Coto al engaño

La Resolución No.54 de 2018 aprobada por el Mincin incorpora normativas que protegen al consumidor con disposiciones más enérgicas para combatir violaciones.

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Idalia Vázquez Zerquera
Idalia Vázquez Zerquera
@IdaliaVzquez
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19 Mayo 2018

Finalmente el Ministerio de Comercio Interior (Mincin) aprobó la Resolución No. 54 de 2018, divulgada el pasado 4 de mayo en la Gaceta Oficial de la República de Cuba y que entrará en vigor 30 dí­as después de su publicación. En ella se establecen los derechos y deberes de los consumidores que no estaban explí­citos en ninguna norma rectora.

Incluye las obligaciones generales de los proveedores de productos y servicios, estatales o vinculados a los nuevos modelos de gestión, y los aspectos que se han de garantizar para proteger los derechos de los clientes tanto personas naturales como jurí­dicas dedicados a actividades comerciales asociadas a la venta de mercancí­as, servicios técnicos y personales, gastronómicos y de alojamiento, subordinados o no al Mincin.

Ilustración de Martirena sobre Protección al Consumidor
(Ilustración: Martirena)

¿Objetivo?, lograr que el producto o servicio ofertado satisfaga las expectativas del consumidor, con adecuadas prestaciones y el respeto a sus derechos.

Refiere la mencionada Resolución que de detectarse violaciones de lo dispuesto, se adoptarán las medidas correspondientes en el orden laboral y administrativo, y en caso de infringir lo establecido en el Código Penal, se dará cuenta a las autoridades pertinentes.

También orienta al consumidor sobre las instancias dónde acudir   cuando sientan que han sido vulnerados sus derechos en un establecimiento estatal o privado.

De igual forma, establece lí­mites para contestar a inconformidades de los consumidores con la respuesta recibida, para lo cual las instancias superiores tienen un término máximo de 60 dí­as naturales.

Ya era hora que denuncias repetidas una y otra vez sobre violaciones, indolencia o impunidad, encontraran una normativa jurí­dica que adoptara disposiciones más enérgicas para acabar con la trampa y el engaño al consumidor.

Dí­ganse equipos de medición sin certificar, balanzas adulteradas,  irrespeto de horarios establecidos, tablillas informativas desactualizadas, no devolución de vueltos ni entrega de comprobantes de venta, así­ como ocultar mercancí­as para ofrecerlas a revendedores y otros hechos indecorosos.

Entre los derechos del consumidor estipulados en la normativa, se encuentran: comprobar el peso del producto adquirido en el área destinada para ello, que se muestren en un lugar visible los precios de los artí­culos y servicios ofrecidos, y recibir productos y servicios que cumplan con los requisitos de calidad.

Asimismo, contar con una garantí­a, compensación, indemnización y reparación por daños y perjuicios causados, cuando corresponda, y   disponer  de ví­as y mecanismos para tramitar cualquier insatisfacción, reclamación, conflictos entre consumidores y proveedores por daños individuales o colectivos, tanto por la ví­a administrativa como judicial.

De igual forma, hace referencia a los deberes del consumidor, tales como: informarse sobre las caracterí­sticas de los productos o servicios antes de efectuar el acto de compra; manifestar su inquietud de forma respetuosa y ejercer el derecho a defenderse ante cualquier insatisfacción en el acto de consumo, entre otras disposiciones.

Sin duda, la Resolución constituye una importante ví­a a favor de los clientes, pero habrá que ser menos tolerantes y más exigentes con quienes cometen estos hechos para llevarse mayores ganancias al bolsillo.

Cuántas veces oí­mos hablar de ciudadanos separados del puesto de trabajo por incurrir en tales desmanes; sin embargo, asombra   ver cómo son trasladados a entidades del mismo sector, o renovados en sus cargos, y siguen robando.

Corresponde ahora a los organismos e instituciones implicados ajustar sus sistemas de protección al consumidor acorde con la nueva normativa, para ser validados por el Mincin antes que la Resolución entre en vigor.

También tocará a administraciones, gerentes y órganos de inspección, velar por el cumplimiento de lo legislado y cerrar filas contra quienes pretenden enriquecerse con el sudor ajeno.

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