrá los ojos Yosdiel para hacer cálculos y conformar, de acuerdo con los materiales disponibles, otro similar a pequeña escala. Por el momento, el muchacho no deja de estudiar en su centro escolar. Habla con satisfacción de las notas que obtiene en las diferentes asignaturas y de las travesuras que como a todo joven se le presenta en la vida. También comenta de los sueños de convertirse un día en ingeniero mecánico para innovar y mejorar los equipos mecánicos que transitan por los campos cercanos a su comarca.