Ordenar con control y sin tolerancia

Enfrentar con éxito las ilegalidades y la reventa de mercancias es el propósito de las autoridades gubernamentales de Villa Clara, bajo el principio de ordenar con control y sin tolerancia.

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Narciso Fernández Ramí­rez
Narciso Fernández Ramí­rez
@narfernandez
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06 Marzo 2020

¿Hasta cuándo abusarán de los precios y la reventa a la vista de  todos? ¿No tendrá solución tanto «candongueo »? Son preguntas del  pueblo, indignado ante una impunidad que ha llegado a lí­mites  estratosféricos.

Hoy, la «revendedera » y la violación de precios suceden y nada pasa;  al contrario, cada dí­a son más los inescrupulosos que acaparan lo  poco del mercado para luego encarecerlo de manera abusiva; como si  se tratara de un tipo de mafia a la cubana, como algunos le han  denominado.

(Ilustración: Martirena)

Conseguir artí­culos de primera necesidad tales como detergente,  jabones, pasta dental o papel higiénico, por citar algunos ejemplos,  resulta agónico, y no pocas veces misión imposible. Sin embargo,  fuera de los establecimientos comerciales, en casas particulares y en  nuestras florecientes «candongas » todo se encuentra al por mayor y  sin «escondedera » alguna, como si fuera normal y no un franco  desacato a lo dispuesto.

También los transportistas privados siguen haciendo su zafra a costa  de Liborio y vulneran los precios topados a cara destemplada, a pesar  de los ventajosos precios al combustible aprobados recientemente por  el Estado. Y no hablemos de los carretilleros y los concurrentes a los  mercados de oferta y demanda, donde un precio exhiben las tablillas y  otro bien distinto es el que cobran.

Enfrentar estas ilegalidades y hacerlo con control y exigencia  constituye prioridad del gobierno de Villa Clara, que por estos dí­as  crea las condiciones organizativas para que todo fluya de manera  disciplinada y ordenada, bajo del principio de firmeza y cero tolerancia  a las ilegalidades y a la reventa de mercancí­as.

Nada fuera de la ley ni dictado en las normativas del trabajo por  cuenta propia será permitido, sin que ello se convierta en una cruzada  contra esa modalidad del trabajo no estatal, sector emergente y  complemento importante de nuestra economí­a, tal y como define la  conceptualización del modelo económico cubano y lo refrenda la  Constitución.

Por lo tanto, como ha insistido el gobierno de la provincia, no será una  cacerí­a de brujas contra los trabajadores por cuenta propia (TCP), sino  contra las ilegalidades. Tampoco será  prohibir las áreas comunes  cinco en Santa Clara, aunque las ubicadas en la zona hospitalaria  resultan las más connotadas. Se trata del reordenamiento y de un  regreso a la normalidad, que en honor a la verdad, no han tenido  nunca.

Se ha aprobado un cronograma que será dado a conocer por escrito a  cada titular del trabajo por cuenta propia, con la obligación estricta de  asistir, y habrá reuniones colectivas en cada área, presididas por el  gobernador provincial, como máximo representante del pueblo.

Encuentros similares tendrán lugar en las 10 piqueras existentes en la  capital provincial. Oportuno entonces, poner los puntos sobre las í­es  para evitar malos entendidos y el consabido «yo no lo sabí­a ».

Igual sucederá con los concurrentes a las dos ferias dominicales, con  los carretilleros y con todos aquellos TCP que a diario asisten a los  tres mercados santaclareños, quienes tendrán similares reuniones de  alerta y advertencia.  Incluso están previstos análisis individuales con cada cuentapropista  en aras de no dejar brechas a la espontaneidad ni al descontrol.

Luego de tales acciones, toda ilegalidad detectada será enfrentada  con apego a la ley, y con firmeza. Los grupos permanentes están  constituidos. De cumplirse lo planificado, los resultados deberán verse  en los próximos dí­as.

Esperemos. Aunque por experiencia de otras ocasiones quede la duda  en Liborio de si se trata de otra campaña más de una de las tantas  realizadas hasta la fecha, y que pasada la furia inicial, todo vuelva  en reversa al punto inicial.

La magnitud y complejidad del asunto no harán fácil el empeño. Mas,  no queda otra alternativa que enfrentarlo con la justeza de la ley, que  no puede evadirse, y la esperanza del éxito, que no puede perderse.  Lo contrario serí­a caminar sobre nuestros propios errores y hacer  peligrar la inmensa obra de amor y sacrifico construida a lo largo de  más de seis décadas.

El pueblo lo exige y merece el debido respeto.

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