El 2035 ya está aquí­

Antes del próximo fin de semana ya será papá. En la casa no habrá asado este 31, posiblemente llegará a las 12 am abrazando a extraños que también esperan, y casi se ve a sí­ mismo contando los deditos de su niña, cerciorándose de que nada le falte...

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Liena María Nieves
Liena Marí­a Nieves
3606
29 Diciembre 2019

A los padres de Melodí­a.   A mis amigos que sueñan con un bebé

Le dijeron que con 12 paquetes de culeros desechables no tendrí­a «ni para llegar a fin de mes », y él, padre primerizo con apenas una pelusa por bigote y el azoro tí­pico de los honestamente aterrados, disimulaba su desengaño con una risita baja: «no puede ser que 50 centí­metros de persona c… y m… tanto ». Que sí­, que no paran ni dormidos ni despiertos; que su mujer necesitará apoyo y dulzura, que le diga que no quedó gorda y que la maternidad le viene mejor que un bikini a Marilyn Monroe; que no estorbe, opine ni se ausente y, sobre todo, que compre pampers muchos, todos los que pueda porque eso es «salud mental »â€¦.al menos, para los demás.

La espera de un padre con un hijo por nacer Esperan a una niña. El dí­a que lo supo se le anudó el estómago, como si el corazón se le desprendiera y fuera a parar al fondo del ombligo. La suegra lo miró entonces con expresión de gata ladina «ahora tú vas a saber cuánta chinchila pelá le cabe a un saco » y la esposa, con ojos nublados por la alegrí­a, lo besó como mismo lo hizo el dí­a en que él le colocó entre las manos su primer salario tras el aumento: «ay papi, ¡si ya nos imagino celebrándole los 15! ».

Debe nacer entre el 29 de diciembre y el primero de enero. ¡Tremendo estreno de año nuevo! Sin embargo, la ingresaron en el Materno a fines de noviembre porque la glicemia «se le fue de revoluciones » y los médicos pensaron que, además de la dieta, debí­a permanecer bajo estricta observación. Desde entonces, el cuasi papá se ha dedicado a «cazar carretillas » para comprar guayabas verdes, escucha Entérese cada dí­a con la esperanza de que alguien venda un corral barato, lleva almuerzos y comidas bajitos de sal y acompaña a   su mujer, estoico como un apóstol, mientras escucha historias de macrofetos de 11 libras, desgarros vaginales y puérperas perturbadas porque «el parto se les fue para la cabeza ».

Ya es amigo de otros papás de estreno y también de consagrados. Rafelito se come la uñas, Yandry se fatiga con el olor a creolina; Otoniel jura, sobre los restos de su abuela, que durante los embarazos de sus tres hijos sintió las mismas náuseas que la esposa, y Jose, el hermano de una madre soltera de 17 años, dice que él será el padre, el tí­o y lo que sea que necesite el bebé por nacer. Los conoció en las escaleras y en la sala y, después de un mes de visitas diarias, han creado una suerte de cofradí­a parental.

El dí­a 25, al mediodí­a, lo llamó su mujer. Sintió algunas punzadas y la panzota le ha descendido, como montaña en pleno deslave. «Pero tranquilo nene, que las dos estamos bien y dicen los doctores que esto puede demorar algunos dí­as ». Papá no se ha movido más de la entrada del Materno, no sea que se ponga de parto y él esté escuchando Entérese o a medio camino, montado en una «Diana ». Allí­ están casi todos los demás, y cuando conoce que alguno «ya salió de eso », se le enciende el alma con una felicidad gloriosa. Le desea suerte, que el chama le salga saludable, que las noches sean tranquilas y que rebajen los culeros desechables.

« ¿Cuántos paquetes tienes comprados? ». Carraspea un segundo, como quien prepara el terreno para revelar lo inaudito. «Catorce, ¡de 24 cada uno! ». Otoniel, el padre por partida triple, saca sus cuentas. «Trescientos treinta y seis, a un ritmo de cinco por dí­a….te alcanza para par de meses….Tás bien… Y de toallitas húmedas, ¿cuántos guardaste? ». ¿Eh?

Antes del próximo fin de semana ya será papá. En la casa no habrá asado este 31, posiblemente llegará a las 12 am abrazando a extraños que también esperan, y casi se ve a sí­ mismo contando los deditos de su niña, cerciorándose de que nada le falte, correteando para cumplir órdenes de la suegra.

Dicen que en el 2020 aumentarán otra vez los salarios. « Dios mí­o, ¡tí­rame un cabito con eso! ». Que sí­, que no puede ser de otra forma: comenzará este año con el pie derecho, más completo que nunca antes, con pampers para dos meses y unos quinces por celebrar.        

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