Rodrigo Sosa y Raptus Ensemble, una alianza renovadora
El músico argentino, acompañado de Ensemble Raptus, regaló un abanico de sonoridades, con lo que demuestra con creces que la música no tiene límites ni fronteras.
«Cuando hay sentido común y ganas de decir, aunque sean de estilos diferentes, se transforma en un imán», manifestó Rodrigo Sosa sobre su labor con Raptus Ensemble. (Foto: Francisnet Díaz Rondón)
Francisnet Díaz Rondón
2119
07 Agosto 2022
07 Agosto 2022
hace 2 años
El encuentro entre el músico argentino Rodrigo Sosa y la agrupación villaclareña Esemble Raptus, dirigido por el maestro Alejandro Yera, no pudo ser más acertado. Entre ambos surgió una fórmula química extraordinaria, de cuyos resultados disfrutó el público en sus recientes presentaciones.
Luego de sus exitosas actuaciones en el Museo de Bellas Artes, en La Habana, y la Casa de Cultura en Placetas, estuvieron a finales de julio en el teatro La Caridad, organizado apropiadamente en el escenario principal para público reducido. Allí los talentosos artistas regalaron un concierto de lujo matizado con música de diversos géneros, sobre todo, de Latinoamérica, y Cuba emerge de los instrumentos de los intérpretes.
Sosa, a través de la ancestral quena, pero con una sonoridad actual y renovada, nos transporta a las tradiciones y cultura andinas. Acompañado de Ensemble Raptus regaló un abanico de sonoridades, con lo que demuestra con creces que la música no tiene límites ni fronteras.
El quenista, quien viene de la música folclórica y popular argentina, llegó a Cuba por primera vez con 16 años en un grupo musical invitado a la Feria Internacional del Libro y la Literatura en La Habana en el año 2007. En un recorrido por las escuelas de arte quedó fascinado con el nivel educacional, la técnica y forma de enseñar música en el archipiélago, la que considera «muy especial y casi única en el mundo ».
Como tocaba la quena de manera empírica, quiso adentrarse en el mundo académico, y al no existir este instrumento dentro del plan docente, se inscribió en la flauta, más afín al instrumento andino. Luego de seis años de estudio se graduó en el 2012 y volvió a la quena, a la cual le profesa un gran amor.
Sobre su proyecto con Raptus Esemble, al cual conoció en los estudios Colibrí, manifestó que cuando hay sentido común y ganas de decir, aunque sean de estilos diferentes, se transforma en un imán y surge una nueva voz que logra fluir las ideas muy rápido.
«De Raptus me cautivó su sensibilidad, más allá del virtuosismo, la técnica, porque lo más importante que me llegó es la sinceridad y transparencia con la cual trabajan, la forma de comunicar desde esa manera tan delicada de armar los arreglos. Pienso que es un proyecto muy particular y especial, con un potencial maravilloso, y me honran a la hora de encontrarme con ellos.
«Parece que llevamos tocando diez años y ensayamos solo un par de horas. Creo que el público lo recibe y es el premio más grande que nos llevamos », expresó.
Mientras, Alejandro Yera considera que el tener temas en común en el repertorio, dentro de ello, mucha música latinoamericana y cubana, no fue difícil montar un trabajo coherente muy cercano a la labor de Rodrigo, a quien considera un virtuoso en su instrumento.