La dicha de estar en Zona Rosa

Un sugerente proyecto dirigido por Ramón Silverio, protagonizado por reconocidos artistas del transformismo, ha recibido el aplauso de los habitantes de las comunidades villaclareñas donde se han presentado.

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Ramón Silverio y un grupo de transformistas en una comunidad de Villa Clara.
Ramón Silverio (al centro), junto a los transformistas y niños de la comunidad de Cordovanal, uno de los lugares donde se presentó el espectáculo Zona Rosa. (Foto: Francisnet Díaz Rondón)
Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
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22 Enero 2021

Llegar a un paraje tan lejano como la comunidad de Cordovanal, en plena zona montañosa del Plan Turquino, en el municipio de Manicaragua, y ver a sus habitantes congregados frente a un improvisado escenario para disfrutar de un espectáculo de transformismo, pudiera parecer una obra del más puro surrealismo.

Proyecto Zona Rosa llega a comunidades apartadas de Villa Clara.
Zona Rosa ha llegado a varios de los lugares más alejados e intrincados de la geografí­a villaclareña, incluso a áreas montañosas. (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

Pero, esa escena que se repitió en otros parajes de la geografí­a villaclareña no  resulta extraña al saber que detrás se halla el genio creativo y la perseverancia de Ramón Silverio, un hombre que no cree en imposibles cuando de entregar felicidad a los demás se trata.

La iniciativa, surgida el pasado año 2020, se nombra Zona Rosa, protagonizada por las grandes estrellas del transformismo en la provincia y entre las más reconocidas en todo el paí­s. De ahí­ que los espectadores  hayan podido apreciar actuaciones de altos quilates y de manera gratuita, cuando en cualquier lugar del mundo el precio de las entradas para un show de esta envergadura es caro. Este proyecto está auspiciado por la Dirección Provincial de Cultura y el Consejo de las Artes Escénicas de Villa Clara.

Transformistas del Centro Cultural El Mejunje actúan en comunidad de Villa Clara.
En Zona Rosa actúan varios de los artistas más reconocidos en el mundo del transformismo. De izquierda a derecha, Eliecer Armenteros Dí­az (Jennifer), Denet Oliva Triana (Blaccucini) y José Miguel del Risco Mosquera (Melany). (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

Para Silverio, todo un paradigma en el desarrollo de la cultura comunitaria durante años, es esencial e incluso una cuestión de principios desde el punto de vista del significado de la cultura y el arte popular llevarles a los menos favorecidos una presentación de calidad.

«Con Zona Rosa damos continuidad a la idea anterior de Yo me incluyo, que tuvo una gran aceptación, con números de transformismo, humor, teatro. Pero, en este intervienen solamente transformistas,  y han gustado muchí­simo », refiere el también conocido como Padre de El Mejunje.

Caramelo, personaje de la compañí­a teatral Mejunje.
El actor William Rodrí­guez  (Caramelo),  de la compañí­a teatral Mejunje, aporta el momento de humor dentro del espectáculo.  (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

En la «aventura » han estado presentes figuras como Mario Félix Herrera Martí­n (Laura Marlens), Humberto Toscano Cardoso (Samantha), Eliecer Armenteros Dí­az (Jennifer), Denet Oliva Triana (Blaccucini) y José Miguel del Risco Mosquera (Melany). Y, además de la música, el buen humor llega de la mano del actor William Rodrí­guez (Caramelo), de la compañí­a teatral Mejunje.

El arribo de las estrellas a parajes distantes de la capital provincial, como Cordovanal, Emilio Córdova o Zulueta, por solo mencionar algunos, se torna un acontecimiento para los pobladores. No solo por lo atractivo del espectáculo, sino por la necesidad espiritual de disfrutar de buen arte, lo cual en esos sitios no resulta habitual.

Transformista Humberto Toscano Cardoso (Samantha).
Dos de los más experimentados artistas del transformismo en Cuba: Humberto Toscano Cardoso (Samantha) y Mario Félix Herrera Martí­n  (Laura Marlens), forman parte de Zona Rosa.  (Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

Reconforta ver a niños, ancianos, mujeres embarazadas, jóvenes, campesinos, hasta reclutas del Servicio Militar, todos atentos al espectáculo, aplaudiendo cada actuación y en un ambiente festivo. Con la versatilidad caracterí­stica, los transformistas se compenetran con el público  e invitan a todos a cantar y a bailar.

Observar el contraste de los deslumbrantes vestidos de lentejuelas, pelucas y tacones en medio de pequeños pueblos eminentemente agrí­colas, pesqueros o azucareros, demuestra de manera fehaciente cuánto ha avanzado Villa Clara en la aceptación, la tolerancia y el respeto, cuando se sabe que  en otros lugares de la geografí­a nacional pululan las incomprensiones.

En Zona Rosa no hay cabida para el prejuicio ni los tabúes, sino que suma, multiplica y convida a la alegrí­a y a la paz, elementos tan necesarios e imprescindibles en estos convulsos tiempos.

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