
Julio Morán García sí que sabe de elecciones, y tiene parámetros de comparación entre una época dejada atrás en 1959 y la actual.
En cuántas no habrá participado este centenario, nacido el 13 de febrero de 1915, en San Juan de los Yeras, y que todavía guataquea, lee sin espejuelos y hasta es capaz de ensartar una aguja al primer intento.
Solo la sordera le limita un poco, pero su memoria atesora aquellos tiempos lejanos en que trabajó como peón en la construcción de la Carretera Central, en el tramo de la Esperanza a Santa Clara, allá por 1930. Sin que tampoco olvide, como la necesidad le obligó a dedicarse a comprar votos para los politiqueros de entonces.
Pero, aclara, «el día de las votaciones nunca iba al colegio, pues lo que hacíamos mis amigos y yo, era aprovecharnos de los cien pesos que nos daba el politiquero por los 10 o 20 votos. Así era aquellas elecciones de cuando Grau San Martín, Prío y Batista, pues todos esos gobierno eran lo mismo con lo mismo ».
Para Julio, las elecciones de ahora son bien diferentes y mejores: «Hay más tranquilidad, pues las otras eran a base de tiros. En las de antes de Fidel, era todo rivalidad y oposición, lo que no pasa en estos tiempos, en que todo está controlado y los niños son los que cuidan las urnas, y no la guardia rural ».
Interrogado si iba a votar el domingo, afirmó: «Claro, aunque tenga que ir caminando hasta el colegio, aunque realmente a mí me traen la boleta a la casa ».
Julio se levanta cada día antes de las 6.00 de la mañana, y bien temprano sale de su humilde casita a guataquear un pequeño terrenito que tiene sembrado de boniato. «Esto es lo mío, y ya tengo encargado ají cachucha ».
El centenario villaclareño, es uno de los 183 que hay en Villa Clara, y este domingo madrugará aún más para estar listo y votar temprano por el mejor y más capaz.
Y en su casa de tablas del kilómetro 5, de la carretera a Sagua la Grande, en un lugar conocido como Quintanilla, quedó Julio, acompañado de sus vecinos Jesús René y Welida, a la espera de tomarse el acostumbrado buchito de café de cada tarde, y a que llegue el 26 de noviembre.