
Con 86 años cumplidos, Mario Alfonso Alfonso no descansa. Como cederista destacado cumple las funciones de Vigilancia del CDR. Durante más de 20 años fungió como presidente.
Cada 27 de septiembre se encarga de cocinar la caldosa en espera del nuevo aniversario de la organización. Este año no será posible debido al aislamiento social por la COVID-19.
La situación de confinamiento le incomoda, pues es un hombre activo. Le gusta caminar por el barrio para palpar de cerca la realidad.
Hoy, a Mario le preocupa el funcionamiento de la organización.
«No es la misma generación de mis tiempos dice, los jóvenes de ahora no quieren asumir responsabilidades, el activismo se ha debilitado ».
Como fundador de los CDR ha recibido varias condecoraciones; una de ellas, la medalla 28 de Septiembre y el sello 20 Aniversario.
Mario es miembro de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana porque participó en la limpia del Escambray y en la batalla de Playa Girón. Actualmente, también es el secretario del núcleo zonal del Partido Comunista de Cuba.
Al preguntarle cuál es la fórmula para mantenerse tan activo a su edad, responde: «Caminar, esta pandemia me tiene desesperado, porque no soporto estar dentro de la casa. Mi vida es estar parado todo el día delante de un fogón ».
El cocinero
Durante casi 30 años, Mario se dedicó a ser el cocinero de la casa de visita de La Riviera, en Santa Clara. Allí atiende todavía todas las visitas de primer nivel que llegan a la provincia, a pesar de estar jubilado.
La más significativa fue la del Comandante en Jefe Fidel Castro, a quien le elaboró comidas desde 1966, tanto en La Habana como en Villa Clara.

«Él no tenía preferencia por ninguna comida, pero le gustaba el marisco », recuerda.
Prácticamente a todos los comandantes de la Revolución los ha atendido. Rememora cómo en una ocasión el General de Ejército Raúl Castro vino al territorio y le dijo: «Chico, desde que salí de Birán no me como unos garbanzos fritos ». Mario le prometió que se los haría y así fue.
Tanto le gusta cocinar, que es quien hace el desayuno, el almuerzo y la comida en su casa. Con él viven su hija y una nieta, pero no hay quien lo convenza de no cocinar.
Puede decirse que en esos menesteres es un innovador. Recuerda que una vez vino Fidel a Villa Clara y le pidió hacer croquetas. Las elaboraron juntos. Y es que el Comandante, como dice Mario, «era un vacilón en la cocina. Llegaba y levantaba la tapa de todos los calderos. Si le daba la gana te decía que él no iba a comer lo que se había cocinado, como la vez que se le ocurrió elaborar unos espaguetis ».
El venidero 11 de diciembre, Mario llegará a los 87 años. Asegura que de salud se siente bien, solo algunos achaques normales de la edad, como la presión arterial, la cual tiene controlada. Aspira a vivir unos cuantos años más. «Llegaré por lo menos a los 90 », afirma sonriente. Confía en que en ese lapso de tiempo los CDR mejoren, más ahora, con Gerardo Hernández Nordelo como coordinador nacional.
«Pero el problema principal está en la base, a nivel de municipio y de zona. Ahí donde debemos estar siempre vigilantes », concluye.