Para dibujar el futuro de Cuba, juveniles manos se alzan. Tiempos turgentes las han fortalecido, las han hecho crecer y madurar. Aunque amigos y hermanos han puesto destino y felicidad en otros lares, muchísimos aún nos construimos aquí, con una pujanza tremenda.
En aras de sacar el mejor provecho a ese proyecto que llamamos vida, los
jóvenes que admiro forjan metas, sueñan, planean, aprenden, se arriesgan, asumen responsabilidades con entusiasmo, actitud y aptitud; arriesgadísimos siempre. Fuerza y osadía sobran para incidir en el quehacer económico, político, social y cultural de la nación.
Unos apuestan por la cría animal y la diversificación agrícola, otros, desde el laboratorio desafían la ciencia; muchos salvan vidas en un quirófano, aplican la milagrosa vacuna; en el aula edifican mejores hombres y mujeres, defienden fronteras, son cultura, goce, arte. Son jóvenes patria.
Desde su individualidad, cada uno mira la sociedad que le toca vivir y piensa cómo hacerla suya, cómo desterrar vetustos arquetipos e inventar su propia juventud. Estrategias y roles se metamorfosean; conocimientos, experiencias y voluntades se aúnan en una meta grupal de aspiraciones y prosperidad.
Mucho queda por hacer para lograr una participación más efectiva, constante y coherente con los tiempos de transformaciones que vive el país; pero a los jóvenes nada nos es imposible, transgresores e irreverentes tenemos estampada en nuestra fisonomía el ansia de superación, el optimismo y la bravura.
Escribió Graziella Pogolotti: «Fortalecer el diálogo con los jóvenes conduce a superar dificultades en el presente y a garantizar el porvenir. Ofrecer una carta de confianza, tender puentes hacia una relación constructiva, no implica “blandenguería” o dejación de principios irrenunciables. Hay que despejar la atmósfera de interferencias subjetivas».
¡Que cundan entonces las iniciativas para implicar, comprometer, gestionar oportunidades y que cada joven se convierta en protagonista de su propio y colectivo desarrollo!
Brindo por todos aquellos que han puesto su tiempo e ideas en función de
crecer como generación, sin quebrantar las bases que nos sustentan como cubanos. «Para llegar a “ser” vive empeñada una generación», exclamó Luis R. Saíz Montes de Oca, el 27 de abril de 1957, en relación a los jóvenes del centenario; una línea de continuidad nos sustenta en el mismo anhelo: ser, estar, vivir, crecer en esta Isla y defenderla.
Este 4 de abril los pioneros y jóvenes cubanos celebran el aniversario de sus dos grandes organizaciones, seguros de ser llama rebelde, y consecuentes con su tiempo e historia.
Sábado, 06 Abril 2024 17:26
Hay que tomar MEDIDAS URGENTES, para evitar el éxodo de nuestros jóvenes y profesionales hacia otros países, si no dentro de unos años seremos más los adultos mayores que los jóvenes.