La Habana, 27 oct (ACN). El destacado realizador y crítico de cine Enrique Colina ílvarez falleció hoy en esta capital, tras una prolongada enfermedad, a los 76 años de edad y con el reconocimiento de los cineastas cubanos, y sobre todo del pueblo que lo recuerda principalmente como conductor durante 30 años del programa televisivo de apreciación cinematográfica 24 por segundo.
Al dar la noticia el portal Cubacine refirió la fecunda vida y obra de este artista, sobresaliente por su multifacética labor en el séptimo arte con la marca de una culta, cuestionadora y chispeante cubanía.
En una nota firmada por el crítico Carlos Galiano, se recuerda que Colina nacido el 27 de abril de 1944, estudió Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas y Francesa en la Universidad de La Habana, y en 1968 comenzó a trabajar como crítico de cine en el Centro de Información del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos .
Este trabajo le permitió fundar, en un proyecto conjunto del ICAIC y el ICRT, un programa de televisión que revolucionó el tratamiento de la información y la crítica cinematográfica en nuestros medios, lo que le ganó una muy amplia y sostenida teleaudiencia.
Paralelamente, Colina incursionó en la realización cinematográfica, primero con reportajes periodísticos como el que filmó en Portugal a propósito de la Revolución de los Claveles, sin duda una joya del género, y luego con documentales y cortos de ficción como Vecinos (1985), Más vale tarde…que nunca (1987) y Chapucerías (1988), premiados en varios eventos nacionales e internacionales.
En 2003, realizó su único largometraje de ficción, Entre ciclones.
Se destacó también por su labor teórica en la revista Cine Cubano, y docente en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, donde llegó a desempeñarse como director de la Cátedra de Documentales, y como profesor titular de cine en el Instituto Superior de Arte. Realizó cursos y seminarios de cine en instituciones docentes de Cuba y otros países.
Lúcido, cuestionador, polémico, hombre de cine y de cultura siempre consecuente con posiciones comprometidas con sus principios , Enrique Colina deja una obra, como crítico y realizador, que será sin duda referente para futuras generaciones de cineastas por su afán de experimentación, renovación y permanente voluntad de desmistificar, con su propio empleo del lenguaje cinematográfico, los mismos códigos de otros realizadores que se encargó sistemática y brillantemente de desmontar en las citas sabatinas nocturnas de 24 por segundo.
Por voluntad expresa, sus restos serán incinerados, señala la nota, que hace llegar a su compañera, Martha Araujo, su hijo Enrique y demás familiares, el más profundo sentimiento de condolencia de sus compañeros del ICAIC, la institución desde la cual su nombre ocupa hoy el lugar que le corresponde entre las más sensibles pérdidas que ha experimentado este año la cultura cubana.