
¡Qué puedo decir, Maestro! Estos golpes te enmudecen, te paralizan, te trastocan, te aniquilan el pensamiento. Te dejan en un limbo de tristeza y rabia que no se puede explicar. Mi corazón solo me da respiro para darte las gracias por tanta alegría, tantos momentos de felicidad, tanta buena música cubana que le regalaste a este pueblo tuyo, que ahora llora de profunda tristeza.

No es justo que nos dejes cuando todavía tenías tanto que sofocar en estos tiempos de sonidos y letras malsanas y funestas. Tu ritmo, estilo y lírica quedaron prendados en la memoria y el corazón de todos los que gozamos con tu Élite, una de las grandes orquestas que reinaron y marcaron pauta durante el boom de la timba.
¡Cuánto bailó y cantó y gozó este pueblo contigo, Paulo! ¡Cuánto lo hiciste sonreír en momentos duros y difíciles! Sobre todo a los jóvenes, que por un tiempo se habían alejado de la música cubana en pos de ritmos foráneos! Pero tú y tu Élite, el maestro Juan Formell y Los Van Van, Adalberto Álvarez y su Son, el Charangón de Revé, la gran NG La Banda bajo el liderazgo de José Luis Cortés (El Tosco), David Calzado y la Charanga Habanera, Isaac Delgado, Manolín el Médico de la Salsa, y otros que tampoco rindieron la bandera de la identidad cubana, no cejaron en el empeño de defender nuestra música.

¡Qué grande fuiste, Paulito! No renunciaste jamás a tus principios y tus pensamientos y moriste aquí, nada menos que en el Malecón, ese icónico balcón lleno de historia y cubanía, orgullo de nuestra querida Habana y de Cuba. Fuiste protagonista de decenas de campañas organizadas por la Juventud, tu canción del Verano aún resuena en la memoria, llegaste a los barrios, cantaste a la gente de abajo, e hiciste gozar a todos por igual.
Cuántos niños bajaron "hasta el piso" en tus presentaciones tratando de imitarte, y seguro que alguno continúo el sendero de la música siguiendo tus pasos. Cuántas orquestas de varias partes del país montaron tus números y los incluyeron en su repertorio, cuántos nuevos cantantes asumieron tu estilo. Porque fuiste, eres y serás referencia cuando se hable de la historia de la música popular bailable.

Ahora eres ya parte del Olimpo de los grandes de la música cubana y como tal serás recordado y venerado. Porque tú sí fuiste de los grandes de todos los tiempos, tú marcaste una época, tú sí hiciste inmensa la música de esta isla.
¡Qué puedo decir, Paulo Fernández Gallo, Paulito FG, el Sofocador de la Salsa, sino desearte mucha luz y paz eternas, y que allá donde estés nos sigas bendiciendo con tu aché! Porque hombres como tú no se van jamás, quedan para siempre sembrados en el alma y el corazón de millones.