
Que lo compre quien no lo conozca. No hay ni ha habido otra intención de parte de Estados Unidos que «la salida de Nicolás Maduro del poder ». Lo han expresado de muchas maneras, y lo peor, se lo han creído. «El final de la dictadura se acerca ». Alea jacta est (La suerte está echada), habría dicho el emperador romano al paso del Rubicón.
Tras su triunfo en las Galias, la ambición de Julio César parecía no tener límites. Cuando el Senado y Pompeyo quisieron frenarlo, no se arredró, cruzó el río la frontera establecida por los romanos entre Italia y la Galia Cisalpina y con sus legiones se lanzó a conquistar el poder por la fuerza. Era la noche del 11 al 12 de enero de 49 a. C.
Pasar el Rubicón significaba lanzarse indefectiblemente a una empresa de arriesgadas consecuencias, amén de cometer una ilegalidad, convertirse en enemigo de la República e iniciar una dura y cruel guerra fraticida, como así fue.
Hoy, de cierto modo salvando tiempo y circunstancias, la historia se repite por lo que pudiera ocurrir si Estados Unidos invade la República Bolivariana de Venezuela bajo la excusa de una supuesta «intervención humanitaria », cuya fecha límite ha sido fijada para el próximo sábado, 23 de febrero.
Faltan solo 48 horas para el día en que el impostor Juan Guaidó, autodesignado presidente de Venezuela, convocara a una movilización en todo el país con énfasis en las zonas fronterizas para acompañar la entrada de la pretextada ayuda. No obstante, los movimientos de tropas estadounidenses reportados por fuentes públicas y medios de prensa, (1) corroboran una agresión militar. Se estrecha el cerco bélico premeditado contra Caracas. Cuba lo ha denunciado, y lo ha ratificado este martes su canciller, quien hizo un nuevo llamado a la comunidad internacional a movilizarse a favor de la paz.
Cercada diplomática, económica, financiera y mediáticamente, la guerra armada en Venezuela parece irreversible. Cuando Washington no ha encontrado modos sutiles de proteger sus intereses ha optado por la más irracional: la embestida. Está estampado en el calendario de la humanidad. Y ya se sabe lo bien que ello le viene a sus ensayos bélicos y a la primera industria norteamericana.
Invasiones, sobornos y golpes de Estado. Esa es la historia del Imperio en América Latina y el Caribe. Entre el Río Grande y el Cabo de Hornos hay 10 000 kilómetros y 33 países, y casi todos han visto al imperial vecino interponerse en sus asuntos. Hasta los chiquitines de casa lo saben: EE.UU. ha invadido varios países latinoamericanos, ha contribuido a cargarse la democracia en unos cuantos más y se ha entrometido en los asuntos internos de la mayoría.
Pero en Venezuela como ocurrió en Irak podrían empantanarse. En su estrategia de guerra psicológica, guerra mediática, golpe blando o guerra de quinta generación, a los Estados Unidos les han fallado unas cuantas cosas.
Por ejemplo, contra todos los pronósticos y resbalones aparte, Maduro ha resistido el bloqueo, y se les ha escabullido. El exroquero y conductor de ómnibus ha demostrado saber tocar las cuerdas de las masas populares y, bien puesto los pantalones, desviar el tiro para que salga por la culata. Lo golpearon por el Norte, y se fue por otros puntos cardinales… Cuba, China, Rusia, Irán, Turquía, Siria…

Sin duda, Venezuela dará «una respuesta proporcional a cualquier tipo de agresión o de injerencia ». Tras un informe que revela vuelos militares de EE.UU. a países caribeños, lo revalidó este jueves en rueda de prensa ofrecida desde la sede de la ONU en Nueva York el canciller Jorge Arreaza. ¡Claro que sí! Venezuela es un país soberano y protegerá cada milímetro de su espacio aéreo, marítimo y terrestre. (2)
Pero Donald Trump, John Bolton su asesor de Seguridad Nacional y la derecha venezolana carne de cañón ignoran la capacidad defensiva de la nación bolivariana, dispuesta a no permitir se vulneren los principios que defiende la Carta de las Naciones Unidas, entre ellos, la igualdad soberana de los Estados, el arreglo de las controversias por medios pacíficos, abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier país y la no intervención en los asuntos que son de jurisdicción interna.
Evitar la guerra para mantener la paz requiere prudencia y cordura, cualidades de las que ha hecho gala el legítimo presidente de Venezuela, quien no ha vacilado en la vía diplomática para manejar los conflictos, gracias a una cultura de tolerancia y de negociación hasta donde resultan permisibles, incluso la promoción de reformas económicas, políticas y sociales; concertaciones multilaterales, el acercamiento entre militares y civiles, así como el sostenido diálogo social, personal y por todas las vías y canales a su alcance, aunque tal vez no fueron del todo eficaces.
«Pido a Dios que nuestro país no llegue a una invasión, ni a un estado de resistencia armada […] frente a una invasión norteamericana », ha dicho el paciente, perseverante y cristiano practicante Nicolás Maduro, incansable en sus llamados a la paz y al diálogo con la oposición, con la cual cree haberse equivocado según él mismo por subestimar su capacidad de daño, su maldad, su nivel de violencia. «Quizás es el peor error que hemos cometido », dijo en 2017, refiriéndose a los retos de la Venezuela «asediada en materia económica, ante el acoso internacional comandado por EE.UU., el mercado petrolero y la conflictividad política interna con la derecha ». (3)
En cuanto a Trump, ¿qué pudiera esperarse luego de su discurso ante la «diáspora venezolana » congregada frente al podio de la Universidad Internacional de Florida? Una alocución que, entre otros asuntos, «pone de manifiesto la urgencia de EE.UU. por recuperar la ofensiva, su incapacidad para convencer a Maduro de que se rinda y el poco consenso con el que cuenta la intervención militar ». (4) Pero, además, porque su visita a Miami no fue por Venezuela, sino porque ya está haciendo campaña para la reelección en 2020, y Venezuela es su boleto ganador en ese estado, con más de 100 000 votos potenciales.
¿Dará marcha atrás antes del sábado 23 o el mismo 23, si siempre ha sido Trump primero, no Venezuela primero? ¿Permitirá que el mundo crea que «la insurrección masiva contra Maduro » es fabricada en Estados Unidos? ¿Recurrirá a la intervención militar aún «sin una ruta clara y efectiva que la haga viable »?
Bueno, al menos su «verbo encendido » ha servido para atrincherar más a Maduro, su agresiva adjetivación militarista antisocialismo, para hacer dar salticos de alegría a los exiliados más retrógrados en Florida; y estallar de contentura a los naturales de esa nación que apostaron por el eslogan de su campaña presidencial de 2016 Make America Great Again (Haz América [Estados Unidos] grande otra vez o Que América vuelva a ser grande), abreviado como MAGA.

En fin, en un delicado contexto político, recalentado con todo tipo de mensajes en las redes sociales; entre las llamadas fake news o noticias falsas confirmados por la ciencia que se extienden más rápido que la verdad; manipulada intencionalmente la información por los grandes medios al servicio de poderosas transnacionales que demonizan al legítimo presidente y legitiman como «interino » al embaucador «Juan [Guaidó] sin Tierra »; no queda más remedio que esperar a ver si como han asegurado la Fuerza Armada Nacional Bolivariana apoya al farsante peón virtual de Donald Trump o permanece como hasta ahora, en mayoría, leal a la patria y a su Comandante en Jefe, Nicolás Maduro Moros.
Y no me juzguen extraviada en el limbo, ni romántica integrista si se me ocurre que sean sendos concierto y recital en los extremos de un puente de 280 metros, fronterizo Venezuela-Colombia ¿una salida para un conflicto que pudiera involucrar a varios países? En ambos puntos, intereses y objetivos diferentes, pero en definitiva un lenguaje universal de entendimiento que siempre ha roto barreras.
No debiera darse otro Rubicón, aunque es muy difícil que el César contemporáneo deje de ser César porque yace en la esencia del sistema. Mas, como mismo el caos es un orden sin descifrar, en política lo cierto no se dice, y dos y dos no siempre son cuatro. En lugar de proyectiles y fuego, violencia y desafueros: música y canciones.
Alea jacta est, ¡sí!, pero por los corazones de la humanidad en grave riesgo de desaparecer por tantas guerras y atropellos a la Naturaleza. En verdad, nuestra única defensa contra la muerte es el amor.
Referencias y nota:
(1) http://www.cubadebate.cu/especiales/2019/02/18/confirmado-estados-unidos-cerca-militarmente-a-venezuela-infografia-mapas-y-videos/ (Publicado online el 18 febrero 2019)
(2) https://www.hispantv.com/noticias/venezuela/411202/arreaza-respuesta-ataque-eeuu-caribe (Publicado online el 14 febrero 2019)
(3) https://actualidad.rt.com/programas/entrevista/245393-entrevista-exclusiva-maduro-venezuela-rt (Publicado online el 26 julio de 2017)
(5) El menor de los ocho vástagos de Enrique VII y Leonor de Aquitania, la pareja más influyente en la Europa de mediados del siglo XII, fracasado en la primera y en las muchas batallas que perdería a lo largo de su vida.