
Hacia el interior la fábrica delata una heterogénea tecnología que en nada pugna contra la eficiencia y la calidad en conserva elaborada para mercados en fronteras. Dicen, incluso, que más allá de los suministros de materias prima, en frutas y lateríos, así como la reanimación que ahora logran algunos departamentos, el quehacer económico depende del ingenio de mecánicos que “sacanâ€, a veces, de dónde no hay con el ánimo que nada se detenga.
Ese constituye el panorama industrial, no muy distante de otras homólogas villaclareñas, que ofrece en el establecimiento “Los Atrevidosâ€, de Remedios, una de las entidades de Conservas y Vegetales destacadas del país. Nadie niega que los resultados descansan en la permanencia laboral de los integrantes del colectivo, y la entrega y prontitud de surtidos carentes de reclamaciones en sus clientes.


Carlos A. García Vergara, con 28 años en la administración del centro, precisó que al cierre del primer semestre, a pesar de las afectaciones por los embates del ciclón Irma, los parámetros en valores y unidades físicas rebasaron los compromisos, y programaron mercancías alternativas, a precios de ventas asequibles para la población, para satisfacer demandas en dependencias comerciales.
Con un sistema de pago colectivo por resultados productivos, el salario medio supera $ 850.00 pesos por mes, y la atención a los 56 trabajadores directos a los acabados, con 40 años de edad promedio, contribuye a que los encargos, por difíciles que parezcan, siempre logren una realización en tiempo.
Durante el año concluirán unas 1175 toneladas de conservas y vegetales, entre las que sobresalen 14 renglones diferentes, enlatados o a granel, para dependencias comerciales y del turismo en fronteras. El monto de los terminados dejará, con costos por debajo de los indicados, valores ascendentes a los 9 millones 695 mil pesos, precisó García Vergara.
Las cremas de guayaba y mango, en pote y celofán, así como concentrados y trozos de frutas naturales, o derivados de tomate (salsas, sopas y pulpa), trascienden entre las mercancías de mayores demandas en una tradición arraigada en esa fábrica desde 1930, fecha que marca el nacimiento de un edificio que en la actualidad sostiene un mejoramiento de sus áreas de producción y servicios.
Alientos inversionistas

Las prosperidades que se advierten hacia el interior de la fábrica no son tecnológicas. Todavía las añejas maquinarías de procedencia norteamericana, yugoslava, italiana y española, dan la «hora », como dicen aquí. Todo obedece al empuje que ofrece movimiento de innovadores y racionalizadores que, con inventivas y desde un modesto taller, prorrogan la utilidad del obsoleto equipamiento. También dependen del concurso de los trabajadores. Un cambio de imagen trasciende.
La limpieza de los locales, decisiva en la inocuidad de los alimentos, constituye un resorte en la responsabilidad individual y colectiva del establecimiento. Ahí reside, entre otros logros, la nulidad de reclamaciones. El ambiente de trabajo que se percibe allí también incluye la climatización de laboratorios, delimitación del local de comprobación sensorial, cambios de pisos, servicios sanitarios, lavado de tanques, sacos y lateríos y de recibo de materias prima y techados.
Con la llegada de los recursos dispuestos por la Unidad Empresarial de Base (UEB) Conservas y Vegetales, los trabajadores, sin límites de horarios y actividades específicas, acometen las transformaciones. Todo redunda en compromiso y eficiencia económica. Sin embargo, con tantos logros productivos, de atención al hombre, de responsabilidad con los clientes, y de tradición, falta al colectivo, destacado entre los similares del país, un resorte que los impulse a tocar las puertas de una meta laboral: llegar a la Vanguardia Nacional.
Ante la interrogante, García Vergara y otros trabajadores, afirmaron que los papeleos, y la burocracia siempre constituyeron una limitante a la hora de tramitar las documentaciones exigidas en los indicadores de la emulación socialista. No obstante, argumentaron que ese será el propósito para festejar dentro un año y medio las nueve décadas de existencia de conserveros abiertos a continuar hacia adelante con hierros viejos.