Poetas cienfuegueros en la Luna de Santa Clara

A propósito del concierto de Ariel Barreiros, Nelson Valdés y Marcos David Fernández (el Quí­quiri de Cisneros) en La luna naranja, este viernes 8 de abril, en el marco del XXVI Encuentro Nacional de Trovadores Longina canta a Corona.

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Ariel Barreiros, Marcos David Fernández (el Quíquiri de Cisneros) y Nelson Valdés.
Ariel Barreiros, Marcos David Fernández (el Quíquiri de Cisneros) y Nelson Valdés en un concierto en el Festival Trovándote, de Ciego de Ávila. (Foto: Ihordan Torres)
Miguel íngel Castiñeira
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08 Abril 2022

La amistad de Marcos David Fernández y Nelson Valdés no es de ahora, sino de siempre. Se remonta a los años en que Nelson viví­a albergado en la antigua casa de El Joven Creador, y el pequeño Quí­quiri (*) era apenas la promesa del extraordinario poeta en que hoy se ha convertido.

Marcos David y Nelson Valdés. El Quí­quiri y Nelsito. La poesí­a improvisada y la poesí­a premeditada. Los versos declamados y los versos cantados. El gallito de pelea de la décima cienfueguera y cubana, y el gallo fino que respeta, porque «esta Isla es un cometa ».
Me encanta ver cómo ambos se admiran a la par, que aprenden el uno del otro, sin importar los años que los separan Antes de la peña converso con los dos. El Quí­quiri me pregunta por el tiempo en que permaneceré en la ciudad. Nelson Valdés recuerda que estarán por el «Longina » presentando este proyecto que desde hace algunos meses desarrollan en el Centro Cultural Benny Moré.

De momento no le han puesto nombre, pero lo llaman contracanción, y consiste en combinar las improvisaciones de Marcos David con las interpretaciones de Nelson y Ariel Barreiros.

Quí­quiri, a mí­ lo que me preocupa es que la gente no crea que tú estás improvisando dice Nelson.

Sí­, yo también lo pensé, pero lo que voy a hacer entonces es improvisar las décimas a partir de lo que está ocurriendo en el público.

Me parece biencontesta Nelson. Aunque de todas maneras voy a seguir pensando.

Público asistente a la presentación de los trovadores.
La propuesta de los creadores cienfuegueros atrae una gran cantidad de público. (Foto: Fátima Poma)

Comienza la peña. Entonces recuerdo aquellas primeras composiciones de Nelson, que tanteaban entre el instinto y un apasionamiento capaz de desbordar la copa más grande del universo. Ha pasado el tiempo desde Labios en cruz, Besitos de escalera, A la mitad del mundo y De los años 80. Ahora todo el arsenal metafórico de este pequeño gran cantautor, experiencia y oficio mediante, presenta un toque de mesura que, pese a todo, no le sienta mal en lo absoluto.

«Voy cruzando el rí­o
llevo tu sol encendido
y tu voz alivia mi voz ».

En medio de la canción aparece Marcos David, el Quí­quiri de Cisneros, con sus versos afilados. La décima, perfecta, como le hubiera gustado al viejo Espinel. La voz, firme. La entonación, pausada (más cercana al rap que a la clásica canturí­a campesina). La gallardí­a, en punta. El Quí­quiri tiene 20 años y la sabidurí­a de un longevo repentista municipal. No se le escapa un detalle y sabe ser, al mismo tiempo, popular y culto, clásico y contemporáneo. Sabe ser contundente en cada verso, a la par que extremadamente certero en cada cierre.

Uno aporta la frescura, la generación espontánea de maravillas rimadas; el otro, la belleza del discurso, de la música, del canto. Los parroquianos (menudo término) conversan entre sí­, pero tampoco pierden un detalle de lo que está sucediendo en el escenario. El bartender recoge botellas en una mesa y coloca botellas en otra. Hay, por supuesto, humo de cigarro pero también la tranquilidad que transmite la conciencia colectiva de estar viviendo un anochecer diferente.

Ocurrió aquí­, en la peña El patio de mi casa, pero también ha ocurrido algunos jueves en la peña Dios y los locos, porque el Quí­quiri no tiene miedo a improvisar en mitad de una canción de Ariel Barreiros o en mitad de un poema de Ian Rodrí­guez Pérez.

Ocurrió en Cienfuegos, en Ciego de ívila, y ocurrirá, además, en La luna naranja el viernes, 8 de abril, a las 9:00 p.m., de la mano de Nelson Valdés, Ariel Barreiros y Marcos David Fernández.
Tres generaciones de poetas cienfuegueros, tres partes de una sola máquina perfectamente engranada. Si están por la ciudad, no deberí­an faltar a esa fiesta.

* De todas las modalidades en que se suele escribir el nombre artí­stico de Marcos David Fernández: Kí­kiri, Kí­kere, Kí­kiry y Quí­quiri, siempre decido utilizar la última porque, en primer lugar, de esa manera fue inscrito como artista profesional y, en segundo lugar, porque esa es la manera que siempre me ha sugerido utilizar tanto Marcos David como Ariel Fernández, su padre. Sin embargo, sospecho que con el tiempo se impondrá la más utilizada actualmente: el Kí­kiri de Cisneros.

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