Quienes nos decantábamos por una apertura ante República Dominicana con los servicios del astro Liván Moinelo, para el estreno en el Premier 12, vimos cuán acertada fue la decisión del alto mando cubano de darle la bola a Yoannis Yera. Sin embargo, aun cuando el matancero fue categóricamente dominante, la Mayor de las Antillas no pudo hacerse con el triunfo.
Por tercera vez consecutiva la escuadra cubana abre con derrota en estos certámenes. Al margen de la polémica sobre el abridor, cada revés tiene un sinfín de interpretaciones, pero el juego de pelota hay que aprender a leerlo, a fin de sacar las lecciones.
Los de Quisqueya, en seis capítulos con Yera en la lomita, pegaron tres jits, ninguno entró en circulación por boleto, se poncharon cinco veces y no le pisaron home. Después, con cinco lanzadores, o más bien tres —pues Geonel Gutiérrez y Andy Vargas dominaron al bateador que enfrentaron—, soportaron cinco imparables, con doble y triple incluidos; bolearon a cuatro, y todos les anotaron. En total, subieron al marcador seis registros.
¿Pudiéramos afirmar que esa fue la causa del revés? Indudablemente es una de ellas, incluso la principal, pero no la única. Parte importante de la diferencia, o lo que nos separó de la victoria lograda por el rival, fue el comportamiento dominicano en la caja de bateo ante ese pitcheo de relevo. En los últimos tres episodios, los bateadores de solo pudieron sacarle 40 envíos los adversarios, mientras sus oponentes exprimieron cada turno al bate hasta exigirle a los del montículo 78 serpentinas. Nótese la diferencia: Yera empleó, en seis completos, 70 dardos.
En ese último tercio hubo turnos al bate de los dominicanos que pasaron de ocho disparos, incluyendo los 14 que le demandó Ricardo Céspedes al primer rescatista cubano, Leodan Reyes, y que terminaron con una base por bolas que, en nuestra opinión, viró totalmente el desafío a favor de los ganadores.
Reyes logró los dos primeros outs, pero no pudo terminar el séptimo por las dos transferencias consecutivas. Esos maderos que puso en primera cristalizaron en las dos que decidieron el choque. A Frank Abel Álvarez le sucedió algo parecido, retiró a los dos primeros del octavo, y no concluyó porque concedió un boleto, y luego fue bateado (jit y tubey). La que se anotó en esa entrada, fue la que llegó a primera por lanzamientos fuera de la zona de strike.
Durante el juego, la ofensiva dejó escapar oportunidades de producir, perdiéndose la oportunidad de darle más ventaja a Yera, y que sus continuadores vinieran menos presionados por el marcador. En el primer acto hubo dos corredores en las almohadillas y ninguno llegó al plato; en el quinto, con primera y segunda ocupadas y un out, no se impactó en la pizarra; en el séptimo, en la misma situación, pero sin outs, tampoco se movió la pizarra. Incluso, cuando se convirtió la única rayita cubana, por wild, las bases estaban llenas, con un out.
En resumen: duelo brillante entre Willie Peralta y Yera en seis episodios; maestría de los bateadores dominicanos para sacarle todo lo posible a cada turno al bate; relevistas cubanos, sin saber rematar el inning en el que vinieron a actuar, mientras sus maderos mostraron carencia para conectar a la hora buena y para fajarse más con el lanzador.
Esto empezó ahora, es verdad que los juegos son a nueve innings, no a seis, pero queda Premier 12 todavía, se perdió una batalla, mas se sigue en el combate. Hoy, después de otra madrugada en vilo ante Sudocrea, que perdió en su debut frente a Taipéi de China, Cuba se mide con Australia, a las 11:00 de la noche. (Oscar Sánchez Serra)