«La poesía es el género de oro de la literatura cubana»

Entrevista a la presidenta de honor de la Feria del Libro Villa Clara, Carmen Beatriz Sotolongo Valiño.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
(Foto: Arnaldo Toledo Sotolongo)
Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
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16 Marzo 2024

Carmen Beatriz Sotolongo Valiño es una mujer indisolublemente ligada a la literatura. Solo mencionar su nombre despierta el respeto, admiración y afecto entre poetas, escritores y académicos de todas partes, quienes reconocen en ella una autoridad bien ganada como crítica literaria, aunque también se destaca dentro del mundo del teatro.

Su vasta y fructífera trayectoria como profesora del Departamento de Letras de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV), su labor como investigadora, y en la impartición de cursos y postgrados, le otorgan un reconocimiento justo e indiscutible.

Carmen no se ha quedado solamente entre las paredes de aulas, departamentos o bibliotecas en su quehacer para la literatura y por esta. También se ha dedicado a hablar, difundir e, incluso, persuadir y enamorar al público a acercarse a los libros a través de espacios radiales, televisivos, publicaciones y la prensa escrita.

 Las revistas Islas, Signos, La Gaceta de Cuba y el desaparecido suplemento Huella, del periódico Vanguardia, entre otras publicaciones, se han prestigiado con sus textos y su sapiencia. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y especialista del Consejo Provincial de las Artes Escénicas, no se detiene en su empeño de enaltecer las letras y los libros. Por ello, posee el reconocimiento que una mujer de su estirpe merece desde hace mucho tiempo.

Palabras de Carmen en la inauguración de la Feria. (Foto: Carolina Vilches Monzón)

—Por primera vez se reconoce a una académica y crítica literaria como presidenta de honor de la Feria de la provincia. ¿Le sorprendió? ¿Cómo lo ha asumido?

—Tengo formación académica y esto ayuda mucho en el análisis de las obras, pero no pretendo hacer crítica académica. Me gusta guardar la impresión que la obra me causa y restaurarla después del estudio para brindársela enriquecida al lector; con todo el placer que la lectura me produjo y toda la pasión posible, como experiencia de lectura para invitar a las personas a adentrarse en un libro o en una obra teatral.

—¿Por qué la crítica literaria?

 —Desde niña me apasionaba la lectura, era una obsesión, un verdadero vicio. Me desesperaba que a mis amigas no les interesara y trataba por todos los medios que les gustara como a mí. En el instituto preuniversitario Osvaldo Herrera tuve al poeta Carlos Galindo Lena como profesor de Literatura. Aquel hombre hablaba como un dios y despertaba verdadera pasión, aun en los alumnos más desinteresados. Allí supe que eso era lo que yo quería hacer, transmitir a los demás mi amor por la literatura y el arte. Es lo que he sido siempre: profesora, asesora, promotora e investigadora.

—Se dice que el crítico, en cualesquiera de las especialidades, es un artista —en su caso, un escritor o poeta— frustrado. ¿Qué opinión tiene de esa catalogación?

 —Suele ser la respuesta que da el autor ante una crítica adversa, los que clasifican a los críticos en dos bandos: los malos y los que los elogian. A veces el crítico es un mal poeta y otras resulta un poeta excelente. Ejemplos sobran; te pondré dos: Virgilio Piñera y Dámaso Alonso. «Escribí poesía en el pre, algo muy propio de la adolescencia, y hasta gané un premio nacional, todo bajo la estimulación de Galindo. Pero te repito que me interesaba más transmitir a otras personas mi fascinación por los libros maravillosos que ya estaban escritos. Nunca más he sentido la necesidad de escribir poesía. Como crítica de teatro (soy asesora teatral) me considero parte del equipo; no siento tampoco ninguna frustración».

 —Algunas personas, erróneamente, relacionan la crítica con señalar, analizar o hablar solo negativamente de algo o alguien. ¿Para usted cuál es su concepto de ese vocablo?

—Pues resulta que no lo he conceptualizado. He adoptado la opinión de Umberto Eco de que lo que ha llegado a ser la crítica solo puede relatarse como una experiencia de lectura. Igual ante una obra teatral. El crítico es un lector o un espectador mejor entrenado para transmitir sus ideas acerca de la obra. En todos sus aspectos, los más logrados y los menos logrados. En general, dedico mis energías a obras y espectáculos que me gustan, que considero que valen la pena, aunque tengan aspectos que podrían superar. Me gusta ser útil.

—La poesía o la prosa, ¿cuál disfruta más?

—Las disfruto a ambas, la poesía puede realizarse en prosa. Ahora, si tu pregunta va dirigida a si la poesía o la narrativa, te diré que como lectora prefiero la narrativa, y, para estudiar y analizar, la poesía y el texto dramático. Esto responde a una especialización que existía en la Facultad de Humanidades cuando yo era docente. Impartía, preferentemente, Poesía Cubana, Teatro Cubano, Dramaturgia y Arte Cubano. Las asignaturas de narrativa estaban en otras manos. También he dado muchos cursos de Análisis poético.

(Foto: Carolina Vilches Monzón)

—¿Cuándo se sabe que se está ante un buen poema o un buen poeta? ¿Existen parámetros para evaluarlo?

—Se supone que cuando el poema es bueno nos obliga al asentimiento. Ahora bien, esto no siempre es así: si nuestras ideas y valores están amenazados y el texto se les opone, puede que no nos guste, aunque sea magnífico. «La poesía es el género de oro de la literatura cubana» leamos en un mal momento. La percepción depende mucho de nuestra subjetividad. También, el mejor texto poético para un lector determinado puede no serlo para otro.

«No existen parámetros, es un movimiento del espíritu. Un buen poema provoca en el lector una resonancia espiritual, una conexión única, expresa lo que no se puede revelar de otra manera. En cuanto a un buen poeta, todo lo dicho anteriormente vale igual, solo que consideramos el conjunto de su obra».

—¿Puede la poesía tener identidad propia, ya sea de un autor, de una región o de un país?

—Puede tenerla, no digo que no, no obstante, este es un tema polémico. Un autor puede tener un sello personal o variar su estilo infinitamente con la finalidad de no repetirse o de innovar. Y sí, en algunas ocasiones se observan peculiaridades regionales o nacionales. Conocemos de movimientos poéticos que han marcado todo un conglomerado de países, como el modernismo, con muchísimas características en común, pero también cada autor es único e irrepetible, incluso, aquellos que solo son epigonales.

—¿Qué es lo que le atrapa de un poema?

—Pueden ser muchas cosas, dependiendo del texto: la idea poética bien expresada y original, la riqueza de recursos estilísticos o, en otros casos, la sencillez; el dominio del lenguaje, la cadencia, la fluidez… en fin, la enumeración sería infinita, pero te repito, ese poder de resonancia que eleva el espíritu. El regocijo de sentir que el texto te habla sobre la condición humana.

—¿Cómo cataloga la poesía cubana con respecto a la realizada en otros lares?

—La poesía es el género de oro de la literatura cubana. Y, como en otros lares, existen cumbres y mesetas.

—¿Y la de los poetas villaclareños?

—Villa Clara tiene muy buenos poetas, aquí la poesía goza de muy buena salud.

—Sus poetas o escritores preferidos.

—Son muchos, esta es la pregunta infinita, comenzando por los griegos antiguos, Shakespeare, Cervantes Quevedo, Lope y Santa Teresa, y, por supuesto, los autores bíblicos, sobre todo, de los Salmos, Eclesiastés, Cantares y los evangelios. También prefiero los más contemporáneos, como Eliseo Diego, Fina García Marruz, Dulce María Loynaz, Carilda Oliver, Carlos Galindo Lena, José Hierro, Lorca, Borges, Vallejo... A José Martí lo ubico en lugar preferente, y también a Rubén Darío.

 «Dejo fuera muchísimos, los preferidos de la niñez y adolescencia: Mark Twain, Salgari, Verne, Alejandro Dumas, a los que ya, lamentablemente, no hay tiempo de releer. Sumo los que me esté leyendo en cada momento, sean Mildre Hernández Barrios, Yamil Díaz, Noel Castillo, Bertha Caluff, Abel González Melo, Jorge Luis Mederos (Veleta), Almudena Grandes, la Rowling, Tolkien, Isabel Allende, Vargas Llosa, Umberto Eco y un largo etcétera. Y no menciono a los cronistas, que es un género que me encanta, ni a los ensayos de Octavio Paz. Realmente no me gusta esta pregunta, a lo largo del día recordaré a muchos que debería haber incluido».

—¿Le hubiese gustado ser una poeta reconocida?

—No, me hubiese gustado ser titiritera.

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Yamilet

Sábado, 16 Marzo 2024 09:12

Valoro y respeto mucho a nuestra Carmen,siempre elegante,dispuesta cuando la necesitas,su criterio es muy importante,buena amiga. Muy merecido que sea Presidenta de Honor, no pudo ser titiritera pero todos los tiririteros de ésta provincia la queremos como si lo fuera ,la sentimos parte de nosotros, felicidades Carmen