La felicidad de Julio César y su niña Anabel se trastocaron en dolor en un abrir y cerrar de ojos, cuando al transitar en motorina por una céntrica calle de Santa Clara, cayeron en uno de los tantos huecos abiertos por una entidad estatal; accidente que les causó múltiples lesiones a ambos.
Como ese incidente, a diario resultan varios los percances de igual magnitud ocurridos a causa de la indolencia de personas —particulares o estatales— que, con autorización o sin ella, se dedican a romper las calles, abrir zanjas u otras acciones, con el objetivo de colocar tuberías, ejecutar acometidas o reparar algunos de los muchos salideros que abundan por doquier.
Tal fenómeno afecta no solo a las personas. También los ciclos y vehículos sufren diversas averías por esta penosa realidad, la cual forma parte de las múltiples indisciplinas sociales cometidas en todas partes y evidencia la dejadez de quienes tienen la obligación de poner coto a esa situación.
Se conoce que, en la mayoría de los lugares, para poder trabajar en una arteria se necesita solicitar un permiso a las autoridades correspondientes; sin embargo, ese proceder casi nunca se materializa, y si ocurre, luego no tiene el seguimiento requerido por quienes deben velar por su cumplimiento, lo que provoca que haya zanjas y huecos sin solución durante meses e, incluso, años.
Lo que más molesta a la población es que el mal ejemplo comienza muchísimas veces por algunas instituciones estatales, que inician trabajos y luego eternizan su terminación o nunca concluyen la obra. Ello, además de afear el ornato público, provoca el lógico malestar de la población.
Ejemplos de lo anterior sobran en cualquier parte, como una de las tantas manifestaciones de la indisciplina social que prolifera en la actualidad, algo muy preocupante si se tiene en cuenta la imposibilidad del país de asignar los recursos necesarios para acometer la reparación de las vías afectadas por ese flagelo.
Ante tal transgresión, urge poner freno a los picacalles, sean particulares o estatales, para lo cual se impone el trabajo mancomunado de los inspectores y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, además del funcionamiento de las organizaciones de la comunidad, que también pudieran contribuir a poner orden ante un problema tan serio.
Miércoles, 27 Noviembre 2024 09:42
Buen día, quisiéramos aportar al tema que este articulo trata porque a nuestro entender las instituciones encargadas de resolver esta problemática si pueden tomar acciones. Es real que pudiera no haber el material asfáltico necesaria (bloqueo de EUA…etc) pero muchos de esos huecos o sanjas se pudieran tapara con un poco de base petrea locar y la debida compactación según las buenas prácticas. Esos materiales son del propio territorio y no lleva más que un pequeño grupo de trabajadores, con un camión. Claro hay que hacer el trabajo con dedicación y esmero porque de otro modo es tiempo y dinero gastado por gusto. Los iluminados funcionarios públicos no comprenden que esos huecos en las vía publica provocan un accidente de transito, con daños a la vida de las personas, daños a los vehículos de transporte que luego se encarese su reparación, gastos hospitalarios para el estado y para la familia en esa situación. En breve entra en vigor la ley del sistema de atención a las quejas y peticiones de las personas, según su articulo 3 plantea que:
Artículo 3. Los órganos del Estado, sus directivos, funcionarios y empleados están obligados a atender y dar respuesta a las quejas y peticiones que le formulen las personas, de conformidad con el procedimiento establecido en las disposiciones normativas.
Esta problemática es una queja en el ámbito de la actividad administrativa, qué más hay que esperar después de su publicación en un sitio oficial? Esperemos el actuar expedito y los resultados satisfactorios a esta situación en las calles de Santa Clara.