El 16 de abril de 1961, preludio de la invasión mercenaria por Playa Girón, nació nuestro actual Partido Comunista de Cuba guía certero de la Revolución.
«El Partido lo resume todo. En él se sintetizan los sueños de todos los revolucionarios a lo largo de nuestra historia; en él se concretan las ideas, los principios y la fuerza de la Revolución».
Fidel Castro, Informe central al I Congreso, diciembre de 1975
Nació en los días de Girón. Se fraguó a lo largo de nuestras luchas y resulta garante de la unidad de los cubanos.
Heredero directo del Partido Revolucionario Cubano, creado por José Martí en 1892, y del primer partido marxista-leninista, fundado por Carlos Baliño y Julio Antonio Mella en 1925, el Partido Comunista de Cuba tiene la misión histórica de unir a los hijos de esta patria para preservar las conquistas de la Revolución, construir la sociedad socialista a la que aspiramos y continuar la lucha por la justicia social.
Largo y complejo resultó el camino transitado hasta el 16 de abril de 1961, fecha que marca el nacimiento del Partido y día en que, horas antes de la invasión mercenaria por Playa Girón, Fidel proclamó el carácter socialista de la Revolución.
Igual de complejos serían los años posteriores. Primero se crearon las ORI (Organizaciones Revolucionarias Integradas), en el propio 1961, como fusión necesaria de las tres organizaciones que llevaron el peso de la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista: el M-26-7, el Partido Socialista Popular y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo.
Luego, en marzo de 1962, comenzaría una nueva etapa en la construcción del partido, que a partir de entonces se denominó Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC).
Y el 3 de octubre de 1965 adoptó el nombre que, con gran orgullo, ostenta la organización de vanguardia y rectora de la sociedad: Partido Comunista de Cuba (PCC).
Aunque resumida en pocas líneas, esta historia nunca debe ser olvidada, sobre todo por la necesidad de tener presente que del hoy depende que se mantengan vivos esos ideales y no echar por la borda, como sucedió en no pocos países tras la caída del campo socialista, la continuidad histórica de una obra que tanto ha costado desde el 10 de octubre de 1868, cuando Carlos Manuel de Céspedes dio el grito de ¡Independencia o Muerte! en su ingenio Demajagua.
Estos meses han sido muy intensos, y las dificultades a sortear, inmensas. Se ganó en las urnas el voto por todos y ya están electos los 470 diputados al Parlamento. Todo ello, en medio de una campaña mediática de constante hostilidad y un cerco económico cada día más asfixiante y cruel.
Buscan, por todas las vías posibles, fracturar la unidad del pueblo alrededor de su Partido y Gobierno; condicionar las actuales penurias exclusivamente a errores de nuestros dirigentes; crear la desesperanza y la incredulidad, mediante métodos de guerra no convencionales que, aunque parezcan novedosos, se aplican en Cuba desde hace mucho tiempo.
No podemos olvidar las famosas instrucciones de Breckenridge, subsecretario de guerra de los Estados Unidos, quien en 1897, en un famoso memorando, afirmaba: «Debemos imponer un duro bloqueo para que el hambre y su constante compañera, la enfermedad, socaven a la población pacífica y diezmen al ejército cubano».
Ni tampoco, las recomendaciones de Lester D. Mallory, vice secretario de Estado Asistente para los Asuntos Interamericanos, quien, en un memorando secreto del Departamento de Estado, del 6 de abril de 1961, definía como línea de acción contra Cuba: «La mayoría de los cubanos apoyan a Castro […] el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales […] hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba […]».
Contra esos designios imperiales, solo la unidad del pueblo en torno al Partido y la Revolución pueden servir de antídoto.
Los próximos días marcarán pautas en ese sentido, pues el 19 de abril se constituirá la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular en su X legislatura y de entre sus diputados se elegirá a su presidente, vicepresidente, secretario y demás integrantes del Consejo de Estado.
Además, se elegirá al presidente y vicepresidente de la República; y serán designados, a propuesta del presidente, el primer ministro, los vice primeros ministros, el secretario y demás miembros del Consejo de Ministros.
Fidel Castro, fundador y artífice principal del actual Partido Comunista, lo calificó como «alma de la Revolución cubana». Mientras Raúl, su hermano y continuador, lo definió como garantía de la unidad y «arma estratégica fundamental con que hemos contado para edificar la obra de la Revolución y defenderla de todo tipo de amenazas y agresiones».
Desde el 2021, el Partido está en manos de la generación de la continuidad y seguidora de aquella histórica que revolucionó al país en el centenario del Apóstol. Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al asumir tan alta responsabilidad política, en el 8.o Congreso de los comunistas cubanos, afirmó: «Lo más revolucionario dentro de la Revolución es defender siempre el Partido, de la misma forma que el Partido debe ser el mayor defensor de la Revolución».
El 16 de abril de 1961 nació nuestro actual Partido Comunista. Un día después se combatía en Playa Girón y se moría por el socialismo. El 19 se proclamaba el triunfo contra la invasión mercenaria, y los pueblos de América Latina serían, desde entonces, un poco más libres.
Este 19 de abril volverán a izarse las banderas del socialismo, y en las manos del Partido, cual conciencia vigilante de la patria, estará depositada nuevamente la continuidad de la Revolución.