
Venezuela ocupó titulares la semana pasada. Un gran concierto en las afueras de la ciudad colombiana de Cúcuta, próxima a la frontera con las tierras venezolanas, se convirtió en el acontecimiento más importante del momento. Había sido presentado como un espectáculo con un objetivo muy noble: llevar la paz y la ayuda humanitaria a un pueblo «agobiado por el hambre y un gobierno injusto ».

Los medios de comunicación se encargaron de montar el show y lo hicieron tan bien que parecía un plan perfecto, infalible. Buscaron, incluso, el nombre preciso: Venezuela Live Aid.
Así hacían un guiño al original Live Aid (en español, Ayuda en vivo), que estremeció al mundo el 13 de julio de 1985. En esa fecha se realizaron dos conciertos al unísono: uno en el estadio John F. Kennedy de Filadelfia, Estados Unidos y otro en Wembley, Londres. En ambos escenarios se reunieron los principales artistas para recaudar fondos que enviarían a los países de ífrica Oriental azotados por una hambruna. Como himno de esta causa quedó la canción We Are The World (Somos el mundo). Otro de los hitos que marcaron el suceso fue la actuación de la banda de rock Queen, junto a Freddie Mercury, quien, en derroche de talento, interpretó de forma majestuosa su clásico We Are The Champions (Nosotros somos los campeones).
Esa memorable actuación se volvió a poner de moda con la película Bohemian Rhapsody (2018) que en los últimos meses ha sido furia a escala mundial y que retoma la vida del cantante de la banda. Cinta que cierra con el escenario abarrotado de público en Live Aid y que entre sus efectos logró que la agrupación británica se convirtiera de nuevo en la más escuchada en Spotify (aplicación en internet para la reproducción de música), por encima del reggaetón con 25 millones de oyentes. Además, justo el domingo 24 de febrero se celebró la ceremonia de los í“scar donde este filme obtuvo sus reconocimientos.
Entonces, ya se tenía un referente bien robusto. Por eso el montaje político tenía que llevar música y llamarse Venezuela Live Aid. Como paso número dos había que buscar una justificación, pero resulta que los medios de derecha trabajan en ella desde hace mucho tiempo. Viremos al año 2002, justo en abril. La prensa venezolana fabricó un golpe de estado a base de mentiras. En febrero de 2019 estos mismos medios le dicen al mundo que Maduro es un fracaso como presidente y que mata de hambre a su pueblo, por eso hay que hacer un concierto, como el de 1985 para «ayudar » ¡Cuánta bondad!
Ahora ¿cómo logran que todos le crean? En primer lugar es cierto que el país vive una guerra económica, pero de eso no se habla, la culpa la tiene la incapacidad del gobierno. Por otro lado, los medios construyen una realidad a la que muchas veces no se tiene acceso ¿Qué saben los ciudadanos de cualquier país sobre Venezuela? Lo que le dicen los medios ¿Y qué le dicen? Pues le recrean una visión del mundo consecuente con sus intereses. Y si todos los días escuchas en la televisión que Nicolás Maduro es el peor de los presidentes, más temprano que tarde, por acumulación, lo creerás. Por supuesto que el asunto es mucho más complejo de cómo se pueda dibujar en estas líneas, pero grosso modo funcionan así.
Por tanto, para quienes consumen los medios hegemónicos (que son los principales y más seguidos a escala planetaria), la reputación de Nicolás Maduro está bastante dañada. Además, este concierto era solo un pretexto para gestionar un golpe de estado y la supuesta ayuda humanitaria que querían introducir en el país, una especie de caballo de Troya. Sin embargo, ¿cómo quedaba Maduro ante la opinión pública mundial por entorpecer tan «buena causa »?
El círculo se cerraba con los propios artistas. A los efectos, cada uno de ellos es un líder de opinión y sus comentarios políticos legitiman una postura dentro de sus seguidores. Alejandro Sanz en su perfil de Facebook alabó a Juan Guaidó y demonizó a Maduro, mientras la mayoría de sus fans se mostraron de acuerdo con su postura.
Por cierto, Guaidó llegó de la nada y ya hasta la Wikipedia lo reconoce como presidente encargado de Venezuela ¿En serio? ¿Quién lo eligió? ¿Qué le pasaría a quien se atreviera a auto declararse presidente de los Estados Unidos?
Sin dudas, todo se fabricó con delicadeza y precisión. Pensaban que a estas alturas estarían cantando, como Queen, We Are The Champions (nosotros somos los campeones), pero no. Volvieron a fracasar. Sin embargo, una vez más la realidad apunta a los medios. La supervivencia de la izquierda en el continente depende, en buena medida, de una prensa contra hegemónica que sepa poner un «mi amigo » donde la otra escribe «my friend ».