La Iglesia de Rodrigo. (Foto: Tomada de la página de Facebook Rodrigo Villa Clara)
Francisnet Díaz Rondón
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20 Marzo 2020
20 Marzo 2020
hace 4 años
La comunidad de Rodrigo, del municipio de Santo Domingo, cumplió 150 años este 19 de marzo, y aunque no goce de la atención de los medios de comunicación ni cuente con edificios de 12 plantas, el humilde poblado tiene sus ricas historias y tradiciones, cuyos habitantes salvaguardan celosamente.
El pequeño territorio no salió de la nada. Debe su existencia a un terrateniente llamado Don Quirino Núñez, quien el 12 de mayo de 1870 solicitó al Gobierno de Sagua la Grande deslindar una de las cuatro caballerías de su propiedad en varios solares, con la idea de fundar una localidad.
La profesora e investigadora Bárbara Benítez relata los pormenores del surgimiento de Rodrigo:
«El nuevo pueblo no nació tirado a la suerte. Tuvo el benefi cio del ferrocarril Sagua-Cienfuegos, de la compañía ferrocarrilera Sagua la Grande, el cual contribuyó a la prosperidad del lugar junto a la expansión de la industria azucarera.
«Pero, una de las historias más curiosas se relaciona con el nombre del poblado. Cuentan que el encargado de dirigir la obra del ferrocarril y la confección del plano del pueblo fue el ingeniero Don Rodrigo Bernardo Estrada, quien un día tuvo un accidente allí. Desde entonces, cuando algún visitante indagaba por la nueva localidad, se solía responder: “Es allí, donde Rodrigo tuvo el accidenteâ€. Y de esa manera tan espontánea surgió el nombre por el cual se le conoce hasta los días de hoy », manifestó.
La actividad económica azucarera en la zona, dotada con algunos pequeños ingenios, trajo consigo la mano de obra esclava, hasta la llegada de la Ley Abolicionista. Durante décadas, los descendientes de africanos influenciaron en gran medida en las tradiciones culturales y religiosas.
En la comunidad existieron tres casas templo de las religiones africanas, encabezadas por la familia de Felipe Ribalta, Diego Yera y Alberto La Serie, que también desarrollaban sus fiestas en distintas fechas del año, con la participación de creyentes y no creyentes.
A inicios de la fundación del pueblo se alzó una iglesia de madera, sustituida luego por una de mampostería en la década de 1920, que se deterioró con el paso del tiempo. La actual edificación religiosa se construyó en el mismo sitio, en 1956.
«La iglesia denomina como patrón del pueblo a San José, que por el Santoral católico corresponde al 19 de marzo. Este día se hacía una procesión en épocas de seca se llevaba hasta el río, y devino así en la fecha más importante en la que participaba todo el pueblo », cuenta.
La llegada del nuevo siglo fue testigo del florecimiento con la aparición de comercios, escuelas e instituciones, y en 1920 se fundó la Sociedad Liceo, convertida en la entidad más importante. El inmueble contó con una biblioteca y allí se desarrollaban diversas actividades culturales con la participación de asociados y los niños.
«En esta década se construyó también un cine-teatro nombrado “Estrellaâ€, hecho de madera y decoraciones originales. En ese lugar, además de proyección de películas traídas desde La Habana por ferrocarril, se realizaban presentaciones de artistas locales y de orquestas reconocidas », relata la también directora de la Casa de Cultura de Rodrigo.
En el año 2009, según las investigaciones y diagnósticos, acordaron mantener el 19 de marzo como la fiesta popular del Rodriguense Ausente y desarrollar la Jornada de la Cultura del 21 al 25 de abril. El fundamento de tal selección se basa en que el 21 de abril de 1920 se desarrolló el primer bailable con una orquesta en la antigua Sociedad Liceo.
Rodrigo arriba a sus 150 años manteniendo vivas, con el concurso de un pueblo, sus tradiciones, cultura e historia.