Juana Bacallao, la cubana de las mil anécdotas

La reconocida show woman cumple 95 años de vida este 26 de mayo, todo un í­cono de la cultura popular en la Mayor de las Antillas.

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Juana Bacallao
Juana ha sido admirada y querida por varias generaciones de cubanos. (Foto: Tomada de Internet)
Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
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26 Mayo 2020

Juana Bacallao arribó este martes 26 de mayo a sus 95 años, y decenas de anécdotas rondan la existencia de la gran show woman de Cuba. De ellas las hay ciertas y con testimoniantes; otras, quizás surgidas del imaginario popular  como siempre ocurre con las figuras de su estatura, pero todas muy ajustadas a su personalidad.

Juana Bacallao
Juana vista por el caricaturista  Ramón Dí­az Yanes (Mongo), del suplemento humorí­stico Melaí­to, de Villa Clara.

Para contarlas cualquier lugar viene bien; más aún si la conversación surge de manera espontánea, entre amigos o desconocidos, todos prestos a disfrutar las variadas historias sobre la popular artista, querida por varias generaciones.

Aquí­ comparto algunas con los lectores, escuchadas, leí­das y coleccionadas a lo largo de los años.

¡Con tapa!

Cuentan que Juana integró un variado elenco de artistas cubanos para una gira en el exterior. En uno de los ensayos generales la show woman tuvo un desmayo y todos acudieron a socorrerla. La Reina del Cabaret no volví­a en sí­ y alguien pidió un vaso con agua. Pero, otra persona sugirió darle mejor una lata de Coca Cola, pues el gas podí­a ser más efectivo para reanimarla.

De pronto, Juana abrió un ojo y con total determinación, advirtió: «Sí­, pero me la traen con tapa, ¡con tapa!, que cualquiera me echa un “daño” y me jode ». Y acto seguido volvió a su anterior estado de «desmayada ».

Las figuras viajamos de incógnitas

Esta viene de la mano del escritor y poeta villaclareño Arí­stides Vega Chapú, quien la incluyó en su novela  Lluvia colorada. La reproduzco tal como la relató el autor.

«Hace algo más de veinte años estaba El Escritor en una parada, en la Habana, con el poeta y periodista Bladimir Zamora, esperando un ómnibus para ir a la sede del Caimán Barbudo. En una parada que está en el mismo centro de la Habana Vieja se detuvo uno, que no era precisamente el que les serví­a para su destino. Bladimir se percató que entre sus pasajeros estaba Juana Bacallao. Llevaba una blusa de lentejuelas, una peluca rosada, protegida por un sombrerito de tejido amarillo y unos espejuelos de armadura roja.

«No eran aún las nueve de la mañana y él que, precisaba darle un recado, se acercó a la ventanilla más próxima a la que ella viajaba: “Juana, Juana, no dejes de pasar por la Egrem”, le dijo. Y ella, con una mirada, que si hubiese sido un dardo lo hubiera atravesado, le dijo: “Niño, aprende a ser discreto que las figuras viajamos de incógnitas”.  

«Junto a la risa de todos los viajeros, Juana Bacallao recibió una ovación que desde su asiento, puesta de pie y reverenciando a sus admiradores, agradeció ».

El signo de Juana

Ya es conocida la difí­cil vida de Juana Bacallao antes del triunfo de la Revolución, etapa en la que no tuvo oportunidad de estudiar y formarse académicamente. Aunque resulte contradictorio, ese desconocimiento ha incidido de cierta forma en su personalidad y gracia natural, sobre todo a la hora de responder o hacer disertaciones.

Juana Bacallao
Durante su fecunda carrera, Juana ha sido agasajada en disí­miles escenarios de varios paí­ses.  (Foto: Tomada de internet)  

En una ocasión en que la entrevistaron, indagaron por su signo zodiacal. « ¿Mi qué? », espetó ella al no deducir bien el «extraño » vocablo. El interlocutor trató de aclararle: «Su signo zodiacal, o sea, del horóscopo ».

Al entender la pregunta, Juana, ni corta ni perezosa, asumió una pose de superioridad y respondió: «Ah, sí­, ¡ostión! ».

Después quieren viajar

Un aspecto de Juana Bacallao ignorado por muchas personas es su seriedad y exigencia al preparar un show. No solo su talento y sentido del humor han formado su personalidad, también una férrea disciplina consigo misma y con quienes trabajan a su lado. De ahí­ el éxito.

En un ensayo con su conocido grupo acompañante, Tiembla Tierra, los músicos no daban pie con bola con lo que les pedí­a la show woman. Una y otra vez Juana les hizo repetir una parte de la pieza musical, pero no se sentí­a satisfecha.

Ya un poco molesta, luego de lanzar una breve «descarga », les recriminó: « ¡Y después quieren viajar! ».

El perfume de Paco y de Nat  King Kong

Estas dos historias se conocieron gracias al inolvidable escritor y humorista Enrique Núñez Rodrí­guez, quien las incluyó en su libro  Gente que yo quise. Uno de los capí­tulos el autor lo dedicó a Juana, con quien sostuvo una estrecha amistad.

Cuenta el Hijo ilustre de Quemado de Gí¼ines que el famoso actor Francisco  (Paco)  Rabal visitó Cuba, y estuvo en el edificio del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT). Coincidentemente, la Bacallao también se encontraba allí­, y un acompañante del invitado quiso presentárselo. «Mira, Juana, él es Paco Rabal ».

La artista, quien sentí­a una gran admiración por el personaje, le extendió la mano y expresó: «Oh, qué honor, ¡me encantan sus perfumes! ». Evidentemente, la diva cubana lo habí­a confundido con el gran diseñador de modas, también español, Paco Rabanne.

Y si algo ha caracterizado a Juana Bacallao a lo largo de su vida ha sido su afilada lengua y agudeza para fulminar a cualquiera que intentara hacerse el gracioso con su persona.

Como sucedió con el cantante cubano de origen jamaiquino, Harry Lewis, quien no perdí­a oportunidad para meterse con ella. En una ocasión ambos se cruzaron, y Lewis atacó sin piedad: « ¡Y qué, Rita Montaner! », a lo que Juana respondió como un rayo: «Aquí­, ¡Nat  King Kong ».

La gente de la mafia

Juana Bacallao
Juana Bacallao ha sido considerada la show woman mayor de Cuba y Reina del Cabaret, por su gran carisma e histrionismo. (Foto: Tomada de Internet)

Cuentan que una importante delegación de polí­ticos italianos se encontraba en Cuba invitada por el Gobierno cubano. Como parte de las atenciones hacia los invitados, fueron llevados a un show del icónico cabaré Tropicana.

En el elenco de aquella noche se encontraba Juana y, sabiendo las caracterí­sticas de la estrella, el director artí­stico le advirtió con cierto nerviosismo: «Juana, allá afuera hay unos italianos invitados por el Gobierno de Cuba. Tú mira a ver lo que haces, que si no salimos por el techo ».

Aturdida por la cháchara, le respondió: « ¡Ay, chico, ya, deja la muela y déjame tranquila! ». Al ser presentada con bombos y platillos, salió al escenario acompañada por una ovación. Juana, emocionada, comenzó a saludar al público  de acuerdo con  sus paí­ses de origen:

« ¡Y qué dice la gente de México! », y los mexicanos respondí­an eufóricos. « ¡Dónde está la gente de España! » y estos correspondí­an igualmente. De pronto, Juana se dirigió a la respetable delegación italiana y, saludando con una mano, soltó:  

« ¡Y qué dice la gente de la mafiaaa! ».

Están buení­simos y que se ponga pa’ las cosas

Juana fue una de las artistas invitadas en el inolvidable concierto efectuado en la Tribuna Antimperialista, el 12 de septiembre de 2013, donde el pueblo exigió la total liberación de los Héroes Cubanos, presos injustamente en cárceles estadounidenses.

Al concluir, la show woman vitoreó a los heroicos compatriotas, con su manera muy peculiar, que hizo sonar una masiva carcajada:

« ¡Qué vivan los Cinco, y los suelten ya, que están buení­simos! ».

Juana Bacallao
En la  Tribuna Antimperialista, el 12 de septiembre de 2013, donde el pueblo exigió la total liberación de los Cinco Héroes Cubanos. (Foto: Tomada del periódico Trabajadores)

Concluyo este anecdotario con un relato contado por un amigo. Cierta vez, cuando ya el Comandante en Jefe se encontraba retirado de la vida pública, Juana se presentaba en un centro nocturno de La Habana. Entre los presentes se hallaba un hijo de Fidel, a quien la artista reconoció, y en medio de la actuación se le acercó y le dijo:

«Y qué, ¿cómo está el viejo? Dile que se cuide y se ponga pa’ las cosas ».

Era la manera sencilla y natural con la cual Juana Bacallao mostraba su preocupación y cariño por el lí­der de la Revolución.

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