Los exagentes de los órganos de la Seguridad del Estado, de izquierda a derecha, Moisés Rodríguez Quesada, Carlos Leonardo Vázquez González y Carlos Manuel Serpa Maceira y rindieron homenaje al Comandante Ernesto Che Guevara. (Foto: Dalia Reyes Perera/CMHW)
Ricardo R. González
@riciber91
1834
15 Septiembre 2022
15 Septiembre 2022
hace 2 años
Este no es un filme de ficción de agentes infiltrados, hay demasiada realidad y descomunales sacrificios. Por eso al preguntar cuál sería la cualidad de hombres que vivieron con doble cara y dualidad de nombres por defender causas justas, coinciden en responder que se le atribuye a la posibilidad de encarnar a un «buen actor ».
Ahora son exagentes de los órganos de la Seguridad del Estado, como en los casos de Carlos Manuel Serpa Maceira, bajo el seudónimo de Emilio, Moisés Rodríguez Quesada (Vladimir) y Carlos Leonardo Vázquez González, quien arropaba a Fernando, y están de recorrido por diferentes sitios villaclareños en diálogo con el pueblo.
En el Salón de los Escudos del Gobierno Provincial se reunieron con una representación de la prensa. Desde allí fluyeron anécdotas, algunas simpáticas, otras más duras, en una plataforma erigida sobre hechos verídicos, bajo la intolerancia de aceptar una traición, y con esas emociones que rondan por el ser humano y se hacen necesario maquillar.
Para Serpa existen varias coincidencias que estrechan sus lazos con la Patria. Nació un 10 de octubre y llevó en su «otra vida » el nombre de Emilio, el de su abuelo de puras raíces cubanas que no admitía los dobleces.
Habló con pasión de sus inicios en la emisora Radio Ciudad Banderas, de su natal Cárdenas, y del cumplimiento de diferentes misiones desde 2001 en que ocupó múltiples responsabilidades en la contrarrevolución.
Entonces relató cuando fue expulsado de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), uno de los dolores más intensos de su vida sin poder decir la verdad, para convertirse en un reportero independiente al servicio de Radio y Televisión Martí y representante para la prensa de las Damas de Blanco.
«Viví momentos muy complejos, pero puedo morir tranquilo », sentenció.
Como una especie de examen de conciencia Carlos Serpa considera que para él resultó su Moncada, su Sierra Maestra, su Crisis de Octubre… en los que por edad no pudo participar, mas siempre hay tiempo para demostrar ese amor intenso por este archipiélago caribeño convertido en la Patria grande.
En el caso de Moisés Rodríguez Quesada tampoco escapan los instantes difíciles desde su inicio en la Seguridad del Estado a partir de sus pocos años de edad. Está consciente de que cada servicio de inteligencia de un país tiene su academia y se necesita mucha dosis de equilibrio a fin de cumplimentar la misión.
Otra vida personal que encontró sus contratiempos como la interrupción de su primera luna de miel y dejar a quien entonces era su esposa en espera en una habitación del hotel Riviera.
«Me llamaron estando allí que debía salir a una misión en Pinar del Río, por lo que controlar las emociones constituye una carta de triunfo en este trabajo », confiesa.
Luego tuvo que jugar a doble cara y consumar un matrimonio con una representante del gobierno de los Estados Unidos en ejercicio de sus funciones en Cuba; sin embargo, está consciente de que el entrenamiento posibilita lecciones de aprendizaje sobre la marcha para llegar hasta el final.
Y no menos complicada fueron las situaciones experimentadas por Carlos Leonardo Vázquez González, el médico que permaneció 25 años en las filas enemigas. Tan difícil como ejecutar los diagnósticos como especialista en Oncología y en Medicina General Integral.
Su historia comenzó poco tiempo después de graduarse en 1991, y el hecho de ejercer la medicina le abrió las puertas para acercarse a determinadas familias y proyectos de la oposición.
Un hombre que no esconde sentimientos y por momentos se le quiebra la voz al recordar mucho a su hijo, residente fuera del país, sin saber cómo serían sus reacciones porque, en definitiva, los lazos filiales no se pueden separar.
«Ya cuando llegó el momento de la verdad recibí la tranquilidad espiritual más grande mi vida al escucharle decir: Papá, yo te amo y admiro las ideas que tú defiendes ».
Serpa, Moisés y Carlos son de carne y hueso, hombres que sienten, padecen y sacrificaron a sus respectivas familias, que mantuvieron emociones ocultas para lograr objetivos. Quizás hasta lágrimas a escondidas porque es incierto eso de que los hombres no lloran, pero están sus obras, las que salvaron a un país y a su pueblo ya que para ellos ser cubanos resulta el mayor privilegio compartido.