
Quiero amarme hoy, para amaros luego. Quiero morir de vida y vivir por amor, «que me maten lentamente las noches locas, la urgente felicidad…las tentaciones expertas. Morir mientras soy amado», a lo Sabina.
Quiero valorar, respetar, cuidar, crecer. Quiero un amor que huela a lluvia y sepa a menta, para seducirlo en letras y acunar sus suspiros. Para bajo su escrutinio, desvestirme de miedos y presentarme a plenitud: letal e inolvidable con corazón de princesa, porte de reina, alma de guerrera.
Quiero crear lazos, quebrar fronteras, hender corazas. Cuenta Benedetti que «hay amores que duran para siempre, aunque no se besen, aunque no se toquen, aunque no se vean»; pero las migajas no alimentan grandes miocardios y yo demando un amor tangible y turgente. Un amor para gritarle a puro pulmón: ¡Pretendo ser tan inteligente como me retes, tan mujer como me trates, tan niña como me consientas y tan sensual como me provoques!
Y cual Carilda pregunto: «¿Cuándo vas a venir? Tengo una prisa por jugar a nada, por decirte: “mi vida” y que los truenos nos humillen y las naranjas palidezcan en tu mano. Tengo unas ganas de mirarte al fondo y hallar velos y humo, que, al fin, perece en llama».
Quiero un amor que haga conmigo lo que la primavera hace con los cerezos. Un amor a lo zorra y Principito: «Si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Serás para mi único en el mundo. Seré para ti único en el mundo». Quiero un amor para escribirle de puño y letra: te quiero sin pausa y sin miedo, con mis ojos, con mis labios, con voracidad de leona que llega a ti en vuelo de mariposa, te quiero cada noche para estrujar tu pelo y ver en tus ojos que ansíes volver. Te quiero de lejos, de cerca. De cerca en mi vida te quiero tener. A un amor así, me entrego entera y clamo: ¡Quédate conmigo, no hay fortuna que valga el corazón que te daré!