Hace 45 años, terroristas al servicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) perpetraron un sabotaje contra la aeronave CUT-1201 de Cubana de Aviación, que costó la muerte de 73 personas.
Parte de los esgrimistas que arrasaron con las ocho medallas de oro disputadas en el evento. (Foto: Tomada de Internet)
Osvaldo Rojas Garay
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06 Octubre 2021
06 Octubre 2021
hace 3 años
Cuántos sueños se rompieron el 6 de octubre de 1976, cuando terroristas al servicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) perpetraron un sabotaje contra la aeronave CUT-1201 de Cubana de Aviación, pocos minutos después de despegar del aeropuerto Seawell, en Barbados.
El criminal acto causó la muerte a las 73 personas inocentes a bordo; entre ellas, los 24 miembros de la delegación atlética (16 deportistas, y ocho funcionarios, técnicos y entrenadores), que regresaban a la patria tras arrasar con las ocho medallas de oro puestas en disputa en el IV Campeonato Centroamericano y del Caribe de Esgrima, organizado en Caracas, Venezuela.
La mayoría de los esgrimistas eran juveniles; un reducido grupo tenía experiencia en eventos internacionales, como la floretista Nancy Uranga Romagoza, quien compitió en la Olimpiada de Montreal; el floretista Leonardo Mackenzie Grant, y los espadistas Ramón Infante, Ricardo Jesús Cabrera Fuentes y José Ramón Arencibia Arredondo, que habían intervenido en Juegos Panamericanos.
No solo les troncharon la trayectoria deportiva. Algunos se habrían convertido en profesionales, como Nancy Uranga, que estudiaba Biología; Ricardo Jesús Cabrera Fuentes quizás fuera hoy un gran arquitecto, y José Ramón Arencibia tenía alma de poeta.
El equipo
Veintiún años de edad promediaban los 16 atletas masacrados. El más «viejo » era el espadista Ramón Infante, con 27 primaveras; la más joven, Virgen María Felizola, solo tenía 17, y en total siete no habían rebasado los 20 años de vida.
Los cubanos que acapararon todos los títulos en el torneo fueron: Nancy Uranga, Leonardo Mackenzie, Virgen María Felizola, Ricardo Jesús Cabrera, José Ramón Arencibia, Julio Herrera, Ramón Infante, Enrique Figueredo del Valle, Carlos Miguel Leyva, Inés Luaces, Milagros Peláez, Cándido Muñoz, Alberto Drake, Juan Duany, Nelson Fernández Machado y José íngel Fernández Garzón.
La corazonada de Nancy
Nancy Uranga, ganadora de dos títulos en el certamen, y el futbolista Antonio Garcés Segura se conocieron en 1971 y decidieron casarse cuatro años más tarde, el 31 de diciembre de 1975.
Entre los tantos momentos felices que vivieron juntos hay uno inolvidable, cuando intervinieron en la Olimpiada de Montreal, en 1976, al participar Nancy en las pruebas de florete individual y por equipos, mientras Antonio Garcés integró la selección de fútbol que por primera vez asistió a una cita estival, en la que lograron un empate a cero con Polonia, entonces tercer lugar en el campeonato mundial de 1974.
En octubre de 1976, mientras jugaba en el campeonato nacional de fútbol en Santa Clara, Antonio Garcés recibió una llamada telefónica de su esposa: «Tengo la impresión de que no te voy a ver más ». Fue la última conversación que ambos sostuvieron, según relata la periodista Julieta García Ríos en un trabajo publicado en el periódico Juventud Rebelde, en 2011.
Nancy le había dicho esas palabras a su esposo por la cantidad de contratiempos que habían tenido para llegar a Venezuela.
El 6 de octubre se cumplirán 45 años el próximo miércoles, cuando regresaban victoriosos del campeonato centroamericano, ocurrió el criminal acto terrorista en el cual murieron 73 personas (57 cubanos, 11 guyaneses y 5 coreanos); entre ellas, Nancy Uranga, que posiblemente traía en su vientre el primer hijo de la pareja, pues había sospechas de que estaba embarazada. Según le contó el embajador a Garcés, desde que ella llegó a Venezuela estuvo vomitando, lo cual apuntaba a un estado de gravidez.
En aquel momento Nancy solo tenía 22 años y Garcés 26; hoy la pinareña tuviera 67 y el camagí¼eyano cumplió 71 el pasado 2 de septiembre. La niña o niño que venía en camino tendría más de 40 años.
La injusticia tiembla
El 15 de octubre, en el acto de despedida de duelo de las víctimas del avión de Cubana destruido en pleno vuelo, nuestro Comandante en Jefe pronunció uno de sus más vibrantes y emotivos discursos, en el cual afirmó:
«Nuestros atletas sacrificados en la flor de su vida y de sus facultades serán campeones eternos en nuestros corazones (Aplausos); sus medallas de oro no yacerán en el fondo del océano, se levantan ya como soles sin manchas y como símbolos en el firmamento de Cuba; ¡no alcanzarán el honor de la olimpiada, pero han ascendido para siempre al hermoso olimpo de los mártires de la patria! (Aplausos) ».
Fidel concluyó aquel discurso como solo él sabía hacerlo:
«No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla! ».