Georgina Uriarte arribó a sus 90 años con energía y ganas de trabajar. (Foto: Cortesía de Amílkar Chacón)
Francisnet Díaz Rondón
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12 Mayo 2021
12 Mayo 2021
hace 3 años
Cuando Georgina Uriarte Núñez sorprendió a la vida al arribar a sus 90 años el pasado 27 de abril, lo hizo con la entereza y la fuerza de quien ha dedicado su existencia a formar y crear a través del arte. Su avanzada edad no ha sido obstáculo para que en su mente aún emerja la imaginación y de sus manos surjan hermosas obras pictóricas.
Nacida en el municipio de Ranchuelo en 1931, desde pequeña se trasladó con sus padres a Santa Clara donde, según ha expresado, con el paso del tiempo se sintió «una santaclareña más de corazón ».
Ya instalada en la ciudad, cursó todos sus estudios en los distintos niveles de enseñanza hasta graduarse en la Academia de Artes Plásticas Leopoldo Romañach con el mejor expediente del año 1957. Allí inició su labor profesional como docente, en 1959, al frente de las asignaturas de Pintura, Anatomía Artística, Dibujo Geométrico, Perspectiva y Escultura. Además, tuvo bajo su responsabilidad la dirección de la Cátedra de Pintura durante 12 años.
Junto a su inolvidable compañero de la vida y el arte, Juan Orlando Torres, quien en la Academia fungió como director, profesor y fundador fallecido en el 2020, Georgina formó a generaciones de estudiantes y realizó varios murales en la ciudad.
Sobre sus obras en espacios exteriores rememora: «Recuerdo cuando Eusebio Leal vino a Santa Clara en el año 2004 a inaugurar el mural de las palomas y la restauración del bulevar, en el 315 aniversario de la ciudad. También, doné una obra al Hospital Militar Manuel Piti Fajardo, sobre la Operación Milagro y el primer niño venezolano operado de cataratas ».
Georgina se jubiló en 1992 junto a su querido compañero; ella con 33 años de labor, y él con más de 40. Luego del deceso de Torres, se trasladó con su hija a Morón, donde se encuentra actualmente y se mantiene activa gracias a la pintura.
«A raíz de la muerte de nuestro inolvidable Eusebio Leal me he inspirado. También, en estos días he pintado la obra Nuestro empeño, un mundo de amor, y otra titulada Amor ama su prójimo como a sí mismo, acerca de la labor de nuestros médicos.
«Añoro a mi compañero, pero estoy serena, con el mismo pensamiento de identificación con nuestra patria, su belleza natural, sus luchas por la humanidad, el amor al prójimo. Esto me ha identificado siempre en los temas de mis pinturas », expresa.
La siempre querida maestra ha sido invitada a participar en la Semana de la Cultura moronera desarrollada en la primera semana de mayo con una exposición personal en el Museo Caonao donde permanecerá durante un mes.
Y así, a sus 90 años sigue sorprendiendo a la vida sin dejar de olvidar a quienes le han regalado su cariño y respeto. Desde la tierra avileña expresa sus afectos a todos los que le enviaron las felicitaciones por su onomástico:
«Mando un saludo a todos mis alumnos entrañables, que siguen siendo nuestros los muchachos queridos; a los compañeros de la Uneac, del Fondo Cubano de Bienes Culturales, del Consejo de las Artes Visuales en Villa Clara y a mis amigos, como Adela (María Suárez), y (Amílkar) Chacón, a quienes les agradezco tantas muestras de cariño.
«Muchas gracias a todos, (aunque) yo solo he correspondido siempre con lo que recibí de mis alumnos queridos: el amor y la ternura de la juventud ».