Coro Provincial de Villa Clara: seis décadas de enseñanza y buen arte
La reconocida agrupación arriba a sus 60 años de fructífera trayectoria este 22 de febrero. Vanguardia se suma a las felicitaciones y le rinde homenaje con este reportaje.
La agrupación coral villaclareña ha sido integrada, a través de sus 60 años, por cantores de gran calidad vocal. (Foto: Cortesía de Tirso Lima Núñez)
Francisnet Díaz Rondón
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22 Febrero 2021
22 Febrero 2021
hace 3 años
Cuando el desaparecido director Manuel Rodríguez Pérez de Prado Manolito para sus más allegados tuvo por primera vez bajo su responsabilidad al naciente Coro Provincial de la entonces Las Villas, luego Villa Clara, quizás no se imaginó que la agrupación arribaría a los 60 años de fructífera trayectoria este 22 de febrero de 2021.
Con el paso del tiempo el colectivo se ha ganado el respeto del público y de similares unidades artísticas a lo largo y ancho del archipiélago. Numerosos premios y reconocimientos avalan la calidad y la profesionalidad de sus integrantes.
Dirigido desde hace varios años por la maestra Yolanda Ernestina Martínez Ordoñez, el colectivo no ha cesado su quehacer ni en las más difíciles circunstancias.
El inicio de las voces
A sus 81 años Tirso Antonio Lima Núñez aún se siente parte del Coro Provincial, al cual perteneció desde su fundación y se mantuvo durante 50 años. Oriundo de Sagua la Grande, estudió Electricidad Industrial en la escuela Raúl Suárez Martínez, en Santa Clara, y al egresar trabajó en Planta Mecánica. Al pasar a otro centro laboral, no le fue fácil alternar ambas responsabilidades. «Hasta que me dijeron un día: O el coro o el trabajo. Y me decidí por la música.
«Entré gracias a Manolito, el director. Poco a poco nos comenzamos a desarrollar, y a presentarnos en otras provincias como Camagí¼ey y Santiago de Cuba. Realmente, era un coro de primera, con muy buenas voces. No lo digo porque yo haya formado parte, sino porque de verdad tenía una gran calidad y un repertorio muy bueno.
«Al principio ensayábamos en las casas particulares de algunos compañeros, hasta que la Dirección de Cultura nos cedió un local en la calle Tristá. Me nombraron administrador del coro, aparte de que también cantaba. Fue algo muy bueno, porque ya teníamos algo nuestro, que dio un gran impulso a la agrupación.
«Primero éramos aficionados hasta convertirnos luego en profesionales. Yo ganaba mucho más en la electricidad, en el coro apenas 125 pesos; pero la música me enamoró. Decía mi difunta madre que yo desde chiquito cantaba dentro de su barriga.
«Adquirimos una gran responsabilidad e, incluso, estudiamos con partitura. Había una gran calidad, con sopranos, mezzosopranos y tenores muy buenos. Recuerdo que en una ocasión participamos en el Festival Nacional en Santiago, no éramos muchos, pero los que estábamos había que decirles usted. El director del evento preguntó por el coro de Santa Clara, y al vernos tan corto de personal estuvo escéptico. Sin embargo, cuando nos escuchó en el escenario se sorprendió con nuestra actuación.
«Y te digo algo: si volviera a nacer, sería otra vez cantante coral ».
Una maestra con vocación de madre
Para la maestra Yolanda, el coro se ha mantenido vivo gracias al trabajo sostenido con los jóvenes y los niños. Su dedicación y entrega a la formación de las nuevas generaciones ha sido clave, una vocación que lleva consigo en todo momento.
«Yo ejercía el magisterio y no continué para dedicarme de lleno a esta carrera. Cuando entré, el director me dijo: “Vamos a hacer un coro para que te vayas adiestrandoâ€. Así creé el del preuniversitario Osvaldo Herrera, con el cual ganamos tres años seguidos el Festival de Artistas Aficionados de la FEEM (Federación Estudiantil de la Enseñanza Media).
«En otra ocasión Manolito me pidió dirigir el Coro Provincial en una presentación en el teatro La Caridad; entonces cantábamos unos 15 números, con polifonías muy fuertes. Antes de comenzar me asomé a través de las cortinas y vi en el público solo dos señoras mayores. Entonces me quedé pensando en la situación en la que me había metido al dejar Educación incluso, iba a ser hasta directora de una escuela, y me encuentro con un “público†de dos personas nada más. Pero, así y todo hicimos el concierto.
«Mas con el tiempo hemos adquirido muchos seguidores, personas con criterios sobre nuestro trabajo, tanto positivos como negativos, pero que nos ayudan a superarnos. Porque como directora o director te acostumbras a una sonoridad, y de buenas a primeras viene alguien sin saber de música de manera profesional, y te hace una observación. Y hay quienes en la calle me dicen: “Yolanda, aunque usted no lo crea, yo sigo el coroâ€. Eso me da valor, deseos de trabajar y hacer cosas creativas. La música coral es difícil de interpretar y no le gusta a todo el mundo.
«El coro ha cumplido con su objetivo cultural y esencial con la Revolución, que nos ha dado tareas en un momento histórico y ha valorado el arte coral. En la etapa de la Batalla de Ideas surgió CoraMarta, el coro juvenil con formato de cámara, en circunstancias muy duras; sin embargo, los jóvenes tuvieron gran inquietud por esa música.
«Fidel pidió un gran esfuerzo para hacer coros infantiles. El Instituto Cubano de la Música se preocupó mucho en ese empeño tan grande de darle oportunidades a la juventud y rescatar la cultura cubana. Nosotros hicimos 20 coros, entre los que hubo una cantoría de niños con síndrome de Down, dirigida por Margarita Padrón; otra, con débiles visuales que incluso cantaban con nosotros los profesionales; mientras, Puchi (Eloísa Machado) hizo el coro de la escuela Hurtado de Mendoza, que ganó premios y se presentó en festivales nacionales por su calidad.
«En aquel tiempo el Coro ,Provincial lo conformaban personas muy mayores quienes se fueron jubilando. Eso dio motivo a que surgiera en el año 2000 el CoraMarta. Uno de sus gestores fue Maykel García Iglesias, el primero en dirigirlo, y formó una cantoría maravillosa llamada Mi Sol, de las mejores que tuvimos. Fueron momentos grandiosos dentro de la cultura, que motivó a la juventud a conocer e interesarse en la música coral.
«En estos momentos comencé un proyecto para hacer otra vez una agrupación de niños, porque quisiera que cuando me vaya, estuvieran el coro de cámara y demás formatos. He podido tener las 33 plazas completas, aunque resulta complicado manejar a tantas personas. Pero el trabajo cuando sale, que tú lo ves lindo, en el escenario, te sientes con una tranquilidad y una paz interior muy grandes ».
Nuevas voces continúan el camino
Para el matrimonio de Osmel Cedeño Manso y Yoanka Suárez Urrutia, el coro ha sido parte de su vida. Desde hace casi dos décadas sus voces forman parte de aquel sueño hecho realidad hace 60 años.
Osmel, quien se desempeña como cantor y guía de cuerda, lo considera: «El vivo ejemplo de la familia que obtiene buenos resultados en la vida, aunque sus miembros sean diferentes. ¿El punto en común?, la buena música que atrapa y no te suelta. Son ya 19 años de escuela en este arte y en la vida. La guía constante de la maestra Yolanda me ha aportado un crecimiento en el orden laboral.
«Tengo el gusto de trabajar con niños y adolescentes, así como de dirigir dos formatos musicales profesionales. Hoy cuento, además, con una estabilidad moral, familiar y económica que complementa mi presente espiritual y social. Gracias doy a la vida por permitirme pertenecer a esta institución tan prestigiosa de Villa Clara y el país ».
Por su parte, Yoanka manifiesta: «El Coro Provincial ha sido una academia en mi formación técnica y profesional. Desde el 2003 la maestra Yolanda puso en mis manos una cantoría infantil, y lo aproveché para superarme. Participé en talleres de dirección, técnica vocal, asistí a todos los festivales corales del país, a la edición del América Cantat, en el 2007, fui directora de cuerda de la contralto y desde mi primera evaluación alcancé primer nivel como cantora.
«Nos dio la posibilidad a varios de nosotros de cumplir misión en Venezuela en momentos difíciles, como las elecciones presidenciales, con una oposición reaccionaria, y la muerte del Comandante (Hugo) Chávez. Puedo alegrarme que de allá aún conservo amigos agradecidos de nuestro trabajo cultural.
«De las experiencias acumuladas más emotivas, están permanecer en el Coro junto a Yola, como le decimos cariñosamente, y ver a muchos de los adolescentes formados en cantarías y otros proyectos corales ser hoy profesionales del canto ».
Asimismo, Kenia Cárdenas Peñalver, aunque ya no forma parte del grupo, este dejó una huella marcada en su carrera.
«En el aniversario 60 de la creación del Coro provincial de Villa Clara, no puedo dejar de decir el inmenso orgullo y agradecimiento que siento por haber pertenecido a esa institución. Durante ocho años, con su sede en aquel entonces en la vivienda de la directora, fue mi casa y mi escuela. Allí tuve el privilegio de cantar con muchos de los fundadores de la institución y de que además fueran nuestros maestros ».
También, Wendy Domínguez Alemán considera «un honor y un privilegio celebrar estos 60 años y, mucho más, bajo la dirección de la maestra, quien ha estado todo el tiempo luchando por mantener el estatus de la agrupación.
«Cuando me gradué en el 2010 de Dirección Coral en la Escuela Nacional de Arte (ENA), vine a hacer mi servicio social y desde septiembre de ese año estoy en el Coro Provincial. Al poco tiempo la maestra me hizo la propuesta de dirigir el Coro de Cámara CoraMarta, y yo, supercontenta, pues no todos los egresados tienen esa oportunidad.
«Le estaré muy agradecida eternamente por eso, porque todos los días uno aprende a su lado, en la preparación de cantores de la provincia y también un poco más allá. Estoy muy orgullosa de pertenecer al Coro Provincial, con sus altas y bajas, y que la maestra Yolanda haya llegado a estos 60 años de su creación ».