Para quienes seguimos el béisbol de manera irrevocable y pasional, es común encontrar contenido en redes sociales referente al talento joven de los Leopardos Azucareros. Imágenes de su desarrollo y noticias de su desempeño, tanto en ligas foráneas como en las locales, mantienen una actualización constante en las diversas comunidades que agrupan a la fanaticada naranja.
Dentro de ese flujo informativo, un uniforme grabado al número 23 muestra la figura de un lanzador con efectividad y versatilidad suficientes para conquistar terrenos foráneos. Tras su debut en 2020, Randy Cueto Pérez ha vestido los colores naranjas en cinco series nacionales, mientras que los Leones de la capital solicitaron sus servicios en dos ocasiones. En su actuación bajo las cuatro letras del equipo nacional, el palmarés comienza en las categorías inferiores.
De la apertura al cierre de los partidos, el derecho de Taguayabón es considerado un as de triunfo, criterio que en 2024 lo llevó a tierras azurras para engrosar las filas del Milano 1946 en la Serie A de la Liga Italiana de béisbol. Precisamente, de su experiencia en diamantes europeos, el número 23 del Villa Clara conversó con Vanguardia.
—Llegas a un país con una cultura diferente, incluso, otro idioma, ¿cómo fue ese primer encuentro?
—El inicio muy complicado. Todo era diferente. Desde que llegué los muchachos y la dirección del equipo se mostraron amables, dispuestos a cooperar y me ayudaron a sentirme en grupo. Había varios latinos en el equipo y, aunque sé lo básico del idioma, a ellos les gusta aprender español. La comunicación fue fluyendo.
Incluirse dentro del staff de lanzadores como abridor permitió que su efectividad en el montículo aumentara en cada una de las salidas. Gracias a dicha constancia, la temporada 2024 culminó con el galardón de Mejor Lanzador del equipo, y su nombre se posicionó dentro de los primeros puestos en el promedio de carreras limpias.
«El entrenador de picheo era dominicano, pero yo tenía mi plan de entrenamiento hecho desde aquí de Cuba por el profe Pupo (Roberto Pupo Rodríguez), y me permitieron seguir con él», comenta el único villaclareño llamado a las filas del equipo Cuba que enfrentó a la selección de México en el juego de exhibición correspondiente a la etapa preparatoria del torneo Premier 12.
«Cuando uno debuta, siempre se pone nervioso, pero ya no es lo mismo que cuando debuté aquí. En ese sentido, creo que he ganado un poco en madurez deportiva. En el caso de las lesiones sencillas, o no, simplemente hay que seguir entrenando y cuidándose», asegura.
Tanto en el béisbol como en la vida los triunfos dependen de varios factores. En este aspecto particular Randy tiene en su padre un estratega, y en su madre y su abuela, la motivación ineludible.
«Mi papá más bien se encarga de la parte táctica de los juegos, me da los consejos y me explica lo que debería hacer. El número de mi uniforme es el día de nacimiento de mi mamá, mi abuela fallecida y el mío», confiesa.
—De Italia, ¿qué llamó tu atención?
—La entrega y dedicación que le ponen al béisbol. Los muchachos estudian, trabajan y siempre están una hora antes de que empiece el entrenamiento, incluso los días que no hay, están allí, entrenando.
—¿Esperabas el resultado obtenido en esta temporada con el Milano?
—En realidad, sí, quizás no a tal magnitud, pero sí esperaba un buen resultado. De hecho, casi termino de líder en carreras limpias de todo el país.
Mantener la eficacia de sus lanzamientos, la perseverancia y la dedicación al juego trajo para Cueto un 2024 cargado de triunfos y oportunidades. Por ahora resta el descanso y la familia. A corto plazo, el béisbol es la prioridad en sus planes. Ya sea de naranja o de azul y gris, el número 23 campeón de la última Serie Nacional Sub-23 forma parte de ese talento joven que nos hace cómplices y amantes de nuestro deporte nacional.