Saludar mediante contacto físico se ha convertido en estos días en pecado colectivo. Y tiene que ser así, porque todos conocemos que el secreto más perfecto para este combate contra el coronavirus está en la gramática y la capacidad de conjugar correctamente el verbo: yo me cuido, tú te cuidas, nosotros nos cuidamos…
Quien piense que el lenguaje del cubano se base única y exclusivamente en esto de articular palabras está equivocado. El nacional se desborda, y su efusividad no logra contener los besos, los apretones de manos, los abrazos con palmaditas en la espalda incluidas.
Oiga, hasta que el susto pase, controlemos las emociones y hagamos uso de la comunicación verbal, de bien lejos. « ¿Cómo está la cosa? », dirán unos, como yo, que ven en el indefinido sustantivo algo de gracia. Otros, sin parar su rumbo, conscientes de que lo justo es #QuédateEnCasa, tirarán un abrazo imaginario envuelto en la frase « ¿qué vuelta, asere? ».
Pero, quien no te haya visto hace tiempo y tenga alta estima de tu persona, comenzará un pa’lante y pa'trás con nerviosismo. Sin embargo, ese amigo será consciente; te dará un simbólico apretón de manos con una sonrisa Colgate rebosante de alegría y un « ¿cómo te lleva la vida? ».
En Cuba es tendencia que las maneras de saludar se estén contagiando con el más virulento vocablo de estos días. «No te besuqueo porque el corona está acabando », escuché de un desconocido. Y como es lógico, el ¿cómo se anda?, ¿cómo está la mecánica?, ¿qué me cuentas? y hasta el ¿qué bolero?, también asumen por defecto alguna variedad de ese sintagma que nos pone en alarma.
«CUíDATE, consorte, mi hermano, asere, brother, mi socio… », percibo en cada esquina la preocupación.
No obstante, para salir ilesos de esta fuerte pelea, no bastan los deseos, sino aprender a conjugar con amor: yo me cuido, tú te cuidas, nosotros nos cuidamos… Recuerda que ante un beso de palabras, un apretón de manos verbal y un abrazo sustantivo no hay virus que se resista.