Placetas: donde se gestó la Batalla

Una acción militar decisiva dí­as antes de la Toma de Placetas fue el derribo del puente sobre el rí­o en Falcón el 16 de diciembre. Ese mismo dí­a, el poblado de Báez fue liberado por los guerrilleros.

Compartir

El Comandante Ernesto Che Guevara en Placetas durante los días de la Campaña de Las Villas.
El Comandante Ernesto Che Guevara y Aleida March, días antes del inicio de la Batalla de Santa Clara. (Foto: Archivo)
Enrique Moreno Gimeranez
2052
22 Diciembre 2018

Transcurrí­a el mes de diciembre de 1958. Las columnas invasoras del Ejército Rebelde # 2 Antonio Maceo y # 8 Ciro Redondo, bajo las órdenes de los comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara, respectivamente, conquistaban importantes victorias en la provincia de Las Villas.

Los éxitos militares contra la dictadura constituí­an la mayor satisfacción para las tropas del Guerrillero Heroico después de su salida desde el Oriente cubano frente a toda clase de dificultades. La unidad alcanzada el 1 º. de diciembre de 1958 con la firma del Pacto de El Pedrero, en el Escambray, por las distintas fuerzas revolucionarias que operaban en este territorio, habí­a dado sus primeros frutos en la ofensiva contra la tiraní­a.

El Che, máximo jefe de los grupos guerrilleros, habí­a ordenado cortar todo tipo de comunicación del enemigo. Una acción militar decisiva en tal sentido fue el derribo del puente sobre el rí­o en Falcón, en la Carretera Central, en la madrugada del 16 de diciembre. Así­ se impedí­a el enví­o de refuerzos desde Santa Clara, capital de Las Villas. A su vez, permití­a el desarrollo de la operación de la toma escalonada, pueblo a pueblo, hasta llegar a aislar la ciudad principal de la región.

Ese mismo dí­a, el poblado de Báez fue liberado por los guerrilleros. Según refiere el libro  Historia local de Placetas, tras la rendición de los guardias batistianos, los habitantes de Báez redujeron a escombros el cuartel en solo dos horas a golpe de mandarriazos. Los rebeldes continuaron hacia el central Agabama, donde sostuvieron un encuentro con el Comandante Ernesto Guevara en la casa del administrador del central, luego de rendirse la guarnición. Las fuerzas revolucionarias liberaron de manera paulatina otros poblados como Fomento y Guaracabulla.

Desde su llegada a territorio villareño, el Guerrillero Heroico demostró su capacidad militar para el cumplimiento de la misión asignada en esa etapa de la guerra. En primer lugar, logró la unidad revolucionaria, factor imprescindible para la victoria. Por otra parte, golpeó el aparato militar de la dictadura, en especial las ví­as de comunicación con el derribo de puentes, bloqueo de carreteras y corte del ferrocarril central en varios puntos. De esta forma, el paí­s quedaba dividido en dos partes y Oriente solo recibí­a ayuda gubernamental por ruta aérea o marí­tima. Por último, la liberación paulatina de los poblados incrementó la moral combativa de las fuerzas rebeldes, destrozó la del enemigo y suministró el parque de guerra necesario para futuras acciones de mayor envergadura.

Sin embargo, no habí­a descanso para los guerrilleros ni tregua para la dictadura. «Caí­do Cabaiguán, nos dedicamos a atacar Placetas », reseña el Che en su libro  Pasajes de la guerra revolucionaria. La caravana rebelde continuaba en su avance hacia Santa Clara.  

La toma de Placetas  

La Villa de los Laureles representaba un enclave de gran relevancia para las tropas de Ernesto Che Guevara. Según estudios pertenecientes al museo de la localidad, el territorio contaba en su parte urbana con una población aproximada de 30 000 habitantes en 1958 y, además, se encontraba situado a unos 30 kilómetros de la capital de la provincia. Debido a su ubicación geográfica, el municipio constituí­a también un punto estratégico para la comunicación con Cabaiguán, Fomento, Zulueta, Remedios, Camajuaní­ y Caibarién. Estos elementos ratificaban su importancia militar.  

Los investigadores Felicia Crespo y Rolando Ladrón de Guevara señalan que el ataque a Placetas se planificó en el poblado de Nazareno. El combate inició en la madrugada del 23 de diciembre con la llegada de las columnas rebeldes a varias partes de la ciudad, después de una reunión en la casa de Alberto Rojas.

La tropa al mando de Faure Chomón debí­a tomar posiciones en El Liceo, la Iglesia Católica, el colegio San José y el teatro Caridad. Las acciones comenzaron a la una de la madrugada tras el disparo de un fusil M1, señal acordada para el inicio del combate. El grupo dirigido por Luis Alfonso Zayas acampó en El Hogar, ubicado en la Carretera Central a pocos kilómetros de la ciudad, y aguardó por los combatientes del Directorio Revolucionario encabezados por Osvaldo Alpí­zar para la toma.

Según declaraciones de Ví­ctor Bordón Machado en varias fuentes documentales, en Placetas fue atacado el cuartel con tres pelotones suyos y tres del Che. La Estación de Policí­a fue tomada por la tropa de Rolando Cubela (traidor), del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, y el Vaquerito con su pelotón suicida enfrentaba a guardias apostados en los elevados.

Durante la batalla se puso de manifiesto la valentí­a y las cualidades del Comandante Guevara. «Me moví­ varias veces junto al Che en medio de aquella balacera infernal y no le veí­a ni el más mí­nimo signo de miedo en el semblante, más bien preocupado por la situación de sus hombres y que el saldo del cuartel nos causara la menor cantidad de bajas posibles », agrega Ví­ctor Bordón.

Otro elemento de notable relevancia resulta el respeto que inspiraba la figura del Che hasta en las propias filas del enemigo. Después del combate sostenido en la sede de la Jefatura de la Policí­a ondeó una bandera blanca. De acuerdo con el libro  Historia local de Placetas, el teniente José Hernández Rivero manifestó al combatiente revolucionario Osvaldo Alpí­zar su intención de rendirse solo ante la presencia del Comandante del Ejército Rebelde. El Che acudió al encuentro y ante él se entregaron los miembros de la guarnición.

Con posterioridad, las tropas fueron a apoyar a sus compañeros que atacaban los elevados y el cuartel de la Guardia Rural en la parte oeste de la ciudad. Placetas quedó completamente liberada en horas de la tarde.  

Las ondas de la libertad  

El Che comprendió desde sus primeros dí­as en la Sierra Maestra la importancia de la comunicación para llevar la verdad de la lucha revolucionaria al pueblo de Cuba. La fundación de Radio Rebelde en el Oriente cubano resulta un claro ejemplo de ello.

Tras la liberación de la ciudad, la emisora CMHP, conocida como Radio Nacional de Placetas, fue uno de los primeros lugares visitados por Ernesto Guevara.

Argelio Garcí­a Rodrí­guez  (Chaflán)  era el administrador de este medio de comunicación en aquella época y sostuvo un intercambio con el Che en la noche del 23 de diciembre de 1958. Este último manifestó su interés en echar a andar de inmediato la emisora con una planta, ante la ausencia de electricidad en el territorio, para informar de los más recientes acontecimientos a otros pobladores.

La emisora podí­a escucharse por onda media y un repetidor de la Columna 8 Ciro Redondo radiaba sus transmisiones por onda corta.

Antonio Núñez Jiménez, por indicación del Che, redactó y leyó la alocución dirigida al pueblo de Cuba con el objetivo de dar a conocer la victoria rebelde en Placetas y la proximidad de los guerrilleros a la ciudad de Santa Clara. Al mismo tiempo, orientaba a la población sobre sus próximas tareas:  

«Esta hermosa victoria del pueblo contra sus represores es necesario fortalecerla con el apoyo de todos, con la unidad obrera más firme. Este es un Ejército de campesinos, trabajadores, estudiantes, intelectuales, y su misión, además de dirigir y llevar a cabo la guerra contra la tiraní­a, tiene por su función también garantizar la democracia para todos, establecer la libertad de palabra y de pensamiento, hacer la Reforma Agraria con el reparto inmediato de la tierra […] ».

Dicha alocución, divulgada por orden expresa del Guerrillero Heroico, reafirmaba la importancia de la unidad en ese momento histórico, no solo en la lucha contra la tiraní­a, sino también en apoyo a las medidas revolucionarias tomadas en beneficio del pueblo. En este mensaje radial se anunciaba además a la población la inminente batalla de Santa Clara, con la certera afirmación de que pronto toda la provincia de Las Villas serí­a declarada Territorio Libre de Cuba.

La emisora continuó sin descanso con su labor informativa en el intenso perí­odo del 23 de diciembre de 1958 al 1. º de enero de 1959, con transmisiones de los partes guerrilleros, la información sobre la liberación de Remedios y Caibarién, y la comunicación con otras emisoras del paí­s. El Che visitó su sede en varias ocasiones e intercambió con sus trabajadores.  

Antonio Depedro Fuentes comenzó a laborar desde muy joven en Radio Nacional de Placetas como mozo de limpieza y llegó a convertirse en operador de sonido con el paso del tiempo. Según sus declaraciones, Chaflán, el administrador, ofreció café al comandante rebelde en una de sus visitas a la CMHP. Sin embargo, el Che lo rechazó al instante al percatarse de que no alcanzaba para toda la tropa.

Así­ actuaba en la cotidianidad el Guerrillero de América. La labor realizada por los trabajadores de la Radio Nacional de Placetas en aquella etapa mereció el reconocimiento del Che. En una carta enviada el 15 de enero de 1959, exhibida en el Museo Municipal en la actualidad, reconoció su «labor extraordinaria al servicio de la Revolución siendo la primera emisora de Onda Larga que transmitió para el territorio libre de Cuba ». A pesar de sus múltiples ocupaciones entonces, como jefe del Departamento Militar de La Cabaña, conseguí­a tiempo para tener detalles de este tipo con los trabajadores placeteños.  

«Las Tullerí­as »: una reunión necesaria  

Tras la liberación de Placetas, el Che estableció su Comandancia en la habitación con el número 22 del hotel Las Tullerí­as. En este lugar, tal vez a la luz de un quinqué, se reunieron los principales jefes y oficiales para planificar la toma de Santa Clara. El Guerrillero Heroico detalló las misiones e itinerarios precisos de los destacamentos rebeldes.

«A Ramiro Valdés, con 64 combatientes, lo envió a ocupar Sancti Spí­ritus y luego seguir rumbo a Jatibonico. Camilo, en Yaguajay, y la Columna 8 entrarí­a por la parte norte de Caibarién, Remedios y Camajuaní­, y él partió a acampar en la Universidad Central, con vistas al inminente ataque a Santa Clara », según relató Ví­ctor Bordón Machado.

De acuerdo con el investigador Luis Rosario Eiro, la cita en Las Tullerí­as acontecí­a luego de una ofensiva caracterizada por la brillante dirección del Comandante Guevara, la capacidad movilizativa del Ejército Rebelde y el í­mpetu de las acciones combativas. Los planes trazados en aquella habitación placeteña corroboraban cada uno de estos aspectos.

«En la reunión el Che analizó el futuro desarrollo de las acciones, determinó la dirección principal del ataque, la forma de impedir los refuerzos; estableció la cooperación entre las distintas unidades durante las acciones combativas, los métodos y formas de lucha a emplear teniendo en cuenta las fortificaciones del enemigo y las particularidades de estos combates, pues el escenario donde se producirí­an los enfrentamientos era capital de provincia y el enemigo tendrí­a dominio absoluto del aire », refiere Rosario Eiro.

La toma de Placetas reviste una gran significación en el marco de la campaña del Ejército Rebelde en Las Villas. En primer lugar, evidencia las capacidades del Che como estratega de la lucha guerrillera y sus cualidades como ser humano, pendiente de cada detalle de los integrantes de su tropa y los trabajadores civiles de la localidad.

Por otra parte, la estrecha vinculación del Guerrillero Heroico con la emisora CMHP demuestra el papel estratégico que le otorgaba a la comunicación con el pueblo. Además, la reunión efectuada en el hotel Las Tullerí­as confirma su acertada planificación de los aspectos principales de la ofensiva a la capital provincial, y el aporte material y moral de la toma de Placetas para la liberación de Santa Clara.  

Comentar