El desafío de comunicar

En un contexto que vuelve tan frágiles la legitimidad y la credibilidad, apremian la coherencia, el compromiso social, la empatía y el respeto, porque no es lo mismo comunicación de crisis que crisis de comunicación.

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Ilustración del Alfredo Martirena sobre la comunicación social en contingencias.
(Ilustración: Alfredo Martirena)
Mónica Sardiña Molina
Mónica Sardiña Molina
@monicasm97
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10 Noviembre 2024

En semanas de contingencias energéticas e hidrometeorológicas, la comunicación también se ha vestido de campaña, con rutinas que demandan urgencia, vigilancia y precisión. ¡Tremendo bautizo para la primera ley que regula la actividad en Cuba!

Cuán estable permanece el Sistema Eléctrico Nacional, qué termoeléctricas funcionan, y cuáles afrontan averías y mantenimientos, cuándo atracará el próximo buque con combustible para la generación distribuida, cómo se garantizarán producciones y servicios vitales, qué indican los pronósticos sobre eventos meteorológicos con posibilidades de afectar a Cuba; cuáles son las últimas orientaciones de la Defensa Civil y las autoridades locales para la protección de personas, animales y recursos en cada territorio; cómo marchan las labores de recuperación y cuántas muestras de solidaridad llegan a las regiones afectadas, han despertado máximo interés en los últimos días.

Estas y otras muchas interrogantes exigen a los medios y profesionales de la comunicación, las entidades estatales y las organizaciones políticas y de masas una actualización informativa permanente, profundizar en cuestiones que así lo requieran y desmentir noticias falsas o verdades a medias.

Entre sus aportes, la Ley 162/2023 dicta cómo gestionar la comunicación social en momentos de crisis, con el propósito de prevenir, enfrentar y mitigar los efectos de situaciones de diversa naturaleza que ponen en riesgo el normal funcionamiento de una actividad, organización, sector, territorio o el país.

Se multiplica, entonces, la necesidad de ofrecer información veraz, objetiva, oportuna, actualizada, contrastable y comprensible, según establece la propia norma jurídica, devenida amparo legal y guía para ejercer mejor la responsabilidad que hemos asumido en tantas ocasiones anteriores.

Las prácticas comunicativas se modernizan y enriquecen con la instantaneidad, la diversidad de formatos y las cuotas ilimitadas de espacio y tiempo en el entorno digital. Tanto las organizaciones mediáticas como las entidades responsables de ofrecer información pública, refuerzan el quehacer en páginas web y perfiles en redes sociales, mientras ganan seguidores los canales y grupos en plataformas de mensajería como WhatsApp y Telegram.

Sin embargo, la falta de cobertura de la telefonía celular en algunas zonas, la imposibilidad de recargar baterías por los prolongados apagones y el hecho de que muchas personas no cuentan con un dispositivo móvil, ratifican el protagonismo de los líderes comunitarios y la efectividad de métodos tradicionales, como la divulgación cara a cara, mediante altoparlantes o radiobases, los mensajes colocados en espacios públicos, la habilitación de teléfonos fijos y el aporte de los radioaficionados.

Ante la heterogeneidad de actores y contenidos, se imponen profesionalidad, ética y mesura, para verificar y contrastar datos antes de publicarlos o compartirlos, rectificar a tiempo los errores que se cometan; alertar sin generar pánico, incertidumbre o contradicciones ni ocultar hechos; evitar la sobresaturación informativa, fomentar el diálogo y la participación ciudadana, y cerrarle el paso a la manipulación deliberada que se cuela a través de las fisuras de un trabajo mal hecho.

Por supuesto, resultan inadmisibles el divorcio entre el sistema comunicacional y la sociedad en la cual se inserta, la negación de las palabras con los hechos o la exigencia a los comunicadores de acciones que corresponden a gobernantes, empresarios o funcionarios públicos.

En un contexto que vuelve tan frágiles la legitimidad y la credibilidad, apremian la coherencia, el compromiso social, la empatía y el respeto, porque no es lo mismo comunicación de crisis que crisis de comunicación.

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cubano 100 %

Lunes, 02 Diciembre 2024 09:50

Querida Mónica muy buen articulo, realmente ha faltado comunicación, la radio en la provincia de VC que es una de las principales vías de comunicación, pero la tecnología nos desborda y Etecsa puede hacer un mejor papel, ya que una gran mayoría de los cubanos contamos con un celular, sabe usted cuantos sitios en cuba se tienen acceso vía web sin tener un paquete de datos? (no todos los que tienen celular tiene dinero para ponerle un paquete de datos), hay mucha tela por donde cortar en este aspecto, pro anterior al arribo de la tecnología salia un carro con un alto parlante comunicando una situación X...ya no lo hacen, ni siquiera en los días de lo apagones mas seguidos, donde si se necesitaba tener información. El otro punto esta también en la veracidad de la información que brindan, ejemplo la "FAMOSA Y NO MENOS OPORTUNA PROGRAMACIÓN DE APAGONES POR BLOQUES " muchas veces no se cumple, o no es lo mismo para todos los lugares, eso es algo que debe de analizarse mejor.