¡Vivos!, por nuestra cultura y espí­ritu

Las medidas para enfrentar las dificultades por la escasez de combustible y la situación energética fueron fundamentales. Pero, la cultura, el arte, la idiosincrasia que nos caracteriza, también jugaron un papel invaluable.

Compartir

Quinteto Rebelde
Quinteto Rebelde creado por iniciativa de Fidel Castro el 14 de mayo de 1958. (Foto: Tomada de Internet)
Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
4251
26 Diciembre 2019

La expresión desenfadada y popular con la que el presidente cubano Miguel Dí­az-Canel resumió el fracaso de la arremetida del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba durante el 2019, estremeció a toda la isla el pasado sábado 21 de diciembre en la clausura del cuarto perí­odo ordinario de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su IX Legislatura.

Ilustración de Alfredo Martirena.
(Ilustración: Alfredo Martirena.)

«Nos tiraron a matar, y ¡estamos vivos! », manifestó el mandatario, y en tan pocas palabras exaltó también la probada resistencia del pueblo ante la psicópata y obsesiva polí­tica de la administración de Donald Trump de acabar con el sistema socialista cubano.

Ante tan adversas circunstancias, no solo las medidas para enfrentar las dificultades por la escasez de combustible y la situación energética fueron fundamentales. También, la cultura, el arte, la idiosincrasia que nos caracteriza y el tí­pico humor criollo, jugaron un papel invaluable.

Aunque, en realidad, esa «fórmula » la llevamos en la sangre y forma parte de nuestra historia.

En medio de las duras y cruentas guerras independentistas, el punto cubano, la décima y el guateque elevaban los ánimos de los mambises en los pocos momentos de asueto. Alrededor del fuego, acostados en hamacas o en cualquier rincón del campamento, las guitarras, los tiples, laúdes y gí¼iros sustituí­an por breve tiempo a los machetes, cuchillos, revólveres y fusiles.

Asimismo, el Ejército Libertador creó en medio de la manigua un periódico y una banda de música, iniciativas a las que el mismí­simo Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales catalogó como «la artillerí­a mambisa ».

En algunas casas de las ciudades se realizaban animadas tertulias donde poetas, compositores y literatos se inspiraban en Cuba y en el deseo de verla libre de la metrópoli española. En los teatros, como el icónico Villanueva, se representaban obras de encendido fervor patriótico y no poca profundidad ideológica.

Durante la República mediatizada, bajo las garras e hilos de los Estados Unidos, la sátira y el humor, cual «látigo con cascabeles en la punta », como lo definiera el Apóstol José Martí­, fustigaba la intervención y el hegemonismo norteamericano. Los personajes de Liborio, El Bobo y el Loquito hicieron de las suyas en la prensa plana ante las pretensiones yanquis.

El Bobo de Abela
El Bobo de Abela, uno de los personajes más populares durante la República meditizada que fustigó la situación plí­tica y social de la época en Cuba. (Tomado de Internet)

Durante la guerra de los barbudos liderados por el Comandante en Jefe Fidel Castro en la Sierra Maestra, los soldados de la tiraní­a quedaban pasmados ante la «desfachatez » de los revolucionarios al combatir, en varias ocasiones, acompañados por la música del Quinteto Rebelde. Aquellos sones y guarachas, amplificados mediante bocinas ubicadas y protegidas cuidadosamente, desmoralizaban a la tropa enemiga.

Décadas después, la Batalla de Ideas reafirmó a la cultura como nuestro insalvable «escudo y espada de la nación ». Las tribunas abiertas y disí­miles proyectos artí­sticos constituyeron baluartes del talento de los cubanos.

Ante la arremetida «trumpista » contra varios renglones y sectores, entre ellos el cultural, no ha sido menos la respuesta del pueblo, el cual no ha dejado de cantar, bailar, reí­r o acudir al teatro, conciertos musicales y recitales literarios.

Con la misma seriedad con que continuamos cumpliendo nuestros deberes, la llama del espí­ritu alegre de los cubanos de la isla se mantiene encendida ante las violentas ráfagas de viento del Norte. Y es esa la mayor fuerza que nos ha mantenido vivos.

Comentar