Parque Leoncio Vidal en 1961, (Foto: Tomada de Internet)
Centro Provincial de Patrimonio Villa Clara
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11 Julio 2019
11 Julio 2019
hace 5 años
Desde los primeros años se destinó en este lugar un cuadrilátero irregular a partir del cual, desde sus ángulos o esquinas, consideradas hoy las más antiguas, se delinearon las primeras calles.
Realizado en Filadelfia por el escultor Thomas Riscat, construido en granito gris y rosa (de Boston), se inaugura el 15 de julio de 1884 el Obelisco a la memoria de los sacerdotes Juan Martín de Conyedo y Francisco Hurtado de Mendoza, destacados por su labor educadora y la gestión para la construcción de los templos de la ciudad y escuelas para niños pobres y desamparados. Fue una donación de Doña Marta Abreu de Estévez para su pueblo y tuvo un costo de 5000 pesos en oro.
El 4 de marzo de 1899 se reúne el Ayuntamiento de Santa Clara y se toma el acuerdo, a propuesta del concejal Enrique del Cañal, de nombrar a la plaza Parque Leoncio Vidal Caro en honor al Coronel del Ejército Libertador caído en este lugar el 23 de marzo de 1896 durante el asalto a la ciudad.
En 1911 se construye la Glorieta en el lugar escogido como centro del Parque de acuerdo con el nuevo proyecto, para guarecer a los músicos que ejecutaban las tradicionales retretas.
En 1923 comienza a demolerse la Parroquial Mayor.
En 1924, en línea recta con la Glorieta y el obelisco, se coloca, en el mismo sitio donde antes se ubicaba el campanario de la Iglesia, la estatua de Marta Abreu de Estévez. La Sra. Rosalía Abreu, hermana de Marta, tuvo a cargo los detalles para materializar la idea de este monumento, y eligió para ello al escultor parisino August Millard. Fundida en bronce sobre pedestal de granito verde oscuro, presenta en su base alegorías de la obra benefactora y el patriotismo de Marta (en tres de sus lados) y al frente el escudo de la ciudad. Es una representación sedente y lleva en las manos un libro escrito por su esposo, Luis Estévez, Desde Yara hasta Baire.
Debajo de la estatua se enterró una caja de plomo construida ad hoc que contiene un ejemplar de cada uno de los periódicos locales, una colección de monedas nacionales de plata, una colección de fotos de la Iglesia Parroquial Mayor antes y después de su demolición, un ejemplar de la novela Los vidrios rotos, de Francisco López Leiva, un ejemplar de la invitación hecha para el acto, un soneto del Sr. Augusto Vidaurreta y un acta firmada por los concurrentes al acto.
Para la remodelación del Parque en 1925 se planeó construir una fuente, también en línea con la Glorieta y el Obelisco, para la que era necesario conseguir una figura central. Las casas de objetos de arte enviaron sus catálogos de sugerencias y el Coronel Francisco López Leiva, escritor costumbrista de la ciudad, hizo gestiones para la compra de la figurilla del Niño de la bota infortunada en una casa de objetos de arte de New York.
Esta figurilla representa a uno de los niños tamborileros que acompañaban a los soldados estadounidenses en la guerra de secesión.
El 15 de julio de 1927 se devela el busto del Padre Chao, realizado en Italia con mármol blanco y dedicado a la memoria de este padre que, siendo español, se destacó por su atención constante a las víctimas de la Reconcentración de Weyler en nuestra ciudad.
El 23 de marzo de 1929 se devela el busto de Leoncio Vidal Caro, realizado en Italia, con mármol de Carrara, en el lugar donde había caído el patriota. En la remodelación de 1959 se cambia de lugar.
El parque ha sido escenario de importantes batallas en las luchas por nuestra liberación nacional (1876, 1896, 1958) y testigo de manifestaciones estudiantiles, conmemoraciones patrióticas y celebraciones culturales y militares.
En su entorno se agrupan inmuebles de alto valor arquitectónico, testigos de la historia y la cultura de nuestra ciudad.
Las construcciones a través de los años fueron superponiéndose unas sobre otras, lo nuevo sobre lo viejo, dando paso al eclecticismo que predomina hoy en las edificaciones del centro histórico. Podemos encontrar en la zona mencionada inmuebles que son importantes exponentes de la evolución constructiva de la ciudad en sus diferentes etapas.
Teatro La Caridad
Es una edificación de estilo neoclásico, que terminó de construirse en el año 1885, y abrió sus puertas por primera vez el día 8 de septiembre, día de la Virgen de La Caridad. Este inmueble se construyó a expensas de Doña Marta Abreu de Estévez, quien tuvo la intención de dotar a Santa Clara (su ciudad natal, y a la que tanto amaba) de tan exquisita prenda arquitectónica y artística, y destinar los fondos que se recaudaran en beneficio de los pobres de la ciudad. De esa hermosa idea proviene el nombre del teatro.
Este edificio se ha restaurado en varias ocasiones, la última en 1988. En su interior se conservan valiosas pinturas (murales y de caballete), las tallas en madera y la carpintería fina original; además de los bustos de mármol, creados por el artista cubano Miguel Melero, que están situados en el vestíbulo y representan a dos importantes dramaturgos hispanos: Echegaray y Calderón de la Barca.
Hotel Florida
Es una edificación de estilo ecléctico, que se construyó en la segunda década del XX.
En la planta baja presenta varios portales de uso público con acceso a este por grandes vanos rectangulares y sin cierre lateral.
Presenta un balcón corrido abalaustrado en el segundo nivel y balcones independientes del mismo tipo, en el tercero, reposando sobre ménsulas decoradas. Las puertas de los balcones están resaltadas por un encuadramiento.
En el segundo y tercer nivel existen pilastras con capitel jónico. La carpintería de los niveles superiores es francesa con lucetas monocolor. La azotea está rematada con un pretil abalaustrado.