«El servicio más grande o el último que ha prestado en vida a su patria no es solamente el haber dejado un acumulado de ideas, proyectos, iniciativas y obras, sino también habernos dejado en este momento crucial una bandera no solo de resistencia sino de triunfo. (…) No se podrá escribir la historia universal del siglo XX, ni se podrá escribir la historia de nuestro país sin mencionarlo a él ».
Eusebio Leal

Cuando en 20016 las cenizas de Fidel llegaron a Santa Clara, el silencio era un hilo que se extendía por toda la Plaza de la Revolución. La caravana lo devolvió y su pueblo supo abrazarlo en las alturas del Guerrillero Heroico. Aquel 30 de noviembre los villaclareños aprendimos a saberlo eterno.



Hoy, cuatro años después de su paso inmortal por este santuario habitado por el Che, nuestros artistas alzan su voz en un merecido concierto homenaje.

A decir de Eliott Porta Rodríguez, director artístico, en declaraciones a la emisora provincial CMHW: «No todos se pueden parar sobre el escenario, pero todos los artistas están representados, ellos con su arte excepcional y de buen gusto emitirán nuestro sentido agradecimiento al Comandante ».
Numerosos artistas homenajearon a Fidel, una vez más en una noche cerrada y con el pecho apretado. El grandísimo José María Vitier, la Orquesta de Cámara, el Quinteto Criollo y el Trío Trovarroco hicieron la música, mientras el Trío Palabras, el trovador Ireno García, Ensamble Vocal Musas y Juan Manuel Campos y su grupo vistieron de poesía a la ciudad.


En emotivas palabras Roxana Pineda, presidenta de la Uneac, sentenció: «A Fidel hay que perpetuarlo en la memoria y en el acto cotidiano, replicarlo en la decencia, en su empecinada visión para construir, en su desprecio por la incompetencia, en su desapego material, en su obsesiva angustia para que los deseos se tradujeran en obra. Viajemos hondo sin perder la ternura como diría ese otro inmenso que lo acompañó; las pérdidas que poblaron su camino pudieran hablar de su legado. No vamos a olvidar, nadie lo manda, es la voluntad de los que saben querer y leer la historia ».
En momentos donde su presencia es más necesaria que nunca, y en plena plaza, resuena, parafraseando a Silvio Rodríguez, que la felicidad nos hace gigantes. Porque cuando Cuba canta, Fidel vive.