
El Instituto de Biotecnología de las Plantas (IBP) tiene el privilegio de aportarle a la vida un mundo peculiar. Ese que transcurre entre laboratorios colmados de vitroplantas, y donde el intelecto, la paciencia y la sabiduría humana acaparan los secretos, a veces caprichosos, que atesora la tierra.
La historia comenzó hace 25 años cuando un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, perteneciente a la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas, delinearon sus sueños.

Desde entonces se labra el camino al desarrollo de estudios dirigidos al mejoramiento genético, sin apartarlo de la producción de semillas avaladas por su alta calidad, independientemente de que la comercialización de los productos en la red de mercados concierne a otros ministerios y organismos.
Muchos de sus investigadores y obreros ya dominan hasta el lenguaje de esas plantas, descubren sus comportamientos y misterios, sin que puedan escapar de algunos sinsabores.
Bien lo sabe el doctor Osvaldo Fernández Martínez, un ingeniero agrónomo que desde hace casi seis años conduce a un colectivo integrado por algo más de un centenar de personas, de las cuales 20 son investigadores que abrazan la máxima de constituir un centro innovador por naturaleza.
El compromiso es mayor cuando se sabe que fue Fidel el inspirador del proyecto, encaminado al logro de nuevos cultivares y tecnologías para la propagación de plantas en la biofábrica, y en el resto de las unidades de su tipo en el país.
Mas, no son aquellos tiempos iniciales en que los objetivos básicos estaban circunscriptos a la papa, el banano y el plátano. Se han sumado nuevas directrices, y ahora aparecen otras líneas para muchos insospechables con la ejecución de unos siete proyectos de carácter nacional y cuatro internacionales.
Un pilar importante lo constituye la reanimación de la red de laboratorios del país al introducirse tecnologías de propagación que implican hacer ciencia más cerca del pueblo.
Líder en el área
Quizá los fundadores ni imaginaron que el IBP se convertiría con el tiempo en líder del área de Latinoamérica en este mundo de la biotecnología vegetal, ni que tampoco alcanzaría métodos de impacto para la producción de recursos forestales, difíciles de propagar como en los casos del cedro (Cedrus), la teca (Tectona grandis), y la caoba (Swietenia macrophylla), sin apartarse del aspecto económico y, a la vez, ecológico.
Trabajan, además, con el bambú (Bambusoideae), el eucalipto (Eucalyptus), el pino (Pinus) y las plantas melíferas para obtener un equilibrio desde el punto de vista de la percepción ambiental.

A solicitud del turismo comenzaron la producción de plantas ornamentales de alto valor, lo que amplía el perfil del centro e influye en la sustitución de importaciones con semillas logradas por métodos biotecnológicos.
«Entiéndase entre estas las Phalaenopsis que incluyen diversos tipos de orquídeas caracterizadas por su extrema belleza y que en el mercado internacional presentan un costo enorme explica Fernández Martínez, el director. A ellas se suman la familia de Anthurium, sobre todo las rojas caracterizadas por ser una planta de interiores con extraordinaria inflorescencia, y que también ya ofrece sus resultados. Vale decir que este año logramos producir para la venta a la llamada industria del ocio y a otras instituciones », sustenta.
Preferencia Cuba
Mientras eso ocurre en el plano decorativo, nadie duda que a la mayoría de los cubanos les gusta saborear la buena taza de café; sin embargo, la realidad muestra cafetales envejecidos.
«Es propósito introducirnos en la recuperación del café a partir de la embriogénesis somática. Por supuesto, Cuba en la preferencia de acuerdo con lo estudiado en las áreas montañosas. Actualmente más del 70 % de los cafetos tienen entre 30 y 40 años, lo que los hace improductivos y con tendencia al decrecimiento de la producción.
«Tampoco olvidamos la necesidad que tiene Centroamérica de revitalizar el café arábica (Coffea arabica). Poseemos la tecnología, la tiene también el potente consorcio Nestlé, mas hemos logrado un nivel de eficiencia superior gracias a costos de producción muy baratos que permiten entrar en el mercado internacional con precios competitivos, pero primero hay que resolver nuestro problema ».

¿Previsiones en determinada área geográfica?
Para 2018 queremos iniciar por la zona oriental a partir de los daños reforzados por los huracanes. Están las condiciones creadas para el envío de las primeras plantas y su adaptación en condiciones naturales en zonas de Guantánamo.
En otro orden, el IBP consolida el mejoramiento genético del frijol con algunas variedades que demuestren su fortaleza ante los golpes del cambio climático, y en aras de lograr la soberanía alimentaria que demanda el país.
Según el director de la institución, existen variedades resistentes al estrés por intensas sequías y altas temperaturas, que han sido probadas fuera de época.
En lo concerniente al proceso de embriogénesis somática en caña de azúcar, la mirada internacional confirma la continuidad de los trabajos del IBP en una biofábrica ubicada en Brasil; sin descartar que el centro brinda asesoría técnica para construir unidades de este tipo fuera de Cuba. A las ya existentes en Argentina, Colombia y el propio Brasil podría unirse otra en Jamaica.
Las previsiones que aparecerán en el camino van dirigidas a otras naciones con la característica de explotación conjunta y de cobro por unidad vendida.
Producir, exportar e investigar
Si algo tiene presente el IBP es la forma de contribuir a las exportaciones. En los últimos tres años los ingresos superan los 100 000 dólares por dicho concepto, si se tiene en cuenta que constituye una unidad pequeña, aunque aporta de 1,5 a 2.0 millones de plantas anuales.
AGENDA 2018
♦ Con dos palabras definió el doctor Osvaldo Fernández algunas de las aspiraciones del IBP para 2018: Mucho trabajo, dijo, y precisó que uno de los perfiles del centro será el de aportar para la agricultura cubana y al mercado de exportación o sustitución de importaciones que repercutan en la economía del país.
♦ Iniciarán trabajos con el cacao como renglón exportable; sin olvidar que la especie necesita una reanimación en Cuba y en el extranjero.
♦ En el caso del plátano y el banano se introducirán nuevos cultivares resistentes a la sigatoka negra (Mycosphaerella fijiensis), considerada la enfermedad más compleja que afecta a nivel mundial, causada por un hongo que ataca a las hojas y provoca pérdidas de más del 50 % en el rendimiento de las cosechas.
♦ Desde el punto de vista microbiológico comenzarán pruebas con determinados productos para el control de esa plaga a partir de bacterias aisladas de la hoja del banano. Ello reducirá las fumigaciones con agresivos químicos en busca de la sostenibilidad en la agricultura.
♦ Estarán enfrascados en la exportación de 200 000 minitubérculos de papa dirigidos al Caribe. Cada uno valorado en 40 centavos dólar con bajos costos de producción.
En este universo las líneas productivas e investigativas constituyen la razón de ser; no obstante, hay espacio para el desarrollo de maestrías, postgrados y doctorados en Biotecnología vegetal calificados de excelencia. Esta última modalidad ha graduado a más de un centenar de cursantes cubanos y de otras regiones de América Latina e Iberoamérica.
De distintivos también puede hablar su colectivo en esa defensa de insistir en las mejoras genéticas y la rápida propagación como formas de economizar el trabajo: reconocimientos internacionales, del Ministro de la Educación Superior y su homólogo de la Agricultura, varios premios del Citma y de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC), así como los de innovación tecnológica, y publicaciones en revistas evaluadas entre las de más alto rango dentro de la Biotecnología mundial.
La condición de Vanguardia Nacional se mantiene entre sus pabellones, sin olvidar la capacitación a empresarios y campesinos, mientras su economía está certificada como aspecto que garantiza la sostenibilidad.
Si algo aparece con definida claridad es que la inconformidad y el deseo de hacer más constituyen las máximas del IBP. Al doctor Osvaldo Fernández le pregunté una vez que si las acciones desarrolladas por la laboriosidad colectiva pudieran incidir en esa necesaria excelencia demostrada por las plantas. Un tiempo después retoma su respuesta:
Los resultados ofrecen avales, tanto en la producción como en la docencia, sin que tengamos una obra perfecta. El camino presenta aún baches y grietas. Nos toca a nosotros resolverlos, pero es hermoso ver a los trabajadores en la búsqueda de soluciones desde el laboratorio, y a la vez, compartiendo tareas en el campo, o marchar sin reparos, incluso alejados de la familia, a cooperar con diversos centros productivos y a impulsar otras biofábricas en cualquier punto de Cuba.