Hace más de un año, el 18 de mayo. de 2021 escribí sobre las grandes rivalidades en los campeonatos nacionales de béisbol que se desarrollan en Cuba desde 1962. De aquel trabajo les recuerdo ahora algunas ideas que abordé y, precisamente, una de ellas fue en torno a Antonio Muñoz y Agustín Marquetti. Quiero aclarar que entre los dos existe una buena amistad, tal como lo reflejo en mi libro El Gigante del Escambray, que salió a la luz en el año 2015.
Lo que dijo Marquetti sobre un equipo de estrellas de la pelota cubana de etapas pasadas no fue el centro de la entrevista concedida durante su última visita al país, sino que en una parte él plantea: «Mira, si yo hago un team de antes incluiría a Pedro Luis Rodríguez, Kindelán, Pacheco, Paret y Germán Mesa, Linares, Casanova, Víctor, Gurriel, Ermidelio, Fernando Sánchez, Romelio, Junco… Con esos caballos, que nada más jugaron Serie Nacional, pero que tenían todo para llegar a Grandes Ligas, ganábamos un clásico sin susto. Hoy no es así, con lo de la Serie Nacional no basta, hay que tener luz larga, respetar a los que siguen en Cuba y no negarles el derecho a los profesionales ».
Sobre sus declaraciones lo que afirmé, y mantengo la opinión, es que resulta muy difícil excluir en un team de ese tipo a Antonio Muñoz. Fíjense que respeté a todos los otros peloteros que menciona y solo proponía una solución salomónica: situar a Kindelán como bateador designado y ubicar a Muñoz en la inicial; cada cual puede dar su criterio y ese es el mío.
Cuso en un momento se convirtió en el bateador más temido de nuestra pelota, entre muchas de las estrellas que se mencionan, y recibió 1556 bases por bolas, teniendo detrás a Pedro José Rodríguez, uno de los más grandes jonroneros que han tenido las series nacionales.
Entre Muñoz y Marquetti ha habido siempre una excelente relación, y no me gustaría que los aficionados entiendan esto como un acto de envidia del Toletero de Alquízar, pero me pareció injusto que no mencionara al Gigante.
En cierta ocasión en la celebración de un aniversario de la Editorial Capiro me invitaron para que le obsequiara un ejemplar del libro El Gigante del Escambray a Leonardo Padura, uno de los mejores escritores del país, y le dije: «Mira, yo sé que el equipo de tus simpatías es Industriales, pero aquí en este libro verás cuántas cosas buenas habla Muñoz de Marquetti ».
Aquí les transcribo una parte de mi libro: Le pregunté al miembro del Salón de la Fama del béisbol cubano: «Dime con sinceridad, ¿nunca sentiste envidia por Agustín Marquetti? », y con su extremada modestia, el Guajiro me contestó:
«Mira, Marquetti es de Alquízar y Muñoz de Algaba. Había una rivalidad tan grande en aquellos años en el béisbol que inclusive en el reloj del estadio Latinoamericano ponían AM (Antonio Muñoz, Agustín Marquetti) y daba la hora. Cuando nuestros equipos se enfrentaban, los aficionados de la capital querían que Muñoz no bateara, que bateara Marquetti, y, además, querían que Marquetti fuera el que hiciera el equipo Cuba y jugara la primera base.
«Pero yo te puedo decir que entre nosotros dos siempre hubo fraternidad, humanismo, cariño y compañerismo, al punto de que cuando nos veíamos por ahí, él me decía Muñanga y yo también le decía Muñanga ».
A propósito de la relación entre Marquetti y Muñoz, en una ocasión el otrora estelar receptor villaclareño Albertico Martínez me confesó: «Muñoz sentía mucho respeto por Marquetti. Cuando este dejó de integrar la selección nacional y coincidían, el Guajiro siempre le dejaba el paso a Marquetti. Jamás, como se dice ahora, lo machacó. No sé cómo verían esto los demás, pero para mí era otra muestra de su sencillez y humildad ».
Por eso me gustaría que cualquier comentario que se emita no parta de si hubo envidia entre los dos. De cualquier forma, y sin querer imponer mi criterio, sostengo: es muy difícil excluir de un Todos Estrellas a Antonio Muñoz.