El Tosco tiene la palabra

Entrevista inédita al maestro José Luis Cortés (1952–2022), a quien Vanguardia rinde sentido homenaje a raí­z de su reciente fallecimiento.

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Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
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01 Mayo 2022

Escuchar hablar al maestro José Luis Cortés (el Tosco) (1952–2022) constituí­a una dicha. Pero, no en una entrevista formal o protocolar, sino en un diálogo natural, espontáneo, a lo cortico, entre socios, aunque uno no fuera parte de su cí­rculo de amigos más cercanos. No solo se disfrutaba de su personalidad magnética, de su sabidurí­a y experiencia acumulada con los años, a base de estudio, sacrificio y los golpetazos de la vida, sino que sus interlocutores recibí­an una especie de clase magistral ofrecida por un profesor curtido tanto en la academia como por la escuela de la calle.

José Luis Cortés (El Tosco) deja un legado invaluable dentro de la música cubana. (Fotos: Francisnet Dí­az Rondón)

En una de sus últimas visitas a Villa Clara, el Tosco intercambió de manera diáfana y espontánea con este periodista y varias personas en el Centro Cultural El Bosque, donde se presentó con su orquesta NG La Banda, el 22 de abril de 2018. Esta es la transcripción de una buena parte de su larga charla que por primera vez sale a la luz.

La redacción trata de exponer, de cierta manera, la personalidad y forma de expresarse de José Luis Cortés quien, amén de ser una de las grandes figuras de la música y la cultura cubanas, jamás perdió su sencillez, humildad y autenticidad. El hijo del barrio del Condado de Santa Clara tiene la palabra.

Siempre di lo que tengas que decir

«A mí­ Raúl Castro, hablando con él, me dijo: “Tú siempre di lo que tengas que decir”. ¡Y ya! “Si es con tu razón, dilo, que no te va a pasar nada”. Cuando hacemos un trabajo cultural, que es lo que quiero yo, con los niños, con los jóvenes, la gente no se da cuenta. La música que aquí­ la gente oye es la basura esa, la basura no, porque no se puede ser… Ellos están pega’os, es lo que le gusta a la gente. No los obligaron o los cogieron por el cuello para que les gustara ese estilo musical que no es ni cubano, es de Panamá, de Puerto Rico, de (República) Dominicana.

« ¡Y en Cuba tanta cultura musical que hay! Esos eventos que hacen en Santa Clara exaltando la música de la trova (se refiere al Encuentro Nacional de Trovadores Longina), la música que les gusta a otros jóvenes. Pero, lo que han hecho es pervertir a los muchachos con este tipo de cosas, ¡pervertirlos! Y ahora la verdadera música cubana no la conocen. Anuncia a cualquiera de ellos (de los reguetoneros) para que veas cómo se pone esto aquí­, que tienes que buscar a la policí­a y a las tropas especiales. Y eso se debe a la promoción que tienen, aunque ustedes no lo pongan por radio. “No, no los pongan por radio”, es peor todaví­a. La gente los siguen.

«Ahora tienen redes sociales, hay “paquete”, un montón de cosas donde se puede hacer una promoción. Ellos mismos ganan dinero, ponen los covers (entradas) a 35, 80 y 90 pesos, y la gente va. ¿Y tú les vas a hacer algo? No se puede ser envidioso. A ellos les tocó la punta roja, como dicen. Nosotros (NG La Banda) no podí­amos tocar en ningún lado. Nadie nos invitó a ningún lado, ni a nosotros ni a Irakere, Los Van Van y esos grupos que mantuvieron aquí­ la cultura mucho tiempo. Para nosotros no habí­a visas para ningún lado. Si veí­an que tú tocabas, “Ah, ¡esos son cubanos! ¡Quí­talos!”. Celia Cruz nos hizo eso una pila de veces a nosotros ».

La timba ha perdido terreno

«Todo el terreno del mundo lo perdió, por descuido de los medios. ¡Olví­date de eso! Descuido total. No hacen nada con poner un numerito, si en definitiva no se le da… ya te digo. Si no es por este muchacho nuevo, Alexander Abreu, que ha hecho unas cuantas cosas, se pierde el género. Y nos quedamos con “ ¡nuevo género cubano: el reguetón, el salsatón, el timbatón”, y todas las cosas esas que, en definitiva, no tienen nada que ver con la gente que estudió de verdad la música e hizo un trabajo cultural durante mucho tiempo.

«Los muchachos, cuando llegan a crecer, lo hacen con otra ideologí­a. Están mirando el «paquete », mirando los videos con unos carros terribles, una niñas lindí­simas todas, tú sabes, y entonces les abren los ojos y las mentes a los muchachos que quieren seguirlos y hacer el modo de vida norteamericano, el modo del yuma. Eso le ha hecho un daño ideológico a la gente aquí­ terrible, y no se han dado cuenta. O se han dado cuenta, pero no tienen cómo pararlo ».

La programación cultural actual y el mercantilismo  

«La vida cambia, las estructuras económicas cambian, los parámetros a seguir de las empresas cambian. En los años 70, con los Van Van, nosotros viví­amos felices. íbamos a tocar, tení­amos un salario fijo que nos alcanzaba, pero ahora no puedes. Antes estaban abiertos los lugares en moneda nacional con precios racionales; ahora, imagí­nate tú, la cosa cambió. Los muchachos lo que quieren es billete. El dólar está despenalizado, la divisa distinta, hay cuentapropistas, un montón de cosas, que de verdad, si no te organizas, te comen.

«En La Habana, los que están trabajando en lugares particulares, ahí­ tienes a todo el mundo: a Isaac Delgado, a Osdalgia, a Vania (Borges), todos los artistas se van para ahí­ porque Cultura no tiene cómo resolverle el problema con la promoción que lleva. Tú ves que meten (los particulares) en el paquete “esta semana va a estar fulana de tal” y salen por la calle a pelo suelto. Eso no lo hacen, desgraciadamente, las empresas… No le estoy echando a ninguna empresa, no quiero lí­o que después la cogen con uno ».

Las letras «contra » las mujeres y la esencia de la música popular bailable

«Mira, el otro dí­a me hicieron una entrevista y dijeron una pila de cosas ahí­ que yo no dije. No, yo lo que dije fue “Me mandaron a matar con Vilma (Espí­n)”, y pusieron “Vilma lo mandó a matar”, no es lo mismo. Vilma es un pilar de la Revolución que hay que respetarla. Fue amiga mí­a durante muchos años. Yo hice millones de cosas, al principio, y a ella le llegaron con un panfleto “Mira, este está hablando mal de las mujeres en las canciones”. ¡Por na’ me mata! Y era mentira todo al final. Después se resolvió el problema, pero en lo que se resolvió, estuve dos años castiga'o.

(Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

«Yo ahora soy Shakespeare. Con mis textos aquellos que la gente decí­an que eran chabacanos y populacheros y qué se yo, ahora yo soy Shakespeare. Yo vení­a oyendo una cosa que decí­a “Estoy pa’ quimbadera o estoy pa’ quimbar”, algo de eso. ¡Así­, a la cara! ¿Qué tú esperas para la juventud que está oyendo eso? Si yo por decir “el picadillo de soya” por poco me matan. Y eso es normal, eso pasa, yo no estoy bravo. El mundo y el tiempo van para adelante. Pero, mi hermano, a nosotros nos tocó una época bien dura, dura, donde habí­a una equivocación al interpretar el resultado de la música popular bailable.

«La música popular bailable tiene sus códigos. En el momento en que vas a llevar a bailar a tu novia, vas a escuchar y tomarte un buen trago en un rato de ocio. No la música de mis amigos Silvio (Rodrí­guez) o Pablo (Milanés), que hicieron sus obras para otras cosas, con otro sentido, para que la gente recreara la letra. Aquí­ (con la bailable) uno lo que tiene que poner es un buen montuno como lo hicieron los grandes: í‘ico Saquito, Ignacio Piñeiro, Matamoros… Esa gente tocaban para que el público se divirtiera con textos, inclusive, picarescos ».

Los negros tení­amos que caminar por fuera

«Yo creo que Raúl (Castro) se puso de acuerdo conmigo para hacer el discurso (*), porque yo he hecho ese mismo discurso una pila de veces. Yo soy de Santa Clara. Nosotros í­bamos al parque (Leoncio Vidal) y nos pusieron los totí­es. (Los negros) tení­amos que caminar por fuera, tocaba la Banda (de Conciertos) en la glorieta lo que dijo Raúl no es mentira, esa es la verdad más grande del mundo, y los blancos por dentro del parque.

«Lo de la televisión está pasando hace años (se refiere a la poca presencia de profesionales negros). Y verdad que no. Esto es un pueblo mixto, fifty fifty, a la mitad. ¡Tienes que tener cuidado! Esto se llama 100 años de lucha. Aquí­ los que no claudicaron fueron los negros, ¡pa’ que sepa! El Pacto del Zanjón, la Protesta de Baraguá, ¡a fajarse to’ el mundo! Quintí­n Bandera, Periquito Pérez, Guillermón Moncada, Antonio y José Maceo… ¡De madre! Y toda esa gente eran niches.

«La raza negra tiene su belleza. Pero, si ponen en la TV a una negra que parece una blanca, con los labios finitos. No, no, las negras tienen su belleza africana. Pero, son vestigios dentro de la sociedad, tabúes que se van cambiando poco a poco y la gente va entrando en caja ».

Poner la cultura por delante del dinero

«En el tiempo de nosotros no pensábamos en dinero. “Oye, van a tocar en tal lugar”, y ya, vamos pa’ allá, y no pasaba nada. En ese entonces estando en la Escuela (Nacional de Arte) no nos dejaban tocar música como profesionales y si te veí­an en un grupo, te botaban y perdí­as la beca. Era demasiado violento, eso es una aberración también. No quiero que ahora hagan eso, pero, ahora pregúntales a los muchachos estos.

(Foto: Francisnet Dí­az Rondón)

«Yo tengo un grupo nuevo total. Ellos lo que tienen en la cabeza es un signo de peso. No tienen una preocupación de verdad por hacer cultura, que la gente les diga “qué bien tocan! No. “ ¿Cuánto me vas a pagar?”, es lo que dice todo el mundo. Pero, es que también tienes que entenderlos porque después cuando tú llegas al agromercado un aguacate vale 15.00 baros, la libra de cebolla está a 40.00. Y hay que salir a buscar el billete, mi hermano. Y esos cambios en la sociedad te van pervirtiendo.

«La cultura, por supuesto, es uno de los renglones que produce economí­a en el mundo entero. Pero, en Cuba se acostumbró a que la cultura es cultura y después, bueno, si me pagan, está bien. Sin embargo, hay que tener en cuenta los años de esfuerzo. La gente no sabe lo que es estudiar piano en Estados Unidos, donde lo hacen nada más los hijos de los ricos, amén de que un muchacho sin recursos tenga muchas condiciones y se gana una beca.

«Aquí­ pusieron gratis las escuelas de arte, de las que sale un talento grandí­simo. Eso hay que recordarlo, hacerlo valer también. Decirles (a los jóvenes), bueno, cómo tú te hiciste músico, quién te dio los instrumentos. Tú tienes que pensar en todo eso, para decir ¡coño!, yo tengo que hacer un poco de cultura y después, si me pagan, está bien. No hacerlo al revés, no tener como primicia que te paguen, para tú poder tocar. Es lo que pasa. Pero, ¡estamos en talla, estamos luchando! ».

(*) Discurso del General de Ejército Raúl Castro, entonces Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en la clausura de la Sesión Constitutiva de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 19 de abril de 2018, «Año 60 de la Revolución ».

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