El 2024 no sólo será un año difícil en la producción local de materiales de la construcción, sino también deberá ser distinto, pues ante las reducciones en el cemento y el acero disponibles, habrá que buscar alternativas para no detener los programas priorizados de la Vivienda y otros, lo cual exigirá un mejor empleo de la ciencia y la innovación.
Detenerse no será el camino, dejar de buscar opciones, tampoco, y rendirse ante las adversidades y no producir tan importantes materiales de la construcción para el pueblo, mucho menos. Por tanto, corresponde crecerse ante las realidades que impone la compleja situación económica del país y encontrar alternativas viables, donde la ciencia será un excelente aliado.
Ante el déficit de cemento, se potencia la producción de ladrillos de barro, lo cual no resulta nuevo para los cubanos, pues este constituyó un material indispensable en las construcciones de antaño, esas casas y edificios que aún perduran y desafían el paso del tiempo. También se acude a aditivos como el mortero elaborado a base de cal, algo que pudiera asombrar a las actuales generaciones, pero no a nuestros bisabuelos, que lo emplearon a diario en los menesteres constructivos.
Por supuesto, nada podrá transitar por los caminos de la espontaneidad, como afirmaron los especialistas presentes en un encuentro realizado el pasado sábado, en la sede del Gobierno provincial de Villa Clara, con la presencia del director nacional de Producción Local y Venta de Materiales de la Construcción, Manuel Tomás Vázquez Enríquez; el coordinador de programas y objetivos en el territorio, Noel Chinea Pérez y directivos del Micons, la Vivienda, Plomac, Viclar, la Geominera del Centro, Provari, así como representantes del Ministerio de Educación.
En este intercambio también estuvieron presentes los nuevos actores económicos y, de manera especial, dos de los más renombrados científicos de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas: el Doctor en Ciencias y director del Centro de Investigación y Desarrollo de Estructuras y Materiales (Cidem), Fernando Martirena Hernández, y el Máster Pedro Seijó Pérez, quien fungiera como co-director del proyecto Hábitat 2.
Ya el mortero a base de cal —compuesto por cal hidratada, áridos y aditivos naturales— se emplea con buenos resultados, tal y como explicó Carlos Manuel Fariñas, de la mipyme Ingeniomat, tanto en las remodelaciones en el centro histórico de La Habana, como acá, en la propia provincia, y ellos mismos producen entre 200 y 300 toneladas mensuales. Ahora experimentan con el bloque a base de cal, sometido a pruebas de resistencia, e incursionan en el pavimento de arcilla, con aglomerantes estabilizados, y en el mortero a base de la propia arcilla. Similar experiencia positiva del empleo del mortero a base de cal, expuso Jesús Fanjul, representante de la mipyme Construcciones DS.
Mientras, la empresa de Producción Local de Materiales de la Construcción (Plomac) —con Unidades Empresariales de Base en los 13 municipios— asume el reto de incrementar, de manera sustantiva, las producciones del ladrillo de barro, tanto en Manicaragua, como en Sagua la Chica, dos lugares de tradición alfarera, sin excluir dicha producción en el resto de las unidades donde sea posible, en dependencia de la disponibilidad de la materia prima.
Igualmente, como explicó el director de Plomac, Jesús Martínez García, les corresponde ampliar los vínculos con el sector no estatal y con la UCLV: «Tenemos que escuchar a la ciencia», afirmó.
Aplicar la inteligencia colectiva, la experiencia acumulada y la ciencia constituida fueron conceptos expuestos, de manera pormenorizada, por el Dr. Fernando Martirena Hernández, quien afirmó que existen alternativas para salir adelante, algunas empleadas en los años 90 del pasado siglo, durante el denominado Período Especial, y otras propias del momento actual.
«Hoy la situación resulta diferente», aseguró el reconocido investigador, y explicó que a nuestro favor se encuentra la diversificación de actores económicos, con el sector no estatal a la vanguardia de los procesos de innovación y con una vocación social que lo diferencia de otros emprendedores privados del mundo. Existe, a diferencia de aquellos años del pasado siglo, un mejor control de la calidad.
Insistió el Dr. Martirena en evitar las improvisaciones y sugirió buscar alternativas para producir áridos en todos los municipios, en no descuidar la tecnología existente y fortalecer los vínculos con la propia Universidad Central y sus diferentes centros científicos.
De acuerdo a los datos aportados por el director nacional de Producción Local y Venta de Materiales de la Construcción, Manuel Tomás Vázquez Enríquez, el país produjo 43 millones de ladrillos de barro en el pasado 2023, el 90 % de forma manual, con el empleo de la leña. Para este año, la producción deberá incrementarse a 58 millones de unidades, y se recibirá el 13 % del cemento del que se dispuso en el 2019.
El 2024 traerá sus propios retos, pero la voluntad de salir adelante estará presente, y la disposición a la resistencia creativa a la que nos convoca el primer secretario del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, no faltará en los villaclareños.