
« ¡Qué tal, científico! ¿Cómo está el tema de las biofábricas? ». Así lo saludó Fidel en la recepción del Instituto de Biotecnología de las Plantas (IBP); y, aunque el Dr. C. Manuel Alejandro de Feria Silva conocía la buena memoria del Comandante, no podía creer que lo recordara después de cuatro años.
«Durante el VI Congreso de la Juventud en 1992, intercambiamos sobre la creación de una red de biofábricas en todo el país, y la necesidad de hacer frente a la falta de insumos que provocaría el período especial. Me asombró aquel 30 de septiembre, porque no solo se acordaba de mí, sino del tema de un debate que duró apenas media hora », relata el actual director de Producción del IBP.

Como secretario del núcleo del Partido del centro de investigación, De Feria Silva acompañó al Comandante en Jefe en su recorrido por las instalaciones, para ponerlo al tanto de la labor investigativa y productiva que desarrollaban los profesionales del instituto.
«Fidel concibió el centro apenas supo de los resultados científicos, en materia de biotecnología vegetal, obtenidos en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Central “Marta Abreu†de Las Villas (UCLV) desde la década de los 80. En plena crisis económica, se destinaron costosos recursos para montar laboratorios con un equipamiento de primer mundo, porque su visión casi profética auguraba los mejores resultados.
El legado de Fidel en el IBP
El IBP abrió sus puertas el 19 de noviembre de 1992. Concebido inicialmente para la producción de semilla original de papa a través métodos biotecnológicos, muy pronto diversificó sus áreas de investigación.
Según la Dra. C. Marisol Freire Seijo, directora de Ciencia, Tecnología e Innovación en el instituto; todas las investigaciones tributan a programas nacionales, proyectos de desarrollo local o estudios que acceden al Fondo Nacional de la Ciencia. La combinación de proyectos propios e internacionales garantiza el soporte organizativo y financiero.

«El quehacer científico-tecnológico de la entidad se sustenta sobre tres líneas fundamentales: la propagación de plantas, el mejoramiento genético y el desarrollo tecnológico. El objetivo de los investigadores radica en cerrar el ciclo del laboratorio al campo y transformar el conocimiento en productos comercializables, que bien pueden ser semillas de alto valor o servicios de asesoría y capacitación », explica la especialista.
De acuerdo con el Dr. C. Manuel Alejandro de Feria Silva, los estudios que ocupan a los 20 investigadores del IBP resultan tan diversos como pertinentes.
«Continuamos trabajando con el café, para llevar las semillas a todos los macizos montañosos de Cuba. Con la embriogénesis de plátanos o bananos apoyamos la red de biofábricas del país. La producción de especies ornamentales tributa a un proyecto de desarrollo local en Santa Clara. Estamos investigando el cultivo de la piña, muy demandado a nivel nacional e internacional. También nos interesan las plantas de aloe, potencialmente exportables para las industrias cosmética y farmacéutica. Nos dedicamos a las especies forestales e incursionamos en frutales como la fresa, que también goza de gran aceptación », detalla el director de producción.

Entre las ventajas de vender las semillas de alta calidad en mercados extranjeros, De Feria Silva destaca la posibilidad de costear la importación para consumo interno con exportaciones relativamente discretas. Asimismo, aboga por estrategias nacionales que permitan elevar las producciones de semillas originales para disminuir, paulatinamente, la compra en el exterior.
El hecho de que el instituto esté enclavado en el campus de la UCLV enriquece el ejercicio académico de los profesionales, quienes a la faena del laboratorio suman la docencia de pregrado y posgrado en la Facultad de Ciencias Agropecuarias. Además, el IBP oferta una maestría y un doctorado en Biotecnología Vegetal, y hospeda la revista científica homónima.
A 24 años de la visita del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, los esfuerzos para producir semillas de alto valor, sustituir importaciones, desarrollar productos exportables y contribuir a la soberanía alimentaria del país constituyen un reflejo de la proyección científica del líder de la Revolución.